El miedo al futuro del periodismo en español
¿Por qué los medios optan por perseguir antes que por descubrir?
Storybakers:
Hace tiempo que los medios en español viven en modo persecución. Se mueven porque sienten la soga en el cuello. Patalean como pueden mientras se aferran a lo que sea que prometa mejores resultados. Se especializan en aquello que ya en otros mercados hace tiempo que funciona, pero que a partir de nuestros códigos postales hispanoparlantes decidimos que pasaría mucho tiempo antes de hacerse realidad. Al futuro lo dejamos en visto hasta que la bomba nos revienta en la cara. Y entonces vivimos siempre bajo la angustia de los que o se actualizan con urgencia, y por ende con algo de improvisación, o mueren de una obsolescencia que ahora menos que nunca no tendría que tomarnos desprevenidos.
Los periodistas están llevando su aún existente adicción por las breaking news a su modo de prepararse hacia el futuro. Cuando una temática estalla en modo urgencia es cuando por fin se permiten atenderla. Acudimos de forma multitudinaria a programas de actualización para que nos expliquen lo que ya ocurre, ya está y ya explotó en otros mercados. Los medios en español solemos llegar tarde a la fiesta y a la repartición de regalos. Llegamos cuando lo mejor ha pasado. Llegamos a comer y tomar las sobras de las potencias que marcan el ritmo.
La existencia de una empresa en digital se construye a partir de tres tiempos:
1) El presente que ha de mantenerse constante para evitar que el negocio siga hundiéndose
2) El futuro urgente que va de incorporar herramientas y conocimientos que servirán a mediano plazo para atender las especificaciones de la Web tal como la concebimos hoy. Un futuro al que llegamos tan tarde que ya es presente para otros a los que vemos con admiración por haber hecho lo que nosotros ni siquiera hemos intentado.
3) El futuro incierto que permite sumergirse en él aún mientras se escribe. Sus potenciales beneficios pueden ser descartados en juntas de planeación dado que su poder para promover una transformación aún no presenta realidades tangibles. Se sabe que llegará, pero se desconoce la fuerza con que lo hará y el modo en que aplicará en los mercados de habla hispana.
En él, por ahora y hasta que termine haciéndose un futuro urgente, habitan temáticas como la Web 3.0, las criptomonedas, blockchain, el metaverso y la consolidación del poder del audio y la voz, tendencias que salvo cuando representan oportunidades de viralidad, como Mark Zuckerberg saliendo a hacer su salto al nuevo mundo para evadir los culebrones que vive en el mundial, dejamos en visto.
Los medios en español para ser relevantes tienen que salirse de la inercia de persecución en que han estado por años. Pasa con el que he catalogado como futuro urgente que en realidad no tendría que ser considerado futuro en ninguna forma. Se trata de habilidades, especializaciones y convicciones que debimos atender a tiempo para entonces poder irnos al entendimiento y a la cocción a fuego lento de lo que sí que tendrá un efecto transformador mayúsculo, un impacto absoluto en lo que hacemos, en cómo colaboramos, en cómo nos organizamos y en cómo monetizamos aquello que hacemos.
Los periodistas necesitan actualizarse en SEO, comprender el funnel de conversión, atender los cambios a los algoritmos de Google y Facebook, aprender a interpretar las métricas, a basarse en datos… Sí, todo eso han de saberlo y deberían saberlo. Pero todo eso es actualización, no descubrimiento. Y es en la faceta de descubrimiento donde el periodista en español en verdad puede encontrar los hilos que le permitirían no sólo pintar una nueva realidad para su trayectoria sino también para su audiencia, que se merece acceder a nuevos mundos, conocer nuevas realidades, entender que así como hay centros comerciales que hoy se encuentran en obra pero que mañana serán un lugar al que valdrá la pena acudir, en digital se construyen nuevas carreteras y avenidas que marcarán su consumo y experiencia futura.
Los medios y periodistas en español hemos fallado para alertar a la sociedad de lo que viene, de lo que está ocurriendo. Somos, en parte, responsables de que los lectores, como nosotros, vivan llegando demasiado tarde a las tendencias. Nos pasa con los vacíos de información que dejamos sobre la Web 3.0 y el metaverso, que siendo temas de nicho aparente, modificarán todo en materia de contratos, de privacidad e incluso de nuestra comunicación y economía en digital. Nos pasa también con los efectos del calentamiento global, con la información superficial que damos sobre los grandes temas que amenazan nuestro mundo y, por ende, el de nuestros hijos, una de las prioridades del llamado periodismo sostenible del que he platicado con Lluis Cucarella en un episodio que estoy próximo a compartirles.
Ese futuro incierto no es sólo aquel que suena a física cuántica. A muchos, por ejemplo, les falta ir a lo básico: a poder hablar, escribir y conducirse como personas en cualquiera que sea el formato que se presente. Lo exploro a continuación… <
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Se buscan periodistas multiexpresión
Se parece mucho, pero no es igual. Durante el apogeo de la era en que las redes sociales se convirtieron en la obsesión de los medios se hizo recurrente escuchar que a los periodistas se les exigiera ser multiplataforma. El que escribía se molestaba por tener que aprender a hablar frente al micrófono sin que eso le representará más ingresos. El que iba a cubrir un evento se molestaba por tener que hacer de fotógrafo con su smartphone sin que se le asignaran nuevos ingresos. El que tenía que postear en Twitter después de publicar una nota se molestaba por tener que hacer de Community Manager y de redactor al mismo tiempo. En términos generales, molestaba que la rigidez habitual de un contrato colapsara con la realidad multitarea promovida por las redes como suma del sitio del medio de comunicación.
