Johnny Harris: el youtuber que ganó un Emmy
Y cómo su éxito colaborando con el New York Times enseña el cruce de la Creator Economy con los grandes medios
Storybakers:
Ha sido una semana emocionante.
Hice el primero de muchos streams que vendrán en mi canal de Twitch.
Impartí un seminario sobre creación de marca personal periodística para el CILAP de Panamá.
Fui invitado por Troop al primer Insider Talks organizado por Business Insider en su versión mexicana.
Estuve como cada semana en TV Azteca para hablaer de la Creator Economy.
Y pusimos en marcha Tendencias 2023, el libro colectivo que diseñamos, construimos y creamos entre todos a partir de nuestro servidor en Discord.
Por todo eso y por lo que viene, GRACIAS.
Johnny Harris es lo que quiero para el periodismo.
Es lo que los medios deben querer de la Creator Economy.
Y es también lo que la Creator Economy puede querer de los medios.
Que detrás de un Emmy esté el New York Times no es una novedad.
Este año el NYT ganó 5.
Pero sí que uno de ellos lo haya ganado por una colaboración con un periodista que antes que todo se califica como un youtuber.
Lo hizo con “Blue States, you’re the problem”, que explora las deficiencias que imperan en estados gobernados por demócratas en Estados Unidos.
Concebirse como un youtuber antes que como un periodista permite ampliar los horizontes mentales que nos trazamos.
Como también asumirse como creador de contenido antes que como periodista.
Y aunque para muchos esa sea una afrenta al periodismo, es en realidad una liberación creativa que permite mantener los ideales y códigos del periodismo pero trasladarlos a una nueva realidad.
A esa en la que el periodista convertido en youtuber reconoce que ha de entretener, que ha de contar historias con ritmo y que ha de conectar con las audiencias.
Johnny Harris encarna lo mejor del periodismo con lo mejor de los creadores.
Encontró en Vox la mejor escuela que podía tener para especializarse en periodismo explicativo en video.
Ahí mismo coqueteó en dos ocasiones con ganar el Emmy.
Lo hizo con las cuatro temporadas de Vox Borders que le terminaron valiendo dos nominaciones al Emmy.
En esas cuatro temporadas viajó a Nepal, Corea del Norte, Japón, Haití, Republica Dominicana, Hong Kong, Colombia, Venezuela, la India y Sri Lanka.
Hasta que un día Vox decidió que Borders no iba más.
Que la quinta temporada sería cancelada.
En ese adiós precipitado, Johnny Harris dejó de ser el periodista para convertirse en youtuber de tiempo completo.
En ese mismo contexto anunció que Johnny Harris en su versión youtuber no dejaría ni de hacer periodismo ni de estar en medios.
Que se integraba al New York Times.
Ya no como empleado, como colaborador.
También que redoblaría esfuerzos en Brighttrip.
Una plataforma que creó para que la gente pudiera tomar cursos en video diseñados para viajeros.
Es youtuber, es periodista, es emprendedor, es video productor, es storyteller.
Y en todas tiene las suficientes credenciales para hacerlo.
Ese es el prototipo del nuevo periodista.
El que no se conforma con depender de un medio.
El que cuenta las historias con las que sueña.
El que no se debe a nadie más que a su comunidad.
Una que en el caso de Johnny Harris es tan grande como 2.9 millones de suscriptores en YouTube.
Cada pieza de Johnny es un reflejo de lo que es él.
Es una pieza de autor antes que una nota de maquila.
Es un artista que en todo lo que hace refleja su estilo.
Como ese sello de aliarse con un compositor para que sus reportajes tengan su propia música.
O como el ritmo narrativo que ha convertido en curso.
O como esa especialización que se ha construido en política internacional.
Hace varios días que quería escribir de Johnny Harris.
Ya en su momento lo había incluido en un envío en el que también hablaba de Cleo Abram.
Una periodista que tras también estar en Vox ha tomado su propio camino como tiktoker y como youtuber.
No quería cerrar la semana sin hacerlo.
La Creator Economy no está aquí para destruir a los medios.
Pero tampoco para consentir que sigan siendo lo mismo de siempre.
La Creator Economy entrega al periodista independiente la posibilidad de cotizar su trabajo, de elegir las historias que cuenta y de llevarlas a la plataforma que más le convenga.
Esta vez ha sido el New York Times.
Pero hubiera podido ser cualquier otro.
O incluso Netflix, o Spotify, o Amazon, o Substack, o el propio YouTube.
El periodista debe estar donde tenga libertad, donde encuentre mejores condiciones y donde lo que está contando haga clic con lo que soñaba cuando decidió dedicarse a esto.
Que ser youtuber sea la forma de lograrlo es la más grande demostración de que los tiempos han cambiado.
Y también de que mucho queda por hacer para que esos periodistas que no se plantean imposibles vuelvan a estar reunidos en la redacción de un medio.
No por imposición ni necesidad, sino por convicción y conveniencia.
Mientras eso pasa, bienvenido ser youtuber, tiktoker o instagrammer.
Con la libertad de ese término también se libera el periodismo.