El nuevo periodista de información general
O cómo el acceso a la clase política está dejando de serlo todo
Storybakers:
En un envío anterior les habíamos compartido la historia de Láurel Miranda, mujer transgénero que tras ser gerente SEO en Milenio en México, compartiera su historia de aceptación y transformación y el modo en que los medios de comunicación, tanto a nivel lectora/espectadora como a nivel profesional, han sido parte vital de ese proceso de descubrimiento que ha experimentado.
Para hablar sobre la influencia de los medios en la lucha por la inclusión de la comunidad trans y sobre la importancia de informar con perspectiva de género, platiqué con ella en un nuevo episodio de The Coffee. Destaco como lecciones aplicables para todos la toma constante de decisiones que la han llevado a vivir un proceso de transformación dentro de una redacción y a modificar de forma radical su perfil en el periodismo, pasando de ser un becario en el área de espectáculos a ser la responsable SEO del medio más visitado de información general en México y, próximamente, como me lo cuenta, a combinar sus conocimientos en optimización de buscadores con el rol de activista que ha construido tras descubrir el impacto de sus mensajes a través de Twitter. Los invito a escuchar este episodio.
La transformación de los medios pasa también por la transformación del periodista. Entre esas necesidades de cambio hemos de cuestionarnos qué ocurre con el generalismo, tan enfocado en la macropolítica y tan escaso de argumentos al momento de implementar una oferta informativa que amerite, a ojos de sus lectores, una inversión para acceder al contenido.
El generalismo, tanto como apuesta de un medio como a título personal para quienes lo ejercen, presenta hoy debilidades estructurales que demandan un movimiento de lugar o continuar dependiendo de vías de ingreso cuestionables justo en el momento en que la sociedad expresa más desconfianza en torno a la figura de los medios de comunicación como entes con la suficiente calidad moral para poner sobre la mesa los grandes temas que mueven al mundo. Entre las características que erosionan al generalismo identifico las siguientes:
1) Falta de transparencia: el modelo publicitario como única vía de monetización resulta cada vez más complejo por representar un desafío de escala, en términos del alcance que debes tener para ser relevante, y en términos de credibilidad, cuestionada en automática por quienes no comulguen por lo que estás publicando, ya sea por modelo editorial o por una nota aislada que termine afectando los intereses de determinado actor o movimiento.
En países de habla hispana, con particular foco en Latinoamérica, suelen ser los organismos de gobierno uno de los principales soportes económicos de los medios. Y si bien no existe obligación alguna por parte de los medios respecto a comunicar el origen de sus ingresos, el único modo de ganar legitimidad pasa por transparentar sus números, lo que sí que suelen hacer los publishers que operan bajo un modelo de búsqueda de suscriptores, al menos en ese rubro particular y consignando las otras avenidas de negocio en términos porcentuales.
Frente a la polarización actual, el concepto vigente de información general actúa como un bumerán que lleva a que aún cuando tu negocio prolifere, si es que encuentras los clientes que decidan invertir en ti, estarás perdiendo a ojos de una audiencia que no parará de manchar tu nombre y de cuestionar lo que sea que estés publicando por obedecer a supuestos poderes, reales o imaginarios, que no quieres reconocer.
2) La macropolítica está comoditizada: la televisión construyó una realidad en que sus máximos presentadores eran quienes tenían acceso a las figuras más representativas de la clase política, ya fuera en el gobierno o como oposición.
La sociedad no tenía más que sintonizar determinado canal a determinada hora para encontrar la entrevista exclusiva de la que todos hablarían más adelante. La agenda se imponía desde una televisora. El espacio en el que ocurriera determinaba la relevancia de la conversación y marcaba la agenda social.
Cuando no se daba algún tipo de revelación que fuera empaquetada como tal desde determinada televisora, los temas comunes de la sociedad consistían en charlas de ocio sobre los programas de entretenimiento de esa misma televisora.
Los medios, y los presentadores que protagonizaban sus espacios, eran curadores monopólicos o duopólicos de aquello que debíamos saber. Cumplían con la labor de informar, pero lo hacían con el sesgo que a ellos más les convenía a partir de nuestra falta de acceso a la información.
