El periodista necesita descansar, aprender y pensar más
O por qué el concepto de Àngels Barceló sobre el periodista está obsoleto
Storybakers:
Las noticias no tienen horario, pero los periodistas sí.
Una redacción ha de ser fiel a su compromiso de informar sobre lo que importa en todo momento, pero no ha de hacerlo a costa de la estabilidad emocional, física o mental de una persona, sino de una estructura que soporte esa promesa de marca.
Contrario a lo que piensa la periodista española Àngels Barceló, quien ha calificado de flojos a los periodistas jóvenes que exigen mejores condiciones para su vida diaria, el periodista requiere hacer y trabajar menos para hacer y trabajar mejor.
Suena como un contrasentido, pero no lo es.
La aproximación de volumen nunca ha sido la apuesta más inteligente para una industria.
Ni como organizaciones ni como individuos.
Los medios perdieron el sentido de la autoría y la diferenciación cuando se pusieron a hacer notas por todo.
Antes el trabajo consistía en ser una especie de bombero en modalidad 24/7 para ir a donde fuera que hubiera incendios.
Y por incendios me refiero no sólo a esos breaking news de alto calibre que cualquiera desea cubrir aún sacrificando horas de sueño o de ocio, sino casi cualquier conferencia de prensa que tuviera a un personaje medianamente relevante frente a los micrófonos.
Eran los tiempos en que la información escaseaba y o se producía a partir de exclusivas o de ruedas de prensa con las que uno tenía que darse por bien servido.
Pese a que hubiera podido esperarse que la abundancia de la información relajara las exigencias sobre el periodista, ocurrió exactamente lo contrario.
Ya no es sólo acudir a las conferencias de prensa que todos tendrán, sino armar notas sobre lo que se publica en redes sociales, sobre lo que otros contaron e hicieron tendencia y sobre lo que sea que se requiera para tener alcance.
El periodista hoy escribe más y publica más, pero también produce otros formatos tanto para el medio en el que labora como para sus propias cuentas en redes sociales.
Esos formatos, que de fondo implican nuevas tareas y responsabilidades, suelen no incluir algún tipo de incentivo pese a que en ocasiones sí que hay ingresos adicionales para el medio de comunicación.
Si un periodista está en la nómina de un medio como redactor, ¿debe recibir alguna remuneración adicional por hacer el guión de un video o un podcast?
Es algo que se está debatiendo en la industria.
Mi perspectiva es que si ese formato termina generando un ingreso significativo para la empresa, también debería significar una bonificación para cada una de las personas que no habiendo sido contratadas para ese fin terminan contribuyendo al mismo.
Los medios no pueden seguirse permitiendo la firma de contratos tan abiertos que no exista para una persona la certeza de lo que hará y de lo que no hará, de lo que se le pagará y de lo que no se le pagará.
Es vital para ambas partes que se produzcan acuerdos específicos por más que ello implique mayor complejidad en las negociaciones.
Pero más allá de los incentivos económicos y de las tareas que se le asignan a una persona, el factor clave para la evolución del periodismo pasa por permitirle a quien lo practica tener la oportunidad de pensar más, de aprender más y de descansar más para que tenga un entendimiento mejor y más profundo de su propia industria.
Haciendo menos, lo harán mejor, tanto el periodista como el medio en que labora.
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¿Por qué es clave para el periodista aprender, pensar y descansar más?
El periodista hoy es más que la consecución de una noticia.
El periodista hoy ha de tener la capacidad de convertir sus historias en productos.
El periodista hoy ha de saber escribir, hablar y editar.
El periodista hoy ha de tener cuando menos un entendimiento básico del negocio en el que está.
El periodista hoy ha de pensar cómo diferenciarse en una tierra de iguales.
Todo eso ocurre en un contexto de movimiento infinito, de tendencias que vienen y van, de conocimientos que así como se adquieren han de ser desaprendidos.
Y nada de eso puede ocurrir si al periodista se le sigue encerrando en una redacción a para que produzca noticias al mayoreo.
Nada de eso va a ocurrir si al periodista se le manda a una conferencia de prensa que de cualquier modo hubiera podido seguir en línea y de la que no saldrá, en la mayoría de los casos, absolutamente nada de valor.
Esa conferencia le representa hasta un par de horas en idas y venidas en países como México.
Le representa el tiempo de espera que es en realidad tiempo muerto.
Y todo ese tiempo, sumado al que se le demanda que invierta en noticias que ni trascienden para el medio ni para la trayectoria personal del periodista, es el que hace que el periodista se muera tomando la pócima del viejo periodismo, esa que dicta que lo único que ha de hacer el periodista es dedicar su vida a la consecución de una noticia.
El periodista y los medios han de comprender el valor de la pausa.
Cuando me preguntan cómo es que escribo un newsletter a diario me sorprendo dado que me lo cuestionan quienes tienen al menos una decena de redactores en sus equipos.
Les respondo que se trata de hacerse el tiempo.
De decidir que esa persona que tiene que hacer diez notas en un espacio de tres horas, dedique ese tiempo en hacer una sola publicación pero a mayor profundidad.
Pero no sólo eso, esa persona también requeriría de tiempo para leer e informarse por las tardes.
Tendría que comprender y analizar las distintas referencias que tiene a la mano.
Tendría que satisfacer sus propias curiosidades, como yo lo hago, para dar con un tema diario del cual escribir.
El concepto que Àngels Barceló tiene del periodista le ha hecho mucho daño al propio periodista.
Por aceptar como reales esas premisas es que tenemos a periodistas deportivos que no hacen más que ver futbol.
Expertos en números y anécdotas, pero absolutamente ignorantes en el entendimiento de su propia industria, carentes de inspiraciones ajenas a eso a lo que dedican su vida y con un cúmulo de curiosidades desatendidas que tendrían que haberse convertido en oportunidades competitivas para ellos.
El periodista requiere más tiempo de libertad.
Entre más tiempo tenga para reflexionar, estudiar y analizar será más probable que encuentre cómo construir una fórmula llevadera tanto para sí mismo como para la industria en la que trabaja.
En ese nuevo entendimiento de la vida, el periodista también encontrará todo eso que le ha faltado para crear medios que en verdad encajan con su propósito.
La idea del periodista persiguiendo la noticia que no tiene horario es la que ha permitido que históricamente los dueños de los medios sean todo menos periodistas.
En la medida en que un periodista tome el control de su vida, tendremos periodistas con una visión más amplia de la vida, con un entendimiento del negocio y con la claridad mental para diferenciarse.
La industria hoy tendría que reconocer más al que hace un gran producto durante un mes que al que vive mal comido y mal dormido en una redacción que tiene como principal audiencia a Google.
Àngels Barceló se equivoca.
Lo de los jóvenes no es pereza, es más bien un entendimiento más contemporáneo de lo que debe ser la vida de un periodista.
Las organizaciones en vez de sancionar esa perspectiva tendrían que incentivarla.
O eso o seguir actuando en modo zombie mientras el mundo entero nos demanda cambiar.