La era del periodismo de mensajería directa
Nunca antes el periodismo había sido tan personal
Storybakers:
Ahora también cuento historias en TikTok.
Aquí mi análisis sobre el éxito de la película de los Minions a partir de su influencia en la cultura popular.
Una reflexión sobre la decadencia que viven los personajes más icónicos de Disney, incluso con el riesgo de ver a Mickey como dominio público.
Y por qué tenemos que valorar cada una de las producciones de Adam Sandler.
Como preámbulo a este envío, en el que exploraré lo que para mí debe ser el nuevo periodismo, vale entender cómo fue que llegamos hasta aquí.
Lo analizo en Panmedials, los medios de la pandemia.
Es el pasado que se manifiesta en el presente.
La reinterpretación del periódico que llegaba a la puerta de la casa.
Pero ahora con la tecnología de por medio.
Y con el periodista haciendo las veces de un medio corporativo.
Es el periodismo de mensajería directa.
El que se entrega en un newsletter pensado para una persona particular.
El que tiene nombre y apellido tanto de ida como de vuelta.
Con un periodista o autor para una persona que no es cualquiera.
El periodismo de mensajería directa recupera la cercanía que en algún momento tuvieron los diarios.
O los viejos programas de radio y televisión.
El pass-along que llevaba a una familia a leer el mismo diario o revista adquirido por papá o mamá encuentra un nuevo significado en estos tiempos.
El newsletter se comparte con la pasmosa facilidad del forward.
Un video en TikTok o en reels viaja a la perfección para ser compartido a través de WhatsApp.
Un slideshow explicativo es una forma práctica de guardar conocimiento sin mayores preámbulos.
Un podcast bien segmentado funge como antes lo hacía un libro de consulta para un profesionista.
El periodismo de mensajería directa es claro en sus beneficios para el lector o espectador.
Cada pieza de contenido es una unidad de conocimiento o reflexión para la audiencia.
Ahí donde los medios vuelcan contenido sin más en sus plataformas, el periodismo de mensajería directa es puntual en su promesa.
Y eso deriva en que el periodismo directo viaje más y mejor que el periodismo corporativo y de producción en masa.
El funnel del nuevo periodismo no incluye un sitio.
Si acaso lo utiliza como repositorio, pero no como elemento protagónico de una estrategia.
Como si fuera una aplicación para hacer ejercicio, el nuevo periodismo ofrece experiencias de más y menor duración, de más y menor profundidad.
Del video en TikTok al video largo en YouTube o al stream en Twitch.
Del carrusel en Instagram al newsletter que desglosa y va a fondo en lo que no resuelve el slideshow.
Del feed de TikTok o Instagram al grupo en WhatsApp.
Del video al texto o al audio sin que el formato sea ya un impedimento.
Nunca como ahora el periodismo había sido tan directo, tan humano, tan intencional y tan conversado.
El nuevo periodismo es como un intercambio de cartas.
Es una relación viva y dinámica.
Va más allá de si los periodistas deben o no trabajar en un medio de comunicación.
Se relaciona con lo que ofrecen los ecosistemas sociales y el ecosistema de los medios.
El de los medios es cerrado, generalista, frío y cuantitativo.
El de los entornos sociales es cálido, viral y personal.
Con formatos idóneos para viajar de unos ojos a otros. |
Con la presencia constante de llamados a socializar ese contenido que está siendo consumido y comentado.
El newsletter, aunque clásico en su entrega, no deja de ser un producto entregado en una herramienta diseñada para compartir información e intercambiar mensajes.
Instagram y TikTok no tienen momento alguno de que consume en que no esté habilitada la opción de compartir o comentar.
Se asume que esas acciones son parte natural de la experiencia misma de estar en esas plataformas.
En los medios no es así.
Los medios, incluso los más prestigiados, están diseñados fundamentalmente para ser leídos.
Sin incentivar la opción de guardar contenido, la de compartir o la de comentar.
Es una experiencia fría y pasiva que no resulta conveniente ni para la organización periodística ni para el periodista mismo.
El producto de los medios de comunicación es deficiente.
Ha sido miope en su evaluación sobre lo que han traído a la mesa las redes sociales.
En las redes todo está diseñado para generar viralidad y conversación.
