La Casa Blanca es de los tiktokers: ¿qué le queda al periodismo?
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Storybakers:
¿Qué se hace cuando al periodismo se le impide cuestionar?
¿Cómo actuar cuando los espacios de pregunta-respuesta se han cerrado sin fecha pronosticada de retorno?
Pasó primero en México.
Ocurre ahora en Estados Unidos.
Las conferencias de prensa se han cerrado para las preguntas serias.
Y cuando se alcanzan a formular, la respuesta tiende más a la farsa y a la comedia que a la verdad.
Por un lado, los espacios se cierran para el verdadero periodismo.
En La Mañanera de López Obrador que ha continuado con Claudia Sheinbaum los youtubers a modo han ido ganando espacio sobre los periodistas de medios establecidos.
En Estados Unidos, la Casa Blanca ha abierto sus puertas para que los tiktokers ocupen esos espacios que antes se reservaban para los medios establecidos.
Tras el accidente aéreo que acabó con la vida de 67 personas en Estados Unidos, Donald Trump señaló a las políticas de diversidad impulsadas por Barack Obama y Joe Biden de haber sido las responsables.
En su comparecencia ante los medios hubo espacio para las preguntas bien formuladas.
Pero también para las respuestas sin sentido.
Cuando una periodista le refutó si tenía evidencias de que el accidente se produjo por un error humano a partir de las políticas de diversidad de los gobiernos demócratas, Trump aseguró que no.
Pero que lo que sí que tenía era sentido común.
Cuando se le preguntó si pensaba ir al lugar de los hechos, bromeó diciendo que le resultaría imposible dado que representaría meterse al agua.
En las conferencias de prensa o fluyen las preguntas a modo o simplemente se responde lo que se quiere.
¿Deben los medios seguir invirtiendo recursos en enviar a periodistas para recibir respuestas que en realidad no lo son?
¿En parte a los medios les gustan esas respuestas porque el sinsentido garantiza viralidad?
¿En el fondo para la fórmula del volumen estos enfrentamientos directos dejan más que las respuestas sensatas?
En estos tiempos o se practica el que he calificado como el buddy journalism (periodismo de amigos) o se practica el hater journalism.
No porque cuestionar con el periodismo bajo el brazo esté mal.
Sí porque las figuras políticas y hasta las del deporte y el entretenimiento se encargan de satanizar al que cuestiona.
¿Qué sentido les queda a las conferencias de prensa?
¿Qué valor les queda a las entrevistas exclusivas cuando sólo se hacen con amigos que irán hasta donde el entrevistado quiera?
¿Estamos frente a la caída del periodista que entrevista para entrar a la era del análisis a fondo sin poder establecer un diálogo con el objeto del mismo?
Se dice siempre que la historia de la sociedad es un ir y venir.
Que tarde o temprano vuelve lo que se pensaba obsoleto.
Ha ocurrido con la brevedad del telegrama que se reinterpretó a través de Twitter.
Está ocurriendo con el periodismo de revista que de a poco regresa como un formato que alimenta la diferenciación entre medios.
Y está ocurriendo con la televisión de cable que aún no termina de morir y ya encuentra una nueva versión con el bundle de las plataformas de streaming.
Pero está por verse que ese retorno se produzca en torno a los medios y el periodismo.
¿En verdad es sensato pensar que el buddy journalism un día perderá terreno?
¿Podemos confiar en que la sociedad se acabará cansando de la propaganda para demandar que sus gobernantes cumplan con lo que les corresponde?
No queda claro que vaya a ocurrir.
Y no se ve para cuándo la política de puertas abiertas a los creadores coexista con una nueva era para el periodismo tal como lo conocíamos.
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