

Discover more from The Muffin por Mauricio Cabrera
El Twitter de Elon Musk: el nuevo gobierno global
Las consecuencias de atestiguar lo inimaginable
Storybakers:
Sigo en Costa Rica por el encuentro entre miembros de Grupo Diarios de América.
El tema común en las conversaciones entre presentación y presentación ha sido la política.
El descontento generalizado en América Latina y Estados Unidos frente a lo que está ocurriendo en el mundo.
El hastío tanto hacia los gobernantes de extrema izquierda como hacia los gobernantes de extrema derecha.
Coincidimos todos en que cada vez cuesta más entender cómo hemos llegado hasta aquí.
A estar al borde de una nueva guerra mundial.
A un presente de crisis económica global.
A un escepticismo generalizado hacia los medios.
A una sociedad fragmentada dividida en filias y fobias preconcebidas más que en hechos comprobados.
Y en ese contexto he de reconocer que no sorprende que Elon Musk se haga con el control de Twitter.
Es justo ahora cuando podíamos imaginar un escenario en el que el hombre más rico del mundo se hace con el control de la que él mismo ha calificado como la mayor plaza pública que tenga la humanidad.
He dicho ya que el poder tecnológico es en la práctica el nuevo gobierno.
Un nuevo gobierno sin fronteras.
O mejor dicho varios gobiernos sin fronteras.
Cada gran plataforma conforma un nuevo gobierno.
Un nuevo gobierno que en el algoritmo encuentra la gasolina soñada por populistas que han podido beneficiarse de él pero que no han podido controlarlo tanto como los propios dueños de las plataformas.
Tienen, de hecho, problemas y facultades parecidas a las de los gobiernos.
Legislan a conveniencia.
Deciden qué sí y qué no se puede hacer sin consultar con los usuarios, aunque siempre diciendo que es lo mejor para ellos.
Benefician o perjudican a los usuarios según convenga a sus intereses.
Lo hacen de manera poco transparente, a discreción algorítmica, escudándose siempre en que eso que se hace viral es lo que la gente más está pidiendo y queriendo consumir.
Sus decisiones afectan a unos y benefician a otros sin que en realidad haya contrapesos que vayan más allá de sus propios intereses económicos.
Sus anuncios, como los de los políticos en campaña, suelen ser más un lavado de cara o un ejercicio de relaciones públicas que un verdadero apoyo a tal o cual causa.
Ambos golpean a los medios por un lado, pero por el otro reparten apoyos cuando aquello encaja con sus intereses.
Ambos, además, tienen problemas de repartición de riqueza.
Mucho se concentra en unos cuantos; y casi nada se reparte entre la inmensa mayoría.
Los problemas del capitalismo son los de la Creator Economy.
Los problemas del día a día son también los de la sociedad productiva en digital.
Hasta ahora los gobiernos tecnológicos habían tenido como mayor limitante el ser empresas públicas.
Cada decisión, cada resultado y cada escándalo terminaba trayendo consecuencias en el valor de sus acciones.
Y por tanto sus dirigentes se veían obligados a actuar de tal o cual forma aunque fuera más por obligación que por convicción.
Pero Musk se ha propuesto convertir a Twitter en una empresa privada.
En eso también se parece a un nuevo gobierno.
Apenas llega activa una serie de medidas para demostrar quién manda.
Ya ha echado al CEO, al CFO y a un grupo de dirigentes de alto nivel.
Se ha presentado con un pequeño video que lo mismo puede parecer comedia que un post muy al estilo de Donald Trump para romper con los convencionalismos de la política.
Llega también anticipando ahorros para sí mismo pero prometiendo los mejores resultados para Twitter.
Medios reportan que Musk pretende despedir al 75% de las 7 mil 500 personas que trabajan en Twitter.
Y pese a esos despidos, el plan de Musk es lograr que Twitter genere 26.8 mil millones de dólares al año para el 2028.
Cinco veces más ingresos que los 5 mil millones de dólares que genera anualmente.
Se propone hacer más con menos.
Lo hace justo cuando Twitter está más amenazado tanto por el cambio generacional que lleva a los usuarios a TikTok o Instagram para el consumo de noticias como por el abandono de quienes alguna vez fueron sus usuarios más leales.
De acuerdo a Reuters, un estudio interno de Twitter señala que sus usuarios más activos han olvidado la plataforma.
El reporte califica como “absolute decline” el estado actual de esos tuiteros que conforman menos del 10% de los usuarios pero también el 90% de los tuits y la mitad del revenue global de la compañía.
El propio Musk lo anticipaba en un ejercicio que hizo basado en las grandes celebridades en la plataforma.


El reporte presenta señales aún más preocupantes relacionadas a las temáticas en crecimiento,
Entre los usuarios de habla inglesa, lo que más crece son los contenidos sobre criptomonedas, la pornografía y la desnudez.
Si los anunciantes tienen sus reservas sobre Twitter como plataforma publicitaria, las tendencias que emergen los alejarán aún más.
Aunque ahora envíe mensajes conciliadores afirmando que sí que habrá ciertos límites en lo que se puede publicar o no, la promesa de Musk ha sido defender el libre discurso.
Desde ya está la interrogante de si habrá o no lugar para Donald Trump en el nuevo Twitter.
De haberlo, Twitter estará presentándose como gran protagonista de las elecciones en Estados Unidos.
Hasta ahora, como lo analiza The Verge, Elon ha logrado mantener su aura de genio capaz de ver lo que los demás ignoran.
Se le percibe como a un hombre del futuro, un adelantado a su época que es capaz de desafiar lo establecido.
Es en muchos sentidos una combinación de un gran político, con un gran empresario, con un gran creador de contenido.
Es en cierto modo Trump combinado con un Warren Buffet de nueva generación, aunque el propio Musk diga que es ingeniero antes que inversionista, más el arraigo de Mr. Beast en su comunidad.
Pero con Twitter corre el riesgo de afectar su visión del futuro con todo y la conquista de Marte por atender el caótico presente de la plaza pública que ha adquirido.
Hasta la fecha nadie ha logrado dar con la tecla de la moderación.
El libertinaje tampoco parece la opción.
Twitter, además, tiene un severo problema.
A diferencia de TikTok, Instagram o YouTube, la gente en Twitter no necesariamente la está pasando bien.
En Twitter la gente pasa tiempo discutiendo sobre política o sobre problemáticas sociales.
En Twitter la gente se desgasta en conversaciones que no llevan a nada.
O como escribe Ryan Broderick: “Twitter nunca ha entendido el hecho de que sus usuarios odian estar en la plataforma y se odian entre si”.
No se ve cómo Musk pueda cumplir sus promesas de libre discurso sin fomentar aún más el encono social.
No se ve cómo en ese entorno pueda prosperar una plataforma publicitaria que lo lleva a quintuplicar ingresos.
No se ve cómo Twitter pueda convertirse en la everything app con la que sueña Musk.
Cuarenta y cuatro mil millones de dólares después, Musk se ha hecho con Twitter.
Comienza un nuevo gobierno global.
A partir de ahora veremos si Musk en funciones resulta tan efectivo como Musk candidato.
Otra semejanza con la política.
Habrá que ver el costo final que para Musk tendrá haber liberado Twitter.
Únete a los grupos de Story Baker en Telegram
Cheat Media Links and Talks: lo que tienes que saber de la industria sin tener que buscarlo en Twitter ;-)
La Podcastería: el punto de encuentro para creadores de audio con ligas, ideas y recursos.
La Creator Economy: historias y briefing diario sobre la economía de los creadores que está cambiando al mundo
News de News: Todo sobre Newsletters
Desde el metaverso: el futuro de nuestra existencia digital