Ahora o nunca para los medios frente a la IA
La demanda de miles de millones de dólares que encabezan medios como el New York Times y News Corp
Storybakers:
Me encuentro en El Salvador.
Ayer me tocó impartir una capacitación para el equipo editorial, comercial y de tecnología de la Prensa Gráfica.
Este jueves me toca participar en el Social Media Day 2023.
Hablaré del futuro de las historias en la era de la inteligencia artificial.
Hace unos días, como parte de la SIP Connect en Miami, la obsesión era la misma.
¿Qué va pasar con los medios en el futuro?
¿Qué va a pasar con las historias y sus creadores frente a la proliferación de la inteligencia artificial?
La sensación que prima es la de tragedia.
Por más que se incentiva el optimismo a partir de los usos que facilitan el día a día del trabajo creativo al interior de una redacción, la falta de reconocimiento económico y autoral termina siendo más poderosa.
Lo es porque estamos frente a un escenario que en cierto modo ya hemos experimentado.
Es de nuevo un punto de quiebre en que la tecnología ofrece una disrupción que pone en jaque a los medios.
Queda la sensación de que o se suman a la ola o quedan obsoletos.
Pero ese sumarse a la ola representa también el riesgo de volver a entregarlo todo a cambio de casi nada.
Como pasó con los medios cuando entregaron su audiencia a Facebook a cambio de un alcance que hoy les es negado.
Como pasa con el posicionamiento en buscadores como una prioridad incluso más relevante que la satisfacción de los lectores para la mayoría de la industria.
En su momento, como cuenta Ben Smith, los grandes medios tuvieron que conformarse con acuerdos que se contaban en millones.
En su momento se habló de un pago anual entre el 2019 y 2022 de 20 millones de dólares para el Times, 15 para el Washington Post y 10 millones para el Wall Street Journal.
Aquellas negociaciones ocurrieron a destiempo para los medios.
Para entonces Facebook ya había obtenido el máximo provecho posible del contenido de los medios.
Esos pagos a través de la Facebook News Initiative ocurrieron cuando ya las noticias habían dejado de ser prioridad a partir de las interacciones significativas.
Ahora los medios parecen estar un poco más a tiempo.
Aunque parte del daño está hecho.
Otra vez las tecnológicas fueron contra las reglas abrazados por la promesa de que su intención no pasa más que por construir un mundo mejor para todos.
Entrenaron a la inteligencia artificial a partir del contenido de terceros.
Esta vez ni siquiera ha estado la carnada del alcance.
Esta vez los medios ni siquiera tuvieron la posibilidad de negarse a la tentación.
Esta vez las tecnológicas toman la obra de otros sin siquiera tener claro si esa retribución significará cuando menos un puñado de visitas.
En Semafor reportan sobre la coalición encabezada por el New York Times, News Corp y Axel Springer para exigir un acuerdo de otras dimensiones a las tecnológicas.
Esta vez los medios, aseguran, no se conformarán con millones, van por miles de millones de dólares.
Vendrá de nuevo una estrategia de control de daños desde Silicon Valley.
Una búsqueda por satisfacer a unos cuantos para lavarse la cara en aras de la disrupción.
Medios como el Times o el Washington Post sí que conseguirán algo.
Lo complejo es imaginar a medios locales o de mercados de escala menor a nivel global como Latinoamérica con capacidades suficientes para negociar.
Su poder de negociación estará limitado también por las otras fuentes generadoras de información.
Los gobiernos, las empresas de todo tipo, los creadores de contenido en redes sociales.
La ingesta de conocimiento por parte de la inteligencia artificial pasa por todos los que de uno u otro modo producimos ideas, historias y contenido en el ecosistema digital.
Para las tecnológicas será importante salir a decir que su inteligencia artificial está siendo entrenada con instituciones de prestigio como el Times, el Post, el Wall Street Journal, CNN o la BBC.
Pero más allá de esos nombres que sirven para proteger su imagen, el prestigio y la información que puedan tener otro tipo de medios carecerá en términos generales de relevancia para las tecnológicas.
Es de aplaudirse que exista una coalición que busca un acuerdo justo con Silicon Valley.
Para la industria ha llegado el momento de estar unida.
El problema es que esa unión sí que distingue entre clases.
Si apenas entre el 1 y el 2 por ciento de los creadores de contenido viven de su obra, el balance de medios que alcanzan un acuerdo trascendente con las tecnológicas podría tener una matemática semejante.
Entre más pequeño sea el medio más requerirá de otros para tener algo qué decir frente a la aplastante maquinaría de la inteligencia artificial.
Oportunidades hay pocas para los medios.
Una de ellas pasa por esperar las migajas que las tecnológicas dejen para la mayoría de la industria.
Otra consiste en generar comunidades deseosas de interactuar entre sí, de relacionarse.
En ninguno de los casos se puede ser del todo optimista.
Un potencial triunfo frente a las tecnológicas no será absoluto.
Un potencial éxito en la creación de comunidades difícilmente dará para seguir sosteniendo organizaciones de centenas de personas.
Lo positivo es que ahora al menos estamos advertidos de lo que pasa cuando la tecnología se te cruza en el camino.
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