En los medios casi nada está diseñado pensando en ello.
El periodista cada vez percibe menos beneficios por publicar bajo el manto de un medio de comunicación.
Va más allá de las percepciones económicas.
Al periodista le corresponde entender de qué se está perdiendo por entregar su trabajo a plataformas que de raíz dinamitan opciones de posicionamiento tanto para sí mismo como para la historia que está siendo contada.
Si el periodista se asume como creador, deberá dejar de pensar únicamente en su ingreso económico para pensar dónde le irá mejor a su obra a largo plazo.
Y ahí, de nueva cuenta, la evaluación difícilmente será a favor de estar en un medio de comunicación.
Los medios de nueva generación lo están entendiendo.
¿Cómo?
A continuación lo desarrollo…
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Los nuevos medios alinean su estructura a las necesidades del nuevo periodista que a su vez atiende a las nuevas audiencias.
El sitio entendido como plataforma hegemónica ha quedado obsoleto.
Puck se fundamenta en newsletters, podcasts y conversatorios.
Semafor iniciará con una serie de conversaciones encabezadas por Ben Smith.
Axios partió del newsletter como producto mínimo viable para atender nichos, después localidades y finalmente crear una metodología B2B para corporaciones.
The Information es ante todo newsletters más encuentros físicos y digitales.
Los podcasters activan cursos y espacios de interacción directa.
Los formatos adoptados son conversacionales antes que informativos.
Entornos activos antes que pasivos.
En los nuevos medios y para los nuevos periodistas una historia no termina cuando es publicada.
Por el contrario, inicia su proceso de socialización y conversación.
Un proceso de ida y vuelta en el que se promueve el intercambio de ideas.
A nivel creadores está ocurriendo.
Incluso en Latinoamérica.
El mexicano Guillermo Fonseca lanzó su marca personal como el Fashion Memo.
Inició en Instagram.
Lo hizo como respuesta a la negativa de los medios de moda a darle cabida.
Él no encaja con el estereotipo de quienes cubren la industria.
Ha tenido que saltarse la puerta creando su propia audiencia desde las redes sociales.
Cuenta su historia en el más reciente episodio de The Coffee.
Una historia que va del rechazo de los medios al emprendimiento personal.
La colombiana Laura Camila Vargas ha dejado hace unas horas de ser parte de El Tiempo.
Lo hace después de convertirse en un gran referente en TikTok a partir de su cobertura de las elecciones presidenciales en su país.
Deja El Tiempo para enfocarse en proyectos personales, particularmente la producción de video.
Y para sumarse a Keep Up, mediatech colombiana que tiene como misión empoderar a las nuevas generaciones.
El campo de acción de Keep Up es como el de Telokwento o como el de Ahora Entiendo en México.
A través de mensajeros instantáneos, de redes y de newsletters.
En estos nuevos entornos, el valor del periodista como creador es más evidente que en organizaciones tan grandes en las que el resultado individual palidece ante el corporativo.
En la era del periodismo de mensajería directa, la plataforma no devora a los periodistas.
Actúa más bien como un escenario diseñado para que el periodista, ya sea a nivel individual o como parte de un colectivo, construya una relación de confianza e interés mutuo con su audiencia.
Va más allá del ingreso econónico.
Bajo la nueva realidad, o los medios entienden su rol como plataformas y sus necesidades como gestores de una relación entre periodistas y sus audiencias o serán cada vez menos atractivos.
Hacerlo no significa sepultar el valor de la marca corporativa.
Significa más bien la necesidad de crear ideales, metodologías y fundamentos compartidos que puedan ser encarnados por periodistas que encajen en esa visíón.
Axios, Puck, Morning Brew y Barstool nos han demostrado que es posible conciliar los intereses del individuo con los de la corporación.
Con la comunidad, eso sí, siempre como prioridad.
Me encantó!! Hace un par de años leí de Taylor Lorenz que con plataformas como substack, podcast, etc estábamos entrando en el capítulo “periodistas se enfrentan a los retos de los emprendedores”. A medida que cada uno trabaja más independiente también crecen los problemas típicos de startups, como financiamiento o producción. Si no me acuerdo mal era en las predictions de Neiman Lab lo voy a buscar!!