303 millones de creadores de contenido a nivel mundial: ¿Tiene sentido que tantos se enfoquen en lo mismo?
Y por qué el exceso de creadores no hace más que beneficiar a tecnológicas y empresas relacionadas
Storybakers:
Esta vez me he puesto políticamente incorrecto.
O para decirlo en nuestros términos, mediáticamente incorrecto.
Julián Gallo me motivó cuando cuestionó a Infobae como un “monumento al clickbait” por su estrategia en Twitter con su “primicia mundial”.
Esos tuits en modo cuenta regresiva generaron tanto ruido previo como decepción al momento de conocerse de qué se trataba.
No iba ni de Messi ni del Papa Francisco, como muchos especularon.
Tampoco era una información que sacudiera a algún gobierno.
Se trató del acceso que tuvo Infobae al informe del Mossad sobre el ataque a la Embajada de Israel que derivaron en la muerte de 22 personas el 17 de marzo de 1992.
¿De valor periodístico? Sin duda.
¿Exagerada la promoción y expectativa? También.
¿El resultado? Memes por doquier hablando del humo vendido por Infobae.
Pero lo que más aprecio de esa intervención de Julian en Media Party no es el cuestionamiento a Infobae.
Por mucho el medio en español que mejor ha entendido cómo crecer y hacer negocio bajo las reglas actuales del negocio.
Esas que van de alcance, de astucia algorítmica y de ganar audiencia a como dé lugar.
Incluso valoro el modo en que Infobae pasó de concentrarse en notas informativas rápidas y cortas a ejecutar una estrategia de historias extensas en prácticamente cualquier tema.
O que ahora se atreva a meter los pies al terreno del periodismo más profundo y personal a través del lanzamiento masivo de 15 podcasts y 40 newsletters.
Lo que destaco del comentario de Julián es que en un foro público sobre medios alguien se atreviera a rebatir lo que entre los propios medios consideramos éxito.
La industria dice querer cambiar.
Es necesario que cambie.
Los medios, incluso los que han logrado domar a la bestia algorítmica, no son tan grandes a nivel negocio como se quisiera.
Los lectores perciben a los medios más como oportunistas que como oportunos.
Desconfían de ellos y de sus intenciones.
Los periodistas están fastidiados de lo que se les paga y de aquello por lo que se les paga.
Si los principales involucrados en la industria no están conformes, ¿tiene sentido que nos concentremos en celebrar los resultados de esa carrera que en el fondo nos ha hecho daño?
¿En verdad los foros especializados tienen que ser para elogiarnos unos a otros con las cifras gigantescas que tenemos en vez de realizarnos cuestionamientos de frente para entre todos construir una mejor industria?
¿En verdad los principales responsables de lo que nos pasa son Google, Facebook, la sociedad que no lee, los jóvenes que se divierten en TikTok o los creadores que banalizan el periodismo?
Tengo una hipótesis:
Si todos los grandes talentos que viven dedicando su tiempo a cómo tener grandes cifras de audiencia a partir de la conquista del algoritmo se dedicaran a pensar cómo fomentar una industria en la que el modelo de negocio encaje con esa responsabilidad y compromiso que se suponen propios del periodismo, estaríamos en un mejor lugar.
¿Y saben qué es lo más curioso?
Que una búsqueda en Google sobre la primicia mundial de Infobae nos arroja como primer resultado a un medio deportivo explicando de qué iba esa tendencia.
Un medio deportivo cubriendo la “venta de humo” de un medio generalista que ha revelado una información sobre un atentado.
De ese tamaño es el extravío de nuestras identidades como medios.
De eso hablo en mi just chatting sonoro.
Lo deseable es que en el mundo hispanoparlante nos atrevamos a cuestionar sin que ello se considere una agresión.
Lo deseable es que se pueda hacer contenido de industria y tener pláticas de industria sin que lo que prime sea la gestión de las relaciones públicas.
Duele decirlo, pero aún no estamos listos para esa conversación.
¿O sí?
En Panmedials, los medios de la pandemia, hago un repaso a las decisiones que llevaron a los medios a su estado de crisis actual.
Propongo también un camino a seguir para salir de esa pandemia en la que nos metimos.
Adquiere aquí Panmedials, los medios de la pandemia, en versión física o digital.
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La Creator Economy sigue creciendo.