Hoy, con los principales actores políticos aprovechando las vitrinas personales que les representan las redes sociales y con su séquito de propagandistas, humanos y bots, el rol del periodista trajeado que informa desde un estudio que antes fungía como púlpito, no hace en su mayoría más que reproducir tardíamente aquello que ya se conoce y se ha escuchado tanto por cuenta propia de los políticos como a través del termómetro social.
La comoditización de la política combinda con el escepticismo hacia los medios, cada vez más expuestos ante una audiencia que ha decidido que la confirmación de sus opiniones importan más que la consignación de los hechos, pone en jaque una figura que si se dedica a informar, carecerá de relevancia por llegar a destiempo, y si se dedica a analizar, será catalogado de estar vendido al poder, sea éste del color e ideología que sea. En Latinoamérica se alimenta como verdad que todos tenemos un precio. Sin excepción.
3) La macropolítica no es utilitaria: en países en los que la corrupción ha permeado a grado tal que ha alcanzado la normalización, la revelación de nuevos escándalos detona, quizás, indignación en Twitter, pero no ha representado, como lo manifiesta el escaso apego de la audiencia a pagar por contenidos, en particular en México, una tendencia a apoyar a los medios de comunicación que practican lo que se considera buen periodismo.
Si en Estados Unidos los medios se beneficiaron de la figura de Donald Trump para emitir llamados a proteger al periodismo, en México no se ha validado que una figura adversa a los medios pueda representar un llamado a que como respuesta la sociedad le adjudique valor a la existencia de los mismos, ni siquiera de los legacy media que tendrían que servir como bastiones de la industria.
Por contra, el lector cuestiona el valor que para su vida tendrá el nuevo escándalo que sacudirá a la opinión pública por unos días para enseguida ser sustituido por otros. Las grandes irresponsabilidades del poder en Latinoamérica se convierten en trending topic, pero rara vez en oleadas de suscripciones que cambien la realidad de un medio de comunicación.
Lo que diga el presidente importa, pero no trasciende de forma directa en el día a día de la vida de los lectores, que sí que encuentran ese valor de ida y vuelta en autores independientes que les entregan contenido de industria, que se interesan por las pequeñas comunidades de las que un individuo forma parte o que atienden a detalle los deseos de entretenimiento que éste tenga en su día a día.
4) El diccionario de los medios se ha quedado obsoleto: me lo decía Alfredo Casares, fundador del Instituto del Periodismo Constructivo, “el mundo hoy no se divide en entretenimiento, cultura, deportes y negocios”. En ese mismo episodio hablamos sobre la necesidad de entender que el diccionario de los medios ha de ser actualizado y, por ende, también el concepto de información general en el que asumimos que el interés de la audiencia pasa por un 80% política, 10% economía y negocios, 5% deportes y 5% entretenimiento.
Dicha fórmula falla tanto en porcentajes como en categorías. El primer error es asumir que apostar por información general, y no por política donde queda evidenciado que la apuesta será por dicha temática, representa llenar espacios para reportar los principales dichos y acciones de los políticos en vez de atender temáticas a fondo que coloquen nuevas perspectivas en la agenda mental de las personas.
La información general, como se suele aplicar en Latinoamérica. otorga esos mismos porcentajes de atención a la calidad de los productos que se generan sobre esas categorías. A la política, toda la atención y el foco. El cuidado al mensaje y a la presentación del mismo. A los negocios, un especialista que hable por unos cuantos minutos sobre temáticas que en ocasiones se cubren solo por tener a un anunciante que demanda su presencia. Y para deportes y entretenimiento, esos rubros que con frecuencia son sacrificados por falta de tiempo, la presencia amable de un conductor que por lo general leerá el prompter, en caso de que estemos hablando de televisión, para que dé a conocer los resultados y noticias de aquello que ya se produjo, se analizó y socializó tanto en el en vivo como a través de las redes sociales. Las soft news son, según los estándares actuales, el postre de la información general. Eso que engorda, eso de lo que, en realidad, podrías prescindir.
5) Todo ocurre antes en los medios de nicho que en los de información general: en muchos sentidos, los medios que se dicen generalistas son los últimos en compartir tendencias y sucesos que se han advertido en múltiples espacios. Lo hacen, por lo general, desde la máxima frivolidad, colgándose de aquello que pueda ser viral o de consumo fácil para evadir entrar a los detalles que exigen aquellas temáticas que siendo una novedad pudieran acabar siendo la norma en los próximos años.
Pongamos como ejemplo los Non Fungible Tokens (NFTs). Pese a representar una disrupción evidente respecto al modo en que se cotiza el contenido en digital, los medios de comunicación generalistas se concentran en el hecho se paguen 69 millones de dólares por una obra digital o en los 580 mil dólares que generó la venta del clásico meme animado del gatito volador. No se enfocan en cambio, en lo que eso puede representar para la sociedad ni para la economía global. El mensaje se simplifica a grado tal que lo que se pretende es que la gente se ría del coleccionista que decidió pagar tal cantidad de dinero, no que el televidente o lector se lleve una idea clara de lo que está ocurriendo por medio de blockchain.
Durante mi plática con Láurel Miranda, ella mencionaba la creciente relación entre el área de entretenimiento o espectáculos, donde inició su carrera, y la política. Como referente utiliza el caso Donald Trump e incluso el de Arnold Schwarzenegger. Las historias entre “categorías” se entrelazan cada vez más. Pasa con el espectáculo, pero también con el nuevo gran poder que representa la tecnología, donde son muchos los que insisten en que tarde o temprano Mark Zuckerberg terminará optando por pelear la presidencia de Estados Unidos, aunque él mismo ha negado que esa sea su intención.
En la mayoría de los casos, los medios de información general omiten dar seguimiento profundo a la construcción de dichas historias. Incluso cuando se postulan a determinado cargo público el tratamiento que se les adjudica es el de broma, sin ponerse a considerar a fondo los factores que sí que podrían llevarlos al poder.
Los medios de información general de habla hispana, reconociendo contadas excepciones, prefieren banalizar que explicar, reírse que desgranar. Y entonces atiborran a su audiencia de lo mismo en vez de dar luz sobre tendencias que desconoce o no alcanza a vislumbrar en todo su potencial.
¿Cómo debe ser el nuevo periodista de información general?
Desde mi perspectiva, y entendiendo con ello el sesgo que representan mis gustos e intereses, serán éstas las características del nuevo periodista de información general:
1) El descubrimiento doblega a la consignación: los newsletters son la primera muestra del poder del descubrimiento sobre la simple consignación de hechos conocidos por la mayoría.
Los autores que más valoro son aquellos que muestran curiosidad por los nuevos sucesos que construyen al mundo. Sí, a veces, por los dichos de un político que representan o pudieran representar un cambio profundo respecto al modo en que vemos al mundo o por una iniciativa de ley que promueve un desafío al status quo, pero también por las tecnologías que prometen cambiar el modo en que nos relacionamos, por las historias de empresas que sirven como referentes respecto al modo en que se puede reconfigurar al mundo; y hasta por el modo en que la educación está siendo transformada a partir de la pandemia y de los altos costos que aún construyen una estructura de privilegio para algunos y de opresión y falta de oportunidades para otros.
El nuevo periodista de información general no tiene que ser tanto un experto ni publirrelacionanista como un explorador que se lanza en busca de historias que pronto podrían convertirse en mainstream. Y ahí, su labor será responder las preguntas básicas del periodismo, pero también las de entregar las potenciales repercusiones de eso con un análisis detallado, a fondo, que contiene sus opiniones, pero también las de fuentes autorizadas, sean o no exclusivas, pues lo importante es abonar a la historia.
2) El tiempo aire no limita la relevancia de un tema: el nuevo periodista de información general se tomará el tiempo que considere pertinente para explicar aquello que sea de interés social o que pronto lo será. Si bien no podrá hacerlo a través de plataformas con duraciones establecidas como la televisión, sí que deberá ser un creador de contenidos con la disposición a participar en distintas plataformas para en verdad cumplir con la encomienda de dar a la sociedad lo que requiere para estar informada de lo que acontece en el mundo.
Si ya en televisión se generan programas que cortan su transmisión en determinada región y continuan en otra, no es descabellado imaginar que una emisión televisiva extienda su duración a plataformas de streaming en vivo para atender las temáticas con la duración que amerite, dado que si bien se asume que ha de informarse en el menor tiempo posible, la explicación de una historia ha de ser tan detallada como se considere pertinente.
3) No es soft ni es hard, es lo que le interese a la audiencia: la importancia de uno y otro tema no tendría que pasar por el valor que históricamente se la ha dado a una categoría sobre otra. En un mundo en constante transformación, todas las áreas requieren explicaciones a detalle, periodistas especializados que se hagan las preguntas y encuentren las respuestas que no están ni en una conversación en Twitter ni en dos minutos de tiempo aire a través de la televisión.
El medio de información general, tanto a nivel corporativo como en el de periodistas en particular, deberá pugnar por ser una auténtica guía en la vida de las personas, del tal modo que ese costo/beneficio sea más claro para el usuario, que entonces sí contemplaría la posibilidad de invertir en determinado medio de comunicación o autor independiente.
En el futuro, como ya ocurre a través de Twitch con casos como el de Nanísimo y el del chileno Nicolás Copano , un periodista de información general lo mismo podrá hablar en el momento protagónico de su emisión del más reciente escándalo en la Casa Blanca que del modo en que Roblox se ha convertido en la gran disrupción en la industria de los videojuegos. ¿Por qué? Porque la gente un día despierta pensando en la crisis económica y al que sigue en un partido de futbol. No nos guiamos por categorías, nos guiamos por intereses vivos, cambiantes, que no atienden, en ocasiones, ni al deber ser ni a la seriedad o no que puedan representar.
4) Más política ciudadana, más nueva economía, más poder tecnológico: el nuevo periodista de información general deberá ser una luz en medio de la oscuridad que representa interpretar el futuro. Y para eso, ha de buscar información que tenga accionables para la vida de las personas. Si antes se mencionaban los principales movimientos en la bolsa de valores, ahora habrá que explicar a la gente la posibilidad que tiene de participar invirtiendo en acciones de empresas nacionales y transnacionales, tendrán que analizarse los riesgos y beneficios, habrá de renovarse el periodismo de negocios que en México sigue enfocándose en la macroempresa y en el valor del peso ante el dólar.
Al nuevo periodista de información general no le corresponderá consignar lo que ha ocurrido hoy, sino lo que vendrá mañana. Su rol será explicar el porqué de las luchas, entregar los puntos finos para comprender por qué aquello que siempre había sido blanco, ahora es tan negro que corres el riesgo de ser cancelado en caso de mantener dicha postura. Y ese entendimiento no se produce desde la consignación, sino desde el análisis, desde el desglose y desde la ampliación de miras.
Entre las grandes disrupciones se encontrará el incremento a la cobertura de los grandes personajes de Silicon Valley como Jack Dorsey, el propio Mark Zuckerberg, Jeff Bezos, Elon Musk y todos aquellos que desde el mundo del Big Tech plantean los nuevos desafíos y oportunidades del modo en que nos relacionamos.
5) Un explicador más que un juez: al periodista le enseñaron que a sus entrevistados debía exprimirles todo. Y si dicha entrevista no estaba provocando lo suficiente, entonces había que buscar poner en aprietos al entrevistado para que sus declaraciones pudieran interpretarse de manera atractiva para la audiencia. Esta tendencia a buscar exponer al entrevistado, salvo cuando el caso así lo amerite, en realidad está perdiendo terreno frente a la necesidad de poner en justa dimensión a a la persona que acepta participar en un ejercicio periodístico de este tipo.
Las entrevistas serán cada vez más diálogo y menos interrogatorios. Para el nuevo periodista de información general, volverá a ser clave ganarse la confianza de la gente desde el respeto, que no complacencia, que éste muestre hacia sus entrevistados, que no acuden a ser señalados ni a ser puestos bajo fuego, sino a un diálogo en el que la mejor opinión la tendrá la audiencia.