Chat GPT-4: el error de los medios que se sientan a contemplar sin actuar
Y por qué la influencia ante conocidos será más útil que el alcance ante desconocidos
Storybakers:
El de la inteligencia artificial es un tema del que hemos de conversar.
Representa la oportunidad de volver a empezar, de reinventarnos como contadores de historias.
Pero también la amenaza de resultar innecesarios donde el contenido es de por sí abundante.
Por eso los invito a ser parte de nuestro servidor en Discord.
Somos 878 periodistas y creadores conversando sobre la industria de los contenidos.
Ahí hemos de hablar como empresarios que buscamos monetizar nuestros contenidos.
Como creadores que experimentamos con nuevas herramientas para hacer lo que nos gusta.
Y como consumidores que hemos de cuestionarnos qué tan cómodos estaremos sin tener una visibilidad clara sobre si el contenido que estamos viendo fue producido por una máquina o por una persona.
Reunámonos en Discord.
Todo pasa mientras nada pasa.
El 2023 ha sido el año del antes y el después para la tecnología.
La inteligencia artificial ha dado el salto público del que nunca gozaron ni la Web 3 ni el metaverso.
Pasa que no sólo promete nuevas realidades.
También permite experimentar con ellas a través de un producto que adolece de las fricciones que sí que presenta el mundo cripto o la inmersión metaversal.
Para muchos el metaverso fue la escapada obligada de Mark Zuckerberg para llevar a su empresa a un futuro que pinte mejor que el presente.
Para otros tantos el metaverso es en realidad un intento por abrazar lo que en realidad funciona a través de células independientes.
Ya ni siquiera Mark parece tan convencido de ese futuro.
Ha dicho en una presentación reciente que su máxima inversión este año va sobre inteligencia artificial.
Para el metaverso no ha tenido más que un par de menciones.
Sintomático, además, que lo hiciera al anunciar un nuevo recorte de 10 mil personas para el que ha llamado el año de la eficiencia.
La gente tampoco habla de estar en el metaverso.
Habla, si acaso, de estar en Fortnite, en Roblox o en Sandbox.
Sobre la Web 3 abunda el pesimismo de los que creyeron y cayeron en cuestión de meses.
A esos creyentes iniciales que acabaron defraudados los acompaña el público en general que nunca entendió del todo ni cómo ni para qué montarse a la Web 3.
Pero la inteligencia artificial en modo chatbot sí que ha tenido su exposición atractiva ante el gran público.
Entrega un resultado en cuestión de segundos.
Lo más parecido a un deseo cumplido por el genio de una lámpara al que hemos tenido acceso.
Tiene también la inteligencia artificial el control del timing para realizar anuncios que vuelven a colocarla en la conversación.
Cuando no es porque Google se apresura a anunciar Bard para contrarrestar los efectos de Chat GPT, es porque Open AI anuncia Chat GPT-4.
Chat GPT-4 no es todo lo que decían que sería, pero sí lo suficiente para que nos formemos en la línea virtual que ha de hacerse para poder probarlo.
Es multimodal en lo que refiere al prompt.
Es capaz de entender texto e imagen.
Pero por ahora sólo entrega respuestas en texto.
De cualquier modo el anuncio basta y sobra para que volvamos a ponerlo a prueba.
Para que experimentemos con sus límites y posibilidades.
Antes era Apple el que nos mantenía cautivos ante cada nuevo modelo de sus smartphones.
Aún terminamos adquiriendo sus más recientes productos sólo porque ellos nos señalan que es lo nuevo aunque se parezca mucho a lo anterior.
Con la inteligencia artificial está ocurriendo lo mismo pero con el potencial de ser usada por todos desde donde sea.
Es natural la atención que está recibiendo.
Es incluso deseable que actuemos con curiosidad frente a lo que está ocurriendo.
Pero preocupa que la industria o esté en modo contemplativo o esté enfocándose en las posibilidades que no harían más que seguir abonando a lo que ha estado mal en últimas fechas
Hasta ahora la mayor obsesión de los medios ha pasado por ver cómo hacer más contenido.
No por cómo hacer mejor contenido.
La pregunta recurrente de editores con que me he encontrado pasa siempre por cómo encontrar un atajo para ganar la batalla en buscadores a través del contenido automatizado.
No por cómo hacer un mejor contenido para la audiencia.
Y es ésta la que tendría que ser la máxima prioridad frente a los tiempos que llegan.
Nos estamos concentrando demasiado en cómo producir más información cuándo tendríamos que estar sumergidos en la familiaridad de la información.
En cómo hacer que nuestros contenidos sean identificables.
En cómo hacer que a una comunidad definida y construida a fuego lento le resulte relevante lo que hacemos antes que lo que hace el resto.
Ese tipo de respuestas no las va a dar la inteligencia artificial.
La inteligencia artificial acelerará los tiempos en que podemos atender curiosidades y complementar el núcleo de lo que hacemos.
Pero no nos acerca en sentido alguno a diferenciarnos.
El hibrido soñado entre las máquinas y los humanos no va a pasar por producir contenido infinito para cualquier audiencia.
Pasará por hablarle a una comunidad específica que conoce a los humanos que están utilizando tanto sus herramientas nuevas como viejas para contar historias y compartir conocimiento.
Mal haría la industria en convertir a la inteligencia artificial en el nuevo CEO.
Durante años la prioridad fue Facebook.
Después Google.
Ahora la inteligencia artificial en todas sus formas.
La prioridad nunca ha sido ni la audiencia ni el producto.
Y eso ha pasado factura.
De nada servirá producir contenido si no somos identificables.
Ese atributo se construye a través de la estrategia y de la comunicación humana.
Puck es una muestra.
Axios también.
Incluso Morning Brew a pesar de los recortes recientes.
Es necesario experimentar con la inteligencia artificial.
Es urgente interactuar y priorizar a los seres humanos.