El audio y el video le enseñan el camino al texto
El desafío del texto en la era de la propiedad intelectual
Storybakers:
Antes de ir al envío, quiero agradecerles por la gran respuesta que los nuevos suscriptores de este newsletter tuvieron hacia Panmedials, los medios de la pandemia.
Gracias por creer que mi diagnóstico a detalle sobre lo que está mal en la industria podía serles de utilidad.
Pueden adquirirlo aquí tanto en versión impresa como digital.
Escribir a diario demanda prestar atención a cualquier provocación creativa que se cruce por el camino.
No hay manera de sostener el ritmo si no ampliamos nuestras curiosidades y exploraciones para después convertirlas en contenido.
Crear más exige recibir más.
Y para eso hay que abrir los ojos tanto como se pueda y aguzar el oído de modos en que no solemos hacerlo.
Ese modo que he ido activando desde que empecé a escribir a diario en enero del 2021 ha resultado uno de los más grandes beneficios de hacer un envío diario.
Ese mismo modo es el que me permite hoy hacer un envío basado en una sugerencia colectiva producto de mi más reciente presentación en FOPEA, el Foro de Periodismo Argentino que me invitó a hablarles sobre innovación y web 3 aplicada a medios y periodistas.
Ahí hablé, entre otras cosas, del poder del video corto para enganchar audiencias que a partir de narrativas aparentemente superficiales terminarían consumiendo más y mejor periodismo.
Lo explico a fondo en este envío:
De esa reflexión, acompañada de un insistente llamado a crear producto antes que maquila, surgió una pregunta que me hicieron:
¿Menos texto y más video para “tontos”?
Mi primer impulso fue contestar que sí.
Que debemos reconocer que el texto dejará de ser la forma más utilizada para consumir información y adquirir conocimiento.
Pero me lo pensé mejor.
Y lo que respondí fue que no se trata de hacer más o menos texto, sino de hacer texto que deje de ser maquila para convertirse en propiedad intelectual.
Lo que hoy trasciende no es el genérico en ninguna de sus formas.
No es el canal de YouTube que hace de granja de contenidos para mostrar cuanto anuncia se pueda a la mayor cantidad de ojos posibles.
Funciona como negocio, pero no como un medio que agrega valor a una audiencia especifica y segmentada.
No es tampoco el podcast que publica cápsulas informativas al por mayor.
Es el que hace con una intención específica, bajo un empaquetamiento claro y consistente.
Ahí donde los medios texto-céntricos viven publicando contenido que no trasciende ni con la audiencia ni como oportunidad de monetización, Podium Podcast acaba de lanzar el teaser de la adaptación televisiva de El Gran Apagón.
Lo hace además al tiempo que produce tres series originales para Spotify (Cuarto Milenial, Dentrísimo y Dile que baje) y que acuerda con HBO que la transmisión en video de Nadie sabe Nada dejará YouTube para irse a la plataforma de streaming.
Mientras los medios reciclan su contenido para viajar a otras plataformas en una búsqueda decidida a monetizar como sea, Dudas Media, empresa surgida del podcast mexicano Se Regalan Dudas, prepara una serie guionada con Amazon Music, la publicación de su próximo libro y un programa televisivo.
Para su gira en vivo, en la que reunieron a más de 8 mil personas con presentaciones en México y Estados Unidos, decidieron que no acudirían a la fórmula fácil de grabar en vivo lo de siempre, sino que armarían una propuesta original y guionada.
El podcast, como en cierto modo el video publicado en los canales más icónicos de YouTube, sirven como escaparate para entender lo que puede ocurrir con el texto si se le percibiera como propiedad intelectual.
El Washington Post y el New York Times han comenzado también a darse por enterados.
El Times hace tiempo que adquirió a la productora de Serial, además de tener sus propios éxitos.
El Post acaba de anunciar una alianza con Imagine Entertainment para llevar sus más valiosas investigaciones periodísticas a la televisión y el streaming por medio de series y películas.
Lo consigue en cierto modo el newsletter.
Tiene una periodicidad establecida, un empaquetamiento definido y una audiencia muy bien segmentada.
Pero a diferencia del podcast, donde la propiedad intelectual destaca sobre la maquila, al texto aún se le atribuye un uso mayoritario más parecido al genérico que a la obra de autor.
Y es ahí donde ha de impulsarse un cambio para que los medios y los periodistas reciban más beneficios por su trabajo.
Para acelerar una nueva cultura en torno a la publicación de texto se requieren transformaciones multifactoriales que veremos a continuación…
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¿Qué debe cambiar en la aproximación de los medios y el periodismo hacia el texto?
Modelo de negocio:
La gran problemática pasa por la desalineación entre lo que más convendría a la audiencia, a los periodistas e incluso a los medios y la llave que se ha utilizado como fuente de monetización primaria.
Dado que la alternativa elegida, por años incluso vista como la única opción, ha sido la de saturar de anuncios para que una gran audiencia los consumiera, los medios cayeron en la creación de volumen a partir del algoritmo.
Las redacciones ya no sólo contaron las historias que un editor considerara prudentes para llevar en una revista o en un diario, sino que crearon una cultura en la que todo fue considerado como potencial noticia.
En cuanto el mindset de maquila se instaló en los medios, el valor del periodismo fue a la baja.
Para consolidar una era más sana para el texto, dinámica que ya ha iniciado con el newsletter, hace falta que el texto obedezca a una estrategia establecida, que incentiva la calidad antes que la cantidad y el valor agregado y diferencial antes que la de ganar posicionamiento desde el código antes que desde el periodismo.
2. Escritura de autor:
El periodista tiene que modificar su aproximación hacia una historia.
La redacción tradicional ha de servirle como base para de ahí crear su propio estilo.
De lo contrario, la diferenciación quedará únicamente en los hechos y la información, propuesta endeble frente a un entorno tan competido.
Aunque históricamente el periodismo se ha olvidado de analizar estructuras narrativas más cercanas a Hollywood y el entretenimiento, la industria se colocaría en otro lugar si abundaran periodistas que expresan curiosidad por el guionismo y la creación de propiedad intelectual.
Muchos periodistas no saben escribir más allá de notas informativas.
Y eso provoca que sean hacedores de notas que pueden ser buenas, regulares o malas… pero notas al fin.
Los periodistas tenemos que aprender a escribir con nuevas ambiciones.
Con la conciencia de que nuestro trabajo puede terminar siendo un documental de gran escala en audio o en video.
Con la ambición de que nuestra historia cobre vida a través de cuanto formato encaje con ella misma y con la audiencia para la que está destinada.
3.- Planeación:
En la medida en que los medios más adopten dinámicas de crecimiento semejantes a lo que ellos mismos están haciendo con sus unidades de audio y en algunos casos de video, mejor le irá al texto en sus posibilidades de sobresalir.
El periodista y los medios han de crear producto antes que maquila.
Han de llevar las historias a sus últimas expresiones en vez de limitarse a consignarlas.
Han de entender todo el potencial más allá del qué de una historia.
Como reflexión, la Suprema Corte de Justicia mexicana entendió que contar una historia sobre el más grande feminicida de la historia de México podía servir para crear conciencia sobre la violencia contra la mujer.
Financió entonces la realización de Canibal: Indignación total.
Una serie de 5 episodios que fue transmitida a través de Televisa, el Canal 22 y de Justicia TV, la propia señal de la Suprema Corte.
¿El resultado?
Más de 5.5 millones de espectadores por episodio.
Una audiencia cuatro veces más grande que la de cualquier otro programa a esa hora.
Y la conversión de una columna con más de 700 mil vistas en El Universal en una serie de alto éxito televisivo que es antes que todo un éxito periodístico.