En la Creator Economy ocurre lo mismo. El periodista, y creador en general, que más capacidades demuestre para comportarse en un ecosistema multiformato tendrá más posibilidades de triunfo que aquel que se especialice en solo un formato. Los TikTokers, por ejemplo, en algo que presentía y me han corroborado altos directivos y emprendedores de agencias de influencers, padecen para trabajar en formatos largos. Muchos de ellos, pese a tener millones de seguidores en la bolsa, no saben hablar por más de un minuto. Peor aún, no tienen qué decir ni entienden cómo decirlo.Su alcance está limitado a lo que puedan hacer en cuestión de segundos. En algunos casos, me aseguran, ni siquiera funcionan para interpretar un guión dictado por un tercero.
Con los periodistas puede ocurrir lo mismo. Aún hoy es posible parapetarse en una u otra plataforma para decir “ésta es la que me va, lo demás no es para mí”. Y así el periodista va decidiendo si lo suyo es escribir, el audio o el video. Pero la experiencia de consumo, tanto en este mundo como cuando el metaverso, será multiformato, como la vida misma, es decir, que en un mismo entorno encontraremos la alternativa de leer, de ver y de escuchar. Aquí hablo a profundidad de ello:
El propio Substack, como parte de su anuncio sobre el millón de suscriptores pagos a los newsletters en su plataforma, advierte que está trabajando para pronto implementar nuevos servicios de audio y video que permitan a un creador de contenido gestionar su audiencia a partir de distintos formatos, o dicho de otra forma, de distintas formas de expresión.
Lo transmedia, lo multiformato, lo interactivo está por dejar de ser una alternativa para convertirse en una obligación. El periodista, demasiado absorto en comprender los fierros que le dan visibilidad a sus contenidos a través del tráfico generado por Google y las redes sociales, ha permitido que pase de largo una lección que ya tendríamos que haber comprendido en digital: la tecnología siempre busca hacer más fácil la creación de contenido y el descubrimiento. El que sea capaz de crear tendrá múltiples oportunidades de triunfar. Se vale concluir que el periodista tendría que trabajar en sus capacidades de multiexpresión, porque un newsletter, como un libro, no sólo se lee, también se escucha, e incluso se ve… y puede hacerse tanto con una lectura al pie de la letra como decidiendo que ese texto funciona como contenido base para detonar una presentación más extensa y profunda, de ahí la importancia del Topic Builder que he propuesto para las redacciones:
El contenido multiexpresión llega a Medium de la mano de Knowable
Que el texto será también audio es una realidad que acepta el New York Times con el lanzamiento en beta de su propia aplicación especializada en que puedas “comprender el mundo sólo con escuchar”. Pero además del Times y de lo que ya promete Substack, Medium, ese gato moribundo que de cuando en cuando da visos de recuperación, ha adquirido Knowable, plataforma enfocada en la enseñanza de habilidades profesionales vía audio.
La intención no es otra que afianzar con éxito la integración del audio al interior de Medium, es decir, la de generar una oferta multiexpresión que amplíe el alcance de lo que se está haciendo. Ahí, de nuevo, tendrá más posibilidades el periodista y creador que trabaje para ese futuro aunque hoy no tenga una recompensa económica evidente por atreverse a reventar los límites que él mismo se había establecido.
La de Knowable es también una transacción que apunta a otra faceta que el periodista debe considerar al momento de generar contenidos, la de educar a su audiencia, la de incorporar estrategias pedagógicas al modo en que presenta la información. Aquí lo que he reflexionado al respecto:
El periodista, más allá del medio en que está, ha de identificar lo que más conviene a su futuro a largo plazo. Desarrollar su capacidad para contar historias a partir de múltiples expresiones, poniéndose un objetivo periodístico, acompañándolas de estrategias tradicionales en guión e incorporando elementos didácticos para la audiencia, podría colocarlo como un auténtico storyteller fortalecido por la metodología única del periodismo, con el sello creativo de un guionista y con la precisión académica del que comprende qué quiere dejar en su audiencia.
Lo que el futuro demanda a los medios en español
La inercia digital amenaza con seguir relegando a los medios en español, y por ende, a las audiencias hispanoparlantes, en eternas perseguidoras. Hoy los periodistas viven enfocados en actualizarse para seguir generando métricas positivas en organizaciones que en altos porcentajes podrían no existir en el futuro cercano. Los medios, a su vez, suelen incurrir en el error, comprensible por la crisis económica que padecen, de encontrar soluciones temporales que tarde o temprano volverán a sumergirlos en nuevas urgencias, evitando así que la gestación de proyectos encuentre en algún punto el ritmo que las grandes transformaciones requieren.
Cuando se descubre, se gana mucho. La muestra la pone la división de audio de Prisa, que en vez de aguardar a conocer qué hacen medios de comunicación en otras partes del mundo, han montado un equipo que reúne a equipos de storytelling, ficción y periodismo a través de sus distintas unidades para convertirse en un gigante del audio en español. Sí, hubo referencias en el camino, pero lo que está haciendo Prisa en materia de audio es un ejercicio de exploración de avanzada, que se hace a partir del futuro incierto, no del futuro urgente.
Si se logra que esa mentalidad prime, tendremos audiencias, periodistas y medios mejor preparados para un futuro que de otra manera nos reventará en la cara. El futuro verdadero, el futuro que va a quebrar paradigmas, no es para el que vive obsesionado con las visitas ni para el que promueve un drama por un cambio al algoritmo, es para el que entiende cómo explorar esas tendencias que emergen antes incluso de que todas las respuestas estén dadas. Dejemos de llamarle innovación a lo que ya está escrito. Empujemos que el periodismo en español sea de vanguardia. Lo necesitamos nosotros como industria y lo necesita nuestra audiencia.