ChatGPT: el sueño del contenido infinito a la carta; la pesadilla de los creadores
Storybakers:
La inteligencia artificial será uno de los grandes temas durante el 2023.
Los invito a que juntos descubramos, analicemos y construyamos sus alcances en el Discord de Story Baker.
Somos 741 periodistas, emprendedores y creadores conversando sobre la industria.
La nueva gran disrupción en la producción de contenido está ocurriendo
Planteará de nuevo desafíos jerárquicos que transformarán a la industria.
Primero fuimos de los medios a los creadores.
Lo que básicamente significó que las llaves que eran de unos cuantos estuvieran al alcance de todos.
Pero aún en esa democratización están los que hacen y los que consumen.
Aunque la posibilidad de producir contenido está disponible para todos, no cualquiera decide o quiere hacerlo.
Algunos piensan que no tienen las capacidades.
Otros más que les falta tiempo para crear contenido.
A algunos simple y sencillamente no les interesa.
Pero la inteligencia artificial hará que se conviertan en creadores incluso aquellos que no se muestran interesados.
Lo harán, además, sin más requerimiento que dar unas cuantas instrucciones para que la inteligencia artificial ponga manos a la obra.
En los próximos años la promesa de la Creator Economy se cumplirá.
Toda persona podrá cambiar su vida a partir de su obra.
O como mínimo saciar sus curiosidades creativas en el momento en que lo decida.
Aunque será debatible si eso que está presentando es obra suya o de la inteligencia artificial que lo generó.
O de los autores que estén incluidos en la petición realizada.
Como cuando le pides a la inteligencia artificial que te genere una historia nueva sobre Draco Malfoy al más puro estilo de JK Rowling.
O como cuando a la misma inteligencia artificial le pides que cree una imagen en la que Mickey Mouse y Pikachu están chocando sus manos, como lo ha hecho Mario Gabriele.
En cierto modo, los seres humanos dejaremos el rol de creadores para convertirnos en editores en jefe de nuestros propios medios y deseos.
Pero quien se hará carga de esa tarea será la inteligencia artificial, no los seres humanos.
Como creadores seremos más poderosos que nunca.
Pero también más prescindibles que nunca.
Lo están haciendo el millón de usuarios que desde el miércoles pasado han utilizado ChatGPT.
ChatGPT hace ya las funciones del redactor promedio de una redacción entregada al algoritmo.
Permite crear tuits, noticias, relatos breves, poemas y adivinanzas.
Pronto habrá una versión de pago para que el mismo ChatGPT genere libros enteros.
Lo puedes probar aquí (la última vez que lo intenté estaba saturado)
El apogeo de la inteligencia artificial en producción de contenido dará comienzo a la era de los medios infinitos, como lo describe el propio Mario Gabriele en The Generalist.
El lector o consumidor siempre podrá tener más de aquello que le apasiona.
El usuario, valiéndose de la inteligencia artificial como una especie de genio de la lámpara, podrá tener lo que quiere en el momento que quiere.
Si quiere un nuevo libro de Harry Potter, sólo tendrá que pedirlo.
Si quiere historias con foco en un personaje específico de una franquicia, no hará falta más que escribir unas cuantas palabras para que la IA haga lo suyo.
El momento de la inteligencia artificial es ahora.
Mucho está ocurriendo de manera visible y masiva como para ignorar que nos ha llegado una nueva era en la producción de contenido.
La inteligencia artificial ya escribe como los humanos.
Ya genera imágenes con más rapidez que cualquiera de nosotros.
Nos coloca en una posición semejante a la de Cosme de Médici cuando le pidió a Donatello la creación del David de Bronce.
Como consumidor se disfruta este banquete infinito de contenido que no tenemos más que pedir para obtener al instante.
Será un poder que tendremos a toda hora y en todo momento.
Pero como creadores sí que impacta reconocer que ya no sólo competimos contra el resto de los seres humanos, también contra la tecnología.
Y que ésta aprende las veinticuatro horas del día los 7 días de la semana tomándonos a todos como referencia.
Como creadores queda enfatizar nuestra humanidad.
Trabajar en nuestra originalidad para que existan quienes amen lo que hacemos.
Quienes nos sigan a donde quiera que vayamos.
Y a partir de esa comunidad, aún en los tiempos en que la inteligencia artificial nos domine, pensar en que dentro de esas peticiones estará leer un artículo hecho a nuestro estilo.
Aquella representará uno de los grandes debates.
Si el usuario pide una nueva entrega de Harry Potter, ¿las plataformas de inteligencia artificial deberían o no poder hacerlo sin tener los derechos correspondientes?
Algunas ya lo prohiben, otras lo permiten.
Otras son intermitentes.
En ocasiones lo permiten; en otras lo prohiben.
Lo mismo ocurrirá con la petición de un análisis hecho al estilo de determinado autor.
Como lo ha hecho Enrique Dans al pedirle a ChatGPT que escribiera un artículo a su más puro estilo.
En la era de la inteligencia artificial, los derechos de autor y la propiedad intelectual serán más relevantes que nunca.
El periodista habrá de comenzar por diferenciarse.
Por producir contenido de autor.
Si no lo hace, si se mantiene apegado únicamente al qué de una historia, será el primero en quedar obsoleto.
No tendrá propiedad intelectual que defender.
No tendrá un nombre que deba ser recordado.
El periodista deberá también emparentarse con la inteligencia artificial.
Valerse de ella para ser un mejor curador.
E incluso para convertirse en un editor que enriquezca la obra de la inteligencia artificial.
La inteligencia artificial pone al borde del precipicio al que maquila.
Al que redacta a partir de moldes preestablecidos.
Al que no se da licencias para construir su estilo.
La inteligencia artificial aparece como amenaza para todos.
Pero también como oportunidad de todos.
Habrá que adaptarse.
Habrá que aprender a coexistir.
Mientras tanto, también se vale divertirse.
Como lo hace Eduardo Suárez con este texto en que le pide a ChatGPT que escriba una columna criticando a columnistas que buscan cubrir con recursos narrativos su pobreza en conocimiento.
O como lo hice yo creando mis avatares en Lensa a partir de inteligencia artificial.