Hay 303 millones de creadores de contenido a nivel mundial.
Incluso más, dado que el estudio se concentra en 9 países.
165 millones de esos creadores se sumaron en los últimos 2 años.
En ese mismo lapso, el número de creadores en Estados Unidos creció un 40% para alcanzar 34 millones de creadores.
De esos 303 millones de creadores, los millennials representan un 42%.
La generación Z un 14%.
Lo cuenta Adobe en “Future of Creativity”.
El reporte completo lo pueden descargar aquí.
Mi primera reacción es celebrar.
Maravillarme con el fenómeno social que representa que la gente pueda vivir de su obra.
Yo mismo lo estoy haciendo.
Pero después me pongo a pensar en lo que ha ocurrido cada que hablamos en grandes cantidades.
Pensamos que entre más usuarios hubiera en las redes mejor sería para todos.
En la práctica no ha sido así.
Ha quedado demostrado que la idea de crear espacios tan abiertos termina derivando en espacios propensos a la ingobernabilidad y la polarización.
Pensamos que entre más contenido hubiera estaríamos mejor como consumidores.
Pero ha quedado demostrado que hacer contenido en grandes cantidades no es ni un buen negocio ni una alternativa que de verdad funcione frente a la abundancia de oferta para los usuarios.
Netflix atestigua.
Ahora se pregunta cómo hacer menos pero mejor contenido.
Pensamos también que los medios estarían mejor en un contexto en el que cualquiera pudiera lanzar su propia organización.
Los números señalan que la sociedad desconfía más que nunca de los medios y que existe un creciente desinterés por consumir noticias.
El exceso llevó al fastidio.
A la baja de calidad.
A la pérdida de confianza.
Siempre he dicho que la Creator Economy es lo mismo que la Gig Economy pero empaquetada de mejor forma.
Creas contenido para las plataformas antes que para ti.
El poder de esos 303 millones de creadores es el que necesitan las redes para vender publicidad.
Porque si se tratara de otro modelo de negocio no harían falta tantos creadores.
Harían falta mejores creadores que se hicieran de comunidades con las que pudieran monetizar.
¿Debemos los creadores emocionarnos por el hecho de que haya 303 millones de personas haciendo lo mismo que nosotros?
¿Es en verdad deseable una sociedad obsesionada con el marketing personal y con convertir en negocio todo lo que sabe o piensa saber?
La competencia es siempre sana y positiva.
Te lleva a innovar, a buscar romper esquemas.
Pero el exceso de competencia sin barreras de entrada para que los míos se conviertan en los tuyos carece de sentido.
En las redes los creadores no tenemos control de nada.
Si una red quiere impulsar nuevos creadores, esos que son tuyos acabarán viendo a otros sólo porque el algoritmo lo decidió.
Si una red decide que los contenidos políticos no van más, podrás seguir creando pero sin el impulso algorítmico aquello nunca tendrá alcance.
Si tú eres un fotógrafo que hizo de Instagram su plataforma pero un día ésta decide que lo suyo es el video, importará un carajo el trabajo que has realizado.
La Creator Economy estaría mejor con menos creadores mejor remunerados.
Se entiende que Adobe se entusiasme con los 303 millones de potenciales compradores de sus herramientas.
Que TikTok se encargue de crear sus propios famosos para dominar la conversación.
Que todas las tecnológicas te hablen de la revolución que se está viviendo.
Lo que no se entiende es que vayamos todos obedientemente a meternos a ese tablero en el que somos una ficha de las 303 millones que están a su disposición.
La Creator Economy es una oportunidad de cambiar nuestras vidas.
Sólo debemos estar conscientes que quienes en verdad lo conseguiremos seremos (me incluyo porque a eso aspiro) apenas unos cuantos.
Más vale que lo tengas claro.
Hace falta que las amenazas de la Creator Economy no se cuenten en letras chiquitas.
El exceso nunca ha sido bueno.
El exceso de creadores tampoco lo será…
Muchísimas gracias, Mauricio. Qué buenas reflexiones. Comparto muchas de ellas. Este en concreto "Creas contenido para las plataformas antes que para ti" me ha llevado a replantearme parte de mi estrategia. De hecho, lo que pasa ahorre la creator economy y las plataformas ya lo vivimos hace años en las redacciones... déjà vu en toda regla. Un abrazo