La individualización en la creación del contenido demanda nuevas redacciones
Y por qué los medios deben aprender a optimizar sus recursos
Storybakers:
Las plataformas han hecho lo suyo para individualizar la creación de contenido.
No es sólo una individualización en el hacer sino también en el conseguir.
Encaja esa realidad en una sociedad que abraza antes las marcas personales que las corporativas.
¿Fue la tecnología la que provocó el culto a la persona antes que a las instituciones?
¿O fue más bien la sociedad la que demandó esa tendencia por parte de los monstruos tecnológicos?
Es en realidad una intersección de un momento social de escepticismo ante el corporativismo en todas sus formas y la oportunidad que ello representaba para lanzar invitaciones a que todos fueran excepcionales.
De eso va la Creator Economy.
De enviar un mensaje incluyente, otra tendencia social manifestada como producto y marketing tecnológico, sobre las posibilidades que todos tenemos de vivir de nuestra obra.
Es un mensaje poderoso, disruptor y políticamente correcto.
Pero también un tanto populista, engañoso y oportunista.
La teoría abraza a todos.
La realidad abraza sólo a unos cuantos.
Ese filtro entre hipótesis y verificación es el que lleva a que Peter Kafka asegure que los newsletters no fueron todo lo que se había dicho que serían.
Como tampoco lo fue el blogging en su momento.
O como el podcasting, que en el 2022 ha visto nacer menos nuevos shows y episodios que en años anteriores.
No es tanto que cada movimiento sea una burbuja sino que conforme más madura una tendencia más se consolidan los casos de éxito y más se elimina la paja.
Las tendencias revelan iconos que se convierten en excepciones.
Y con sus métricas deprimen a quienes entonces descubren que han de recorrer un largo camino para hacer algo relevante.
En ese umbral de dolor muchos emprenden la retirada.
La promesa de las tendencias tecnológicas suele omitir el sacrificio que se requiere para poder subirse a ellas.
Pero más allá del escaso porcentaje de creadores que logran comprobar el poder de una tendencia antes que cuestionarla, existe un punto clave para entender cómo deben ser las nuevas redacciones.
Parto de este tuit que realicé hace unos días:
Este post encierra una contradicción en la industria de los medios.
Es recurrente ver a publishers quejándose por falta de recursos.
Pero es también recurrente ver a esos mismos publishers utilizando a numerosas personas para alcanzar un resultado igual o menor al obtenido por un creador independiente.
Entre los medios suele aplaudirse cuando un medio corporativo alcanza determinada cantidad de seguidores en TikTok.
Y sí, aquello puede ser un logro, pero habría que preguntarse a qué costo.
En muchos de los casos se hizo invirtiendo más de lo necesario, burocratizando o colectivizando lo que pudo hacerse de forma más simple y eficiente.
A los medios los limita vivir pensando en los riesgos de la exposición excesiva de una marca personal.
Temen que el protagonismo recaiga en personas antes que en la corporación.
Pero en esa inseguridad mezclada con las viejas costumbres de pasar por numerosas manos lo que hoy se puede hacer con un par, engordan sus nóminas sin mejorar sus resultados.
Cuando en el envío de ayer mencionaba que las redacciones necesitan menos periodistas pero más capacitados me refería a la imperiosa necesidad de optimizar recursos.
Las redacciones han de volver a estar pobladas por el mejor talento.
Pero ese talento es el que más ha sido atraído por la Creator Economy.
En la práctica, particularmente en el entorno hispanoparlante, ha quedado demostrado que el porcentaje de periodistas exitosos por vía independiente es escaso.
Pero incluso si un periodista de alto nivel fracasa en sus esfuerzos de monetización por cuenta propia, aquello no tendría que significar que el modelo corporativo tal como está sea el óptimo.
Es posible que para su canal de TikTok, un medio no necesite más que de una o dos personas a cuadro.
No tiene por qué ser democrático, no tiene por qué convertirlo en una obligación de muchos.
No tiene por qué fragmentar esfuerzos cuando uno o dos recursos bien enfocados pueden marcar la diferencia.
Lo mismo aplica para otros espectros donde la cantidad termina mermando la calidad.
Los creadores/periodistas pueden alcanzar resultados extraordinarios bajo el cobijo de una organización.
Los medios han de procurar la densidad de talento de la que habla Reed Hastings en su libro No Rules Rules para llegar al siguiente nivel.
En él, habla de cómo en Netflix desterraron el trillado concepto de “familia” para referirse a su cultura organizacional y abrazaron el de un equipo de alta competencia.
La industria necesita más medios que fichen y construyan grandes talentos con las condiciones adecuadas antes que engrosar sus nóminas con numerosas personas que no estén por arriba de la media.
No descarto ni demerito la posibilidad de formar, impulsar y transformar talentos que hoy requieran de actualización, pero sí apunto a que el nivel de los periodistas empleados en las redacciones se incremente de forma considerable.
Cuando la principal necesidad ya no es sólo informar se requieren otro tipo de capacidades.
Para explicar, contextualizar y enseñar es necesaria una especialización que escasea en los medios.
Parar contar historias a profundidad a partir de datos se demandan habilidades narrativas que no abundan en las redacciones.
Para crear propiedad intelectual, de ficción y no ficción, se demandan guionistas, creativos y documentalistas que no aparecen por ningún lado en los newsrooms.
En los medios se ha consentido que haya una porosidad de talento.
Eso no puede ir más si de verdad se quiere competir con ánimos de aportar algo a la sociedad.
Frente a la individualización en la creación de contenido, los medios tendrían que parecerse mucho más a las plataformas tecnológicas.
Permitir a cada periodista conocer sus números.
Qué ha logrado y qué no.
Ser transparentes en lo que se espera de él como un creador único.
No como parte de un todo que termina siendo amorfo, lento y hasta torpe.
La industria debería elevar la calidad de sus redacciones, aunque implique reconocer que hay muchos que no pasarán ese filtro de calidad.
O eso o seguir viendo que las necesidades son cubiertas por marcas personales muy lejanas a las corporaciones.
En Panmedials, los medios de la pandemia, hago un repaso a las decisiones que llevaron a los medios a su estado de crisis actual.
Propongo también un camino a seguir para salir de esa pandemia en la que nos metimos.
Adquiere aquí Panmedials, los medios de la pandemia, en versión física o digital.
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