El Juego del Calamar: entre el fenómeno global y la ambición que decepciona
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Nota del autor:
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Storybakers:
Hay dos formas de juzgar la última temporada del Juego del Calamar.
La primera, la que más le gusta a Netflix, pasa por el hecho de haber sido el primer show de la plataforma en posicionarse como número uno en todos los mercados en que fue estrenada.
Nunca una serie había logrado posicionarse en el primer lugar en todos los países simultáneamente durante su semana de estreno.
Superó también la marca de visualizaciones en los primeros tres días.
Alcanzó 60.1 millones de visualizaciones en solo tres días, superando todos los récords anteriores de la plataforma para ese período de tiempo.
En términos de horas consumidas, tras sus primeras 72 horas, la temporada 3 acumuló 368.4 millones de horas vistas, siendo el lanzamiento de serie más grande en la historia de Netflix en términos de horas consumidas.
La segunda, menos satisfactoria para Netflix aunque poco relevante dado que representa el cierre de esta primera historia que al parecer dará paso a un universo cinematográfico, es la caída progresiva en la percepción del público.
Las calificaciones dadas por la audiencia fueron a la baja ante cada nueva temporada de El Juego del Calamar.
Aquí, por ejemplo, los puntajes alcanzados en Rotten Tomatoes.
Aunque en la data aparece el 90% como uno de los rangos en la puntuación de los críticos, el ranking que prevalece es el del 79%.
La audiencia es aún más crítica.
Cuestiona, principalmente, los siguientes elementos:
Desarrollo irregular y personajes flojos: Muchos fans criticaron el ritmo desigual de la temporada y la falta de desarrollo profundo de personajes, especialmente del protagonista Seon Gi-hun (Jugador 456).
Final decepcionante: La mayoría consideró que el final fue predecible, poco original y que no cumplió con las expectativas creadas tras las temporadas anteriores. Algunos usuarios lo calificaron como una pérdida de tiempo y un cierre pobre para la serie.
Elementos poco creíbles o incómodos: Se señalaron escenas con personajes VIP no coreanos que dieron "cringe" y el uso de efectos CGI cuestionables, como el "bebé" en el juego final, que no convencieron a la audiencia.
Falta de profundidad y emoción: Se criticó que la temporada no aportó la misma sátira ni impacto emocional que la primera temporada, con una violencia constante pero sin el mismo trasfondo o crítica social.
Narrativa confusa y tramas inconclusas: Algunos espectadores mencionaron que varias líneas argumentales quedaron sin resolver o no tuvieron sentido, como la historia del detective y el Front Man, lo que generó frustración.
Calificación de usuarios baja: En Rotten Tomatoes, la temporada 3 tiene una valoración de usuarios alrededor del 50%, mucho menor que las temporadas anteriores, reflejando la división entre críticos y público general.
Comentarios de fans en redes y foros: En plataformas como Reddit, muchos usuarios expresaron su decepción, calificando la temporada como "terrible", con muertes de personajes sin sentido y una sensación general de que la serie perdió su esencia original.
Pese a la decepción generalizada, los medios y la audiencia no han parado de comentar la aparición de Cate Blanchett en el cierre de la serie para dar a entender que vendrá un Juego del Calamar versión Estados Unidos.
Como ocurre siempre que una plataforma decide extender un universo, la primera respuesta es que no hay nada oficial.
Que la presencia de Cate Blanchett obedeció más bien a un deseo del director de mostrar que este tipo de simbologías del capitalismo se pueden replicar en otras partes del mundo.
Que el abuso de los adinerados frente a las clases desfavorecidas es una problemática global.
Así lo dijo Hwang Dong-hyuk, director y creador de El Juego del Calamar.
“Sinceramente, Netflix no me ha dicho nada oficialmente al respecto. Solo lo he leído en artículos. Esta historia comenzó con mi deseo de abordar temas como la competencia ilimitada y el sistema creado en el capitalismo tardío, quise dejarla con una nota que resaltara que estos sistemas, incluso si uno cae, no es fácil desmantelarlo por completo; siempre se repetirá. Por eso quise terminarla con un reclutador estadounidense. Escribí esa escena buscando un final impactante para la serie, no para abrir espacio para nada más”.
De cualquier modo, los rumores se alimentan de una imagen previa que mostraba el supuesto universo del Juego del Calamar.
Y ahí encaja el anticipo de Squid Game Estados Unidos con la línea de tiempo trazada.
Más allá de si los rumores se confirman, queda la interrogante sobre si estamos condenados a desenamorarnos de lo que nos enamoró.
El éxito es, en cierto modo, el paso a la decepción.
Ocurre con prácticamente todas las series de culto.
O con las grandes películas que cuando se convierten en franquicias terminan perdiendo fuerza.
El Juego del Calamar, paradójicamente, caería en esa ambición desmedida que se plasma en la serie.
Pudiendo irse con algo, en este caso histórico, Netflix decide aferrarse a obtener más.
No sólo con el crecimiento lógico en forma de parques de diversiones o experiencias inmersivas, también con nuevas producciones que aún estando a cargo de David Fincher, como se supone que será en el caso de El Juego del Calamar en Estados Unidos, difícilmente tendrán el factor sorpresa de la primera temporada.
Nada superará ese momento en que la figura de una niña en el contexto de un juego infantil termina matando a la mitad de los participantes.
Se trató, en ese momento, de una escena nunca antes vista en la televisión.
Por su crudeza, por su nivel de violencia, y por ese magistral contraste entre la inocencia de un juego y la perversidad humana patrocinada, como sabremos más adelante, por grandes multimillonarios.
A partir del desenlace de esa primera temporada, todo fue a menos.
Tras lo ocurrido en los últimos episodios, vale preguntarse qué más queda por ser contado.
Pero en estricto sentido dará igual.
Porque aunque con menos interés y escepticismo, veríamos El Juego del Calamar Estados Unidos.
Quizás no tantos, con números menores, pero igualmente representativos para una plataforma que se aferra a las escasas propiedades intelectuales que ha podido consolidar.
En cierto modo, vivimos en ese sistema que retrata El Juego del Calamar.
En un sistema capitalista que nos hace ir en contra del deber ser y en contra de lo que pensamos.
Como asegura Hwang Dong-hyuk, al sistema es casi imposible desmantelarlo. Siempre se repite.
Con la serie que se extiende de más.
Con Uber abaratando su servicio para llegar a más personas aunque termine convirtiéndose en los taxis que siempre criticó.
Y con nosotros reconociendo que si estuviéramos en esas posiciones, muy posiblemente haríamos lo mismo.
Más vale irse con canada moneda posible antes que despedirse con dignidad.
Shots para llevar
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