La IA consolida la era del one single person newsroom
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Nota del autor: Quiero agradecer profundamente a El Observador de Uruguay por haberme hecho parte de su evento de relanzamiento en Montevideo, además de invitarme a dar una conferencia a su equipo editorial, y al Centro Latinoamericano de Prensa por llevarme de regreso a Panamá para ser parte de un encuentro sobre el uso de la inteligencia artificial en redacciones latinoamericanas.
Storybakers:
Hay dos formas de verlo.
La primera apunta a la era del súper periodista.
La segunda a la pronunciación del individualismo por encima del colectivo.
El periodista que triunfa será cada vez más como un creador de contenido.
Ya lo ha dejado claro Johnny Harris cuando al recibir el Premio Emmy por su colaboración con el NYT advirtió que él, ante todo, era un youtuber.
Ya lo ha dejado claro Cleo Abram con el protagonismo que adquiere en cada uno de sus videos.
Aún cuando entrevista a Mark Zuckerberg, ella es parte fundamental de la historia que se cuenta.
Aún cuando en uno de sus videos participa Max Verstappen, aquello se presenta mucho más como una colaboración que como una entrevista.
Son ellos los casos más emblemáticos.
Pero no los únicos.
Cada periodista que que emprende por cuenta propia termina adoptando muchas más características de creador que de informador.
Lo hace en la construcción de su relación con su propia comunidad.
Lo hace en el diseño de las miniaturas para YouTube.
Lo hace en la editorialización constante que hace de las historias que presenta.
Lo hace en el tipo de coberturas que realiza para resultar atractivo tanto para anunciantes como para los usuarios.
A ese apogeo de la individualidad se suma la conformación de una redacción personal.
El periodista que emprende ya no está solo.
Nunca está solo.
Lo acompañan una serie de herramientas de inteligencia artificial que hacen la labor de una serie de compañeros en una organización periodística.
En esta imagen, por ejemplo, muestro las distintas plataformas que involucro en el armado diario de mi newsletter.
La escritura del newsletter es cien por ciento or cuenta mía.
Pero siempre al finalizar consulto la opinión tanto de Claude como de ChatGPT.
Dall-e, a través de su integración en ChatGPT se ha convertido en una herramienta indispensable para mí.
Fue mi manera de poder ilustrar mi newsletter diario sin tener que repetir las de por sí escasas imágenes que hay en torno a redacciones de medios de comunicación, creadores y plataformas.
Aunque lo ideal sería pagar a un diseñador por este servicio, el escaso tiempo del que dispongo entre la realización del mismo y la publicación haría complejo que el trabajo gráfico quedara a tiempo.
Lo que hice, en cambio, fue entrenar a My GPT para que me generara imágenes con la misma paleta de colores y el mismo tipo de trazo.
El resultado no es perfecto.
A veces cuesta más que otras dar con lo que estoy buscando.
Pero al menos siempre comparto una ilustración única, identificable y con valor diferencial respecto a lo que se puede encontrar en otros newsletters.
Comparto a continuación algunas de las imágenes que he generado en los últimos días.
Claude y ChatGPT son también herramientas a las que acudo tanto para entender el potencial de redistribución de mi información como para extraer contenido que pueda convertirse en publicaciones dentro de Notes.
Si fuera más allá de estos envíos, utilizo también Eleven Labs y Runway para una serie de proyectos que me estoy desarrollando.
En estricto sentido, para mi trabajo como creador o periodista independiente, me respaldo más con herramientas de inteligencia artificial que con otras personas.
Esa realidad será cada vez más semejante tanto para los periodistas independientes como para los que están dentro de un medio.
Respecto a las posibilidades del periodista como individuo soy cada vez más optimista.
Respecto a la voluntad de todos esos periodistas para aprender a trabajar de forma colaborativa no lo soy tanto.
Sin embargo, no dejan de estar ahí modelos de colectivos que alcanzan éxito notable como Puck, Defector o 404 Media.
No dejan de estar ahí los canales de streaming argentinos como Luzu, Blender, Gelatina y Olga.
O esfuerzos de nueva generación como Ac2ality, Ahora Entiendo y Telokwento.
Lo que resultará complicado para la industria será atraer al mejor talento cuando en el ecosistema existen tanto incentivos tecnológicos como económicas para seguir por cuenta propia.
Es una verdad irrefutable que un video en YouTube puede ser suficiente para cambiar tu vida.
Que una serie de videos en TikTok puede convertirte de golpe en un periodista o creador de alta relevancia.
Entre los medios el camino a la notoriedad, y por tanto, a la prosperidad, no es tan claro.
Es mucho más sinuoso.
Mucho más de vieja generación.
Y mucho más dependiente de formas de monetización que no encajan necesariamente con las demandas y voluntades de las nuevas audiencias.
Es la era de las redacciones personales.
Del periodista trabajando con robots para satisfacer a su comunidad.
Costará cada vez más comprender porque los grandes periodistas se quedarían dependiendo de lo que decida para él quien esté arriba en el organigrama.
Son tiempos de independencia.
Tiempos de periodistas que parecen más bien creadores.
De súper periodistas y súper creadores que en cierto modo no se necesitan de nadie más para vivir de contar historias.
Menudo golpe de realidad para los medios.
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