A un año de la llegada de Elon Musk, Twitter es un caos... y sin embargo se mueve
Un repaso a los erráticos tiempos de Twitter/X en manos de Elon Musk
Storybakers:
Elon Musk adquirió oficialmente Twitter el 27 de octubre del 2022.
Lo hizo por 44 mil millones de dólares.
Hoy el valor de la empresa es de menos de la mitad.
El propio Elon la sitúa en los 20 mil millones de dólares.
El Blue Chip Growth Fund habla de que Twitter vale un terció de la cantidad en que Elon Musk la adquirió.
La cifra exacta sería 13 mil 300 millones de dólares.
El tráfico a la plataforma también se ha reducido.
Desde Similar Web reportan una caída del 14%.
En el ecosistema Android, la aplicación reporta un declive del 14.8%.
Sensor Tower habla también de un derrumbe del 13% con un uso de 91 millones de horas por día.
A nivel comercial las cifras son también desalentadoras.
Elon Musk ha traído más incertidumbre que certezas a los anunciantes.
Aún en la opacidad tras su conversión en empresa privada, Bloomberg reportó una caída cercana al 89% en lo que refiere a los 10 anunciantes más grandes de Twitter/X.
La llegada de Linda Yaccarino como CEO ha sido vista más bien como un guiño bien intencionado pero anecdótico que como un movimiento que cambiará el rumbo de X.
Para la industria, Linda no es en realidad la CEO de Twitter/X.
Se ha visto débil en sus comparecencias públicas.
Imprecisa en sus datos.
Como cuando X salió a corregir la cifra de 225 millones de usuarios diarios dada por Yaccarino.
Descuidada en sus internvenciones como CEO.
Como cuando en la misma entrevista dentro de la Code Conference 2023 mostró el home de su smartphone sin que fuera posible identificar el icono de X entre las aplicaciones que utiliza.
Hoy son pocos los que confían en la “everything app” que tanto ha prometido Elon Musk.
Elon ve una transformación en la que cada vez menos creen.
“We’re rapidly transforming the company from what it was, sort of Twitter 1.0, to the everything app.”
Desde que Elon se hizo con Twitter no han faltado los anuncios, aunque sí las ejecuciones exitosas.
La opción de recibir y realizar llamadas de audio y video ha sido implementada hace unos días sin mayores resultados.
La desaparición de los titulares de las noticias compartidas ha sido objeto de críticas por abrir aún más espacio a la desinformación.
A la fecha sigue sin dar con las funciones precisas para hacer que el pago de una suscripción sea por algo más que ganar la visibilidad que difícilmente puede alcanzarse sin inversión.
La verificación paga le ha provocado que el que destaque no sea el más confiable sino el que se pasa por la caja registradora.
Y sin embargo Twitter se mueve.
Se mantiene como la obsesión de los periodistas.
También de los aficionados al deporte.
Para estos, según el New York Times, Twitter/X alcanza la categoría de indispensable.
Las conversaciones se siguen produciendo en X.
En muchos sentidos TikTok ha llegado a ocupar su lugar.
Ahí también se dan breaking news que terminan haciéndose virales.
Como el que me ha tocado vivir en carne propia filtrando los nombres de cada uno de los presidentes de la Kings League Americas.
Pero es Twitter donde recibimos mensajes directos y validaciones de gente altamente calificada en la industria.
Es Twitter donde más existe la percepción de haberse convertido en tema de conversación.
Es Twitter donde acudimos a buscar la información minuto a minuto de lo que ocurre frente a los breaking news.
Como ha ido ocurriendo con el enfrentamiento armado entre Israel y Palestina.
O como ha ocurrido con los desastres provocados por el huracán Otis en Acapulco.
A Elon se le ha criticado mucho por forzar la generación de ingresos vía suscripción.
Pero en realidad ese planteamiento no es tan distante al que Facebook, Instagram e incluso ahora TikTok están impulsando.
Pagar por alcance ha sido desde hace años uno de los negocios principales de las plataformas sociales.
Ninguno lo había estructurado como Elon a través de una especie de alcance VIP con un costo fijo.
El Twitter de Musk es caótico.
Para algunos está muriendo.
Pero su relevancia va más allá de Musk.
No se ve que pueda morir la única plataforma en texto capaz de mantener una base de usuarios más o menos estable.
No se ve que pueda morir esa plaza pública en la que se vierten las filias y las fobias de una sociedad tan polarizada en el timeline como en las calles.
No se ve tan factible, pese a todo, imaginar este mundo sin un espacio como Twitter para entender qué tan jodido está el mundo.
Queda claro que no será Threads.
Queda claro que tampoco serán Instagram o Facebook en una extraña reconversión.
Son los tiempos turbulentos de Elon.
Pero también los del mundo en que vivimos.
Con huracanes, guerras y populismo, vale decir que X y el mundo son tal para cual.
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