65% de la generación Z se declara creadora de contenido en video; las comunidades opacan al generalismo
Storybakers:
Estas son las tendencias que tendrían que importarnos.
Las que explican cómo, cuándo y por qué las nuevas generaciones consumen contenido.
Mientras los medios se aferran a su obsesión por las métricas que les hablan de millones de lectores y a la ceguera de taller de no estar viendo más que sus números, el barco de las nuevas generaciones ha zarpado hacia rumbos desconocidos para los medios.
El reporte más revelador cada año es el Culture and Trends Report de YouTube.
En la edición 2024 hay dos hallazgos que funcionan como pinza para explicar qué está ocurriendo con el consumo de contenido.
El primero pasa porque un 65% de la generación Z se considera creadora de contenido en video.
El segundo porque el 80% asegura consumir contenido de la persona de la que es fanática al menos una vez por semana.
La primera habla tanto de oportunidades como amenazas.
Es una oportunidad porque entre la generación Z se encuentra a una audiencia deseosa tanto de consumir como de crear.
Pasamos así de la audiencia pasiva a la activa.
Se explica así el fenómeno que ha sido en distintos países La Casa de los Famosos.
Se explica así también el éxito de la Drag Race de RuPaul.
En el propio reporte se habla de la creación de mil 500 horas de contenido por parte de fanáticos que hacen las veces de creadores.
Lo mismo ocurre con House of the Dragon y toda la conversación que se genera después de la publicación de cada episodio.
Es una amenaza porque el tablero de la creación de contenido seguirá sobrepoblándose.
Porque las tecnológicas se han encargado de hacer cada vez más fácil que cualquiera cree contenido.
A veces con una pieza original.
Otras tantas clipeando o editando el contenido generado por un tercero.
Queda entonces una tercera lectura que fortalece el entendimiento de las nuevas formas de consumo.
Un 66% pasa más tiempo viendo contenido que discute o analiza algo antes que en el producto en sí.
Ese dato, aunque parezca más orientado a los productos de consumo, aplica con precisión para los medios y el periodismo.
La audiencia hoy se engancha mucho más a la exploración de causas, al análisis, a la opinión y la explicación antes que a la nota informativa en sí.
Porque es en ese segundo grado de profundidad en el que aún existe una pequeña oportunidad de diferenciación.
Una diferenciación que bien ejecutada puede llevar a la creación de comunidades.
Esas que son indispensables para garantizar que la gente invierta su tiempo con nosotros.
YouTube confirma para el video largo lo que TikTok nos había enseñado en el video corto.
El consumo se está nichificando.
Se está dividiendo no sólo por temas sino por comunidades.
Si antes la batalla era temática, ahora la batalla es por ser el máximo referente de un rubro en particular.
De acuerdo al propio YouTube, un 73% de sus fans utilizan la plataforma para ver contenido para profundizar sus fanatismos.
Habla de que es más que el promedio en otras redes sociales, a las que ubica con un 32%.
Tiene sentido dado que mientras que en TikTok el descubrimiento es algorítmico.
En YouTube el consumo es decidido.
Dado que el consumo se produce a través de comunidades, los creadores y los medios se convierten en prestadores de servicios que han de tener enfoque en atención al cliente.
Lo que pasa no sólo por lograr que te consuman, también por incentivar la conversación, ser parte de ella y generar múltiples llamados para alimentar la pertenencia hacia dicha comunidad.
Las cifras entregadas por el Culture and Trends Report de YouTube validan la importancia de humanizar al talento donde quiera que se encuentre.
De crear espacios comunitarios alrededor de la información más que concentrarse únicamente en el qué.
Y de generar motivos para que la propia audiencia se encargue de clipear lo que medios, periodistas y creadores generan.
Es ahí donde los medios no han entendido cómo jugar.
Mientras que los medios replican sus transmisiones televisivas sin la esperanza de que aquello resulte de interés para que la audiencia genere sus propios clips, periodistas independientes y creadores aprovechan las dinámicas de Twitch y Youtube para que sus comunidades se encarguen de crear nuevas piezas.
El futuro va de comunidades.
Comunidades que seguirán desafiando el generalismo hasta amenazarlo con la extinción.