La nueva economía de medios y periodistas
¿Por qué deben replantearse las colaboraciones de especialistas en medios generalistas?
Storybakers:
Desde que comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania supe que debía tener una plática con El Orden Mundial.
Ellos se han puesto a la cabeza de la cobertura entre los medios de habla hispana con su propuesta de híper nicho desde la geopolítica internacional.
Están por llegar a los 3 mil 500 suscriptores pagos, han incrementado su tráfico en un 75% y han realizado ejercicios cartográficos que le han dado la vuelta al mundo entre los usuarios de habla hispana.
La guerra les ha movido todo, como a la mayoría de los medios.
Se debaten como nunca antes entre la oportunidad de atender el contexto y el de perderse en una inmediatez que no es la que forma parte de su apuesta.
¿Cómo se cubre una guerra desde el híper nicho?
¿Por qué la guerra significará un antes y un después para los usuarios en su relación con la geopolítica internacional?
¿Por qué los medios generalistas o crean sus medios especializados o tendrán que adquirir o aliarse con este tipo de medios de híper nicho?
De eso y más platico con Eduardo Saldaña, cofundador y codirector de El Orden Mundial en el nuevo episodio de The Coffee.
Y si quieren saber algo de su historia, pueden ir a esta entrevista que le realicé hace algunos meses.
¿Los medios deben pagar por entrevistas y colaboraciones a especialistas?
Eduardo me cuenta que él y el equipo del Orden Mundial ya no van más que a medios en que les paguen por sus intervenciones.
Me dice que la gente ha de entender que el trabajo gratuito se hace para su propio medio, no para terceros.
Que cuando los invitan a participar en radio, televisión prensa, o cualquier plataforma digital, ellos dejan de hacer el trabajo que representa su modo de vida.
Y que por tanto tiene que haber una retribución económica para poder hacerse ese espacio.
El comentario surge a una pregunta expresa que le hice a partir del hecho de que con la guerra ellos se han convertido en los especialistas que los medios quieren.
Pero los medios por lo general pretenden que esas invitaciones sean libres de costo, que sea suficiente con una mención difícil de medir para efectos de resultados y con