Storybakers:
A veces las pláticas más duras son las más reveladoras. También las más honestas porque suelen venir acompañadas de una profunda pasión por parte de quien se atreve a decir eso que incomoda con tal de defender lo que queda de una profesión a la que ama. Sandro Pozzi llevaba pasó los últimos 25 años fuera de España como corresponsal en Bélgica y Estados Unidos para medios como El País y La Sexta. Hace unas semanas ha tenido que decir basta por la precariedad de condiciones que ha golpeado incluso a personalidades de renombre como él. Con sus maletas aún viajando en barco, Pozzi suelta unas verdades en ráfaga que aquí te comparto:
-"Un periodista digital y un periodista en papel es lo mismo. La diferencia es que al periodista en papel se le paga diferente que al digital
-A los medios no les alcanzará con suscripciones mensuales de 1 dólar para poder garantizar buen periodismo
-El dinero de los usuarios es el mismo, no tiene buckets específicos para Netflix, Amazon, Spotify ni para medios de comunicación. Ganar ahí será complicado.
-Las corresponsalías tienden a morir. Incluso en grandes sucesos informativos como la toma violenta del Capitolio o el conflicto en Afganistán se cubre, si acaso, con corresponsales freelance que han de jugarse el pellejo por cuenta propia sin una sola garantía para ellos y sus familias.
El de Sandro resultó uno de esos podcasts que derivaron en un pensamiento post-podcast que en conjunto con otros intereses y ocupaciones que he sumado en estos días me llevaron a preguntarme qué podemos hacer para que el periodismo valga más y para que nosotros podamos ganar más ejerciéndolo. Lo desarrollo a continuación…
El momento Canva del periodismo: ¿cómo superarlo?
En Panmedials, los medios de la pandemia, hago un paralelismo de la crisis existencial del periodismo con la que viven los diseñadores a partir de la aparición de Canva y otras plataformas que en esencia lo que permiten es crear gráficos que omiten la necesidad que antes tendría una persona de contratar un diseñador para tener presencia en redes sociales e incluso en el mundo físico. Si analizamos ese caso, la aparición de digital con sus múltiples plataformas basadas en lo visual tendría que haber significado mayores oportunidades para los diseñadores. A más personas emprendiendo y publicando y a más espacios abiertos para esas necesidades que antes podían limitarse a una identidad gráfica para general y ciertos elementos físicos como tarjetas de presentación, trípticos, artículos promocionales y algunas activaciones, el mundo que se desbloqueaba para los diseñadores era prometedor. Habría, podía preverse, abundancia, mayor negocio y desarrollo.
Pero la respuesta para los diseñadores más competitivos no ha estado ahí, donde rara vez se les necesita más que para el desarrollo de identidades acompañadas de templates que el creador de contenido utiliza para replicar esa propuesta sin tener que continuar pagando con ello. Es un diseño de única ocasión que anula el pago posterior del mismo cliente por meses o incluso por años, dependiendo de la paciencia y presupuesto de quien los ha contratado. A esa mala noticia que reventó la fantasía de la bonanza en digital sobrevino entonces el comeback épico de los diseñadores a través de su participación en el desarrollo de producto tecnológico, donde su trabajo es más valorado, mejor pagado y con mayor protagonismo en el proceso.
El diseñador de hoy ha sumado metodologías que le permiten aspirar a una mejor vida aún en digital. Hoy pueden ser UX Designers o UI Designers. Si se preparan en aspectos que les resultan cercanos por esas mismas labores, pueden fungir de Product Managers. Entienden la necesidad de acompañar su trabajo de un storytelling poderoso y empático para que el usuario entienda sin problemas lo que debe hacer para continuar disfrutando el producto que está consumiendo. Algunos de ellos saben programación.
Los presupuestos que hoy percibe un UX Designer o un UI Designer, sólo por mencionar algunos de los rubros más conocidos, son notoriamente más elevados que esos tiempos en que se pensaba que un diseñador servía básicamente para hacer logotipos, plantillas que derivaran en templates y algunas ilustraciones o imágenes que acompañaran un artículo.
El rigor numérico y la obsesividad constante por la rápida experimentación llevó a los diseñadores a convertir esa actividad en apariencia básica en una serie de procesos y especializaciones que hoy busca todo aquel que aspira a desarrollar un producto tecnológico que reviente el status quo. Los buenos diseñadores no se quedaron haciendo lo de siempre, descubrieron su forma de elevar su cotización en el camino. Es más, hoy son muchos a los que no les interesa, aunque les pudieran pagar por ello, seguir haciendo lo de siempre dado que en esencia cualquier persona puede hacerlo con Canva.
Ese mismo proceso tendrían que seguir los medios y el periodismo. Cuando Internet se masificó, pensamos que las oportunidades abundarían. El campo laboral, reflexionábamos, ya no estaría limitado a unos cuantos diarios o a lograr hacernos de un espacio en radio o televisión, sino que cualquier medio digital podía convertirse en una avenida para que nosotros pudiéramos ejercer el periodismo.
Lo que no contemplamos como periodistas es que muchos medios terminarían apostando por contenido que no requería periodistas o que creadores de contenido de todo tipo alcanzarían mayores audiencias y conformarían mejores comunidades precisamente por “no hablar como un periodista que le habla a otros periodistas”, como me ha dicho una de las fundadoras de Ac2uality, el medio más seguido del mundo en Tik Tok, en una entrevista que estoy próximo a publicar en The Coffee.
El equivalente a Canva para los periodistas ha sido el lienzo en blanco que permite publicar a cualquiera. La siguiente edición de nuestro Canva será la inteligencia artificial consolidándose como un generador de contenido más eficiente que los seres humanos para consignar un hecho informativo.
Si los diseñadores debieron evolucionar para dejar que la tecnología hiciera lo suyo donde ya es poderosa, los periodistas hemos de hacer lo propio permitiendo que ésta se encargue de lo que cada vez irá haciendo mejor (nota informativa) y al mismo tiempo prepararnos para generar el nuevo ecosistema de acción del periodismo, mismo que deberá incorporar metodologías, procesos y funciones que permitan que nuestra industria evolucione en su conjunto.
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¿Qué áreas comprenderá el periodismo mejor pagado de los próximos años?
Los primeros indicios del nuevo periodismo se dan en su vinculación con la tecnología. Francho Barón, director académico del Máster de la CNN Academy en Periodismo Digital, me ha hablado sobre el énfasis que su programa pone en los siguientes aspectos:
-Visualización y análisis de datos
-Periodismo móvil (MoJo-Mobile Journalism)
-Periodismo transmedia
-Periodismo inmersivo
-Optimización de buscadores
Cada uno de esos rubros, quizás con mayor claridad el relativo a datos, a optimización de buscadores y el del desarrollo transmedia, representa un apetito evidente de los medios de alto calado en la actualidad. En todos los casos, ese periodista puede aspirar a vivir mejor que si siguiera concentrado únicamente en la obtención de una nota que aún si consigue será comoditizada por competidores que reaccionarán en segundos.
Pero estos puntos constituyen apenas una parte del nuevo ecosistema que hemos de desarrollar. La mayoría refieren a la creación del contenido mismo o al modo en que buscamos posicionarlo. Resta identificar aún el modo en que un periodista, por sus capacidades de storytelling y de gestión de información, puede contribuir al desarrollo de ideas que derivan en el cambio que la industria de los medios necesita: dejar de ser contenido para transformarse en un producto (plataforma) en toda forma.
Los medios han dado el primer paso a la inversa que la mayoría de los participantes en la economía de la atención. Dado que es una industria legacy ha llegado con su producto de siempre en mano para dar por enterados a los lectores de que hay que pagar por el contenido. “El peaje ha ido primero”, me ha dicho Francho reconociendo que lo indicado hubiera sido desarrollar un producto en toda forma en vez de apostar porque nuestras notas de siempre (incluso las de calidad) fueran nuestro único argumento para competir por el dinero y el tiempo de los lectores.
Pensemos, retomando lo dicho por Sandro Pozzi, en los beneficios que como producto me dan las redes sociales, competencia directa en tiempo de los usuarios y en dinero de anunciantes.
1) Las redes sociales me permiten compartir espacio con amigos, familiares y celebridades o influencers a las que sigo, los medios suelen ser una experiencia más bien solitaria
2) Las redes me ofrecen una experiencia gamificada. Entre más activo estoy, más beneficios obtengo (alcance como mínimo). Los medios no me ofrecen grandes incentivos por pasar con ellos mucho tiempo. Es más, si paso mucho tiempo con ellos, me impondrán un muro de pago.
3) Las redes me permiten conservar aquello con lo que he interactuado para realizar una consulta posterior; los medios, salvo casos como el del Washington Post que ha anunciado recientemente una herramienta a ese respecto, no se caracterizan por servir como guía o archivo de lo que he consumido.
4) Las redes cuentan con un algoritmo que contribuye a que yo pueda descubrir más de lo que me interesa sin tener que estar indagando en múltiples enlaces para ver si esas historias me atrapan. Los medios ofrecen una experiencia más bien desordenada y de escaso delivery al lector.
5) Las redes me dan la bienvenida desde el primer momento pidiéndome que cree mi avatar, que diseñe cómo será mi espacio personalizado en la plataforma. En ellas no soy un simple lector anónimo. Tengo nombre, apellido, o como mínimo nickname. Además de la posibilidad de hacer algo más que ser un consumidor pasivo del contenido de terceros.
6) En las redes conozco no sólo aquello que piensa una persona sino que puedo contrastarlo con millones de personas más que pueden optar por hablar o compartir un tema determinado. En los medios, aún en estos tiempos, es difícil entablar conversaciones y relacionarme con terceros.
Los medios tienen mucho por hacer para transformarse en plataformas. El contenido, como el café, se puede cobrar, pero la experiencia es la que haría que un usuario esté dispuesto a pagar más, a incrementar su tiempo de estancia y a sentirse miembro de esa comunidad. No hay híbrido más efectivo para demostrar el caso que Reddit. De ahí que tenga una valuación que ya quisiera cualquier medio de comunicación a nivel mundial.
Bajo ese entendido, los periodistas y los medios habrán de tomar disciplinas y metodologías ya existentes en otras áreas de Silicon Valley, crear las propias y detonar un nuevo glosario de especializaciones que los saque del momento CANVA que están viviendo.
El product management, el UX Writing, el Growth Hacking, la gamificación, el copywriting, los algoritmos, actividades clásicos como el guionismo… todo aplica para el periodismo y para los medios de comunicación, si de verdad los medios y los periodistas quieren elevar su valor, lo primero que tienen que entender es que hoy el contenido, aunque relevante, se sujeta a la experiencia en general. Los medios y los periodistas para elevar su valor tienen que pensar en CREAR PLATAFORMAS, en el READER EXPERIENCE. Todo lo demás equivale a seguir abrazando el momento Canva que tanto nos aprieta.