Storybakers:
Este fin de semana estaré como ponente en Vidcon México.
Los espero ahí viernes y domingo para hablar del valor de las historias a partir de la data, de cómo atrapar a tu audiencia y del futuro de los contenidos deportivos.
Aquí la información completa para que puedan asistir.
Hablando del futuro de los contenidos deportivos, ESPN ha hecho lo que siempre dijo que no haría.
Bob Iger ha tenido que dar marcha atrás a lo que siempre sostuvo en su primera gestión al frente de Disney para reconocer que Bob Chapek no estaba tan errado al identificar la oportunidad de las apuestas para ESPN.
Es ya la segunda demostración de que quizás Chapek no estaba tan errado en su corta gestión como CEO antes del regreso de Iger.
Hoy la única unidad de negocios de Disney con el revenue a la alza es la división de parques, experiencias y productos.
Esa en la que Chapek se especializaba.
Pero más allá de esas posturas iniciales en que Iger desechaba la posibilidad de llevar ESPN al mundo de las apuestas y Chapek la abrazaba, cuando menos en el discurso, lo que toca es analizar por qué ESPN ha decidido licenciar su marca a Penn State para el lanzamiento de ESPN Bet.
El dinero es, como siempre, la razón más visible.
Bob Iger ha sido abierto en sus intenciones de buscar aliados estratégicos para las propiedades lineales de Disney.
Disney no cuenta con el ancho de banda para transformar por sí sólo la realidad actual de ABC.
Mucho menos está en capacidad de competir de forma recurrente por los derechos de transmisión de los grandes eventos frente a Apple TV, Amazon o DAZN.
Como Warner, Paramount y el resto de los grandes referentes de la era de la televisión lineal, Disney tiene que atender el futuro procurando que la caída de su negocio pasado no sea tan estrepitosa.
El problema, como también ha quedado claro con CNN, es que ese tipo de propiedades se quedan varadas en la indecisión.
No pueden dar el salto definitivo al mundo del streaming dado que aún tienen que cuidar el negocio lineal.
Pero aunque cuiden ese negocio lineal, el futuro los está alcanzando.
A decir de especialistas, Iger ha comprado tiempo con su acuerdo con Penn State.
El acuerdo le genera mil 500 millones de dólares a ESPN y 500 millones de dólares en acciones a cambio de 10 años de licencia para Penn State.
Esos mil 500 millones de dólares incluyen el compromiso de ESPN de asignar especialistas y espacios a la difusión y análisis de oportunidades en ESPN Bet.
Además, Penn State invertirá 150 millones de dólares al año en marketing para posicionar sus sportsbooks en alianza con ESPN.
La razón de la negativa de Iger no pasaba tanto por el posible daño reputacional de ESPN como por la potencial afectación a la marca Disney. Pero ese estigma sobre las apuestas ha ido perdiendo efecto, cuando menos en Estados Unidos, a partir de la legalización de las mismas en 38 estados.
Para Penn State se trata de una jugada estratégica para intentar convertirse en el tercer gran jugador en el mundo de las apuestas en Estados Unidos.
Aspira a conquistar entre el 10% y el 20% del mercado, sólo detrás de FanDuel y DraftKings.
Para hacerlo ha optado por desprenderse de Barstool Sports pese a haberlo adquirido en su totalidad en agosto del 2022 por 551 millones de dólares.
Con ESPN, Penn State aspira a lograr lo que no pudo conseguir con Barstool.
Las razones de esa adquisición fallida encuentran como principal argumento la propia naturaleza de Barstool Sports.
A diferencia de ESPN, una marca catalogada como apta para toda la familia Barstool Sports tenía una naturaleza rebelde, políticamente incorrecta y hasta abiertamente racista.
A tal grado llegó el entendimiento de Penn State respecto a que sus sportsbooks con Barstool no funcionaría que optó por devolvérselo a Dave Portnoy a cambio de un simbólico pago de un dólar.
Ahora Dave Portnoy asegura haberse quitado una correa que no les permitía operar como siempre a partir del escrutinio de pertenecer a una empresa pública como Penn State, pero se enfrentará al desafío de monetizar más allá de las apuestas, donde ha tenido que firmar un acuerdo de no competencia.
Para ESPN se avecinan tiempos de incertidumbre.
El abrazo al mundo de las apuestas tiene que verse como la aceptación de una realidad.
El deporte, por más sospechas que esa relación genere, está ligado de forma íntima a las apuestas.
Hace tiempo ya que los medios deportivos latinoamericanos, por citar un ejemplo, reciben la mayoría de sus ingresos de empresas como Caliente o Codere.
A nivel Estados Unidos, el antecedente directo no es alentador.
FanDuel y Fox decidieron cancelar su acuerdo para la operación de Fox Bet al no poder conquistar más allá del 1% del mercado.
El futuro de ESPN está en las apuestas.
Pero esa no es más que una nueva fuente de ingresos.
Lo que está por verse es si Iger mantiene su intención de mantener a Disney como accionista mayoritario en cualquier negociación, o si abre la puerta a la venta definitiva de ESPN.
En lo que respecta a Barstool, Dave Portnoy y Erika Nardini, CEO de la empresa, tendrán que ser creativos para seguir encontrando oportunidades cuando su marca es vista con recelo por tantos.
Son tiempos de cambio.
De reconocer que lo un día se descartaba, es ahora un potencial camino.
Sobre el deporte y las apuestas seguiremos hablando mucho.
De que habrá escándalos, los habrá.
Falta ver si el beneficio es más grande que el perjuicio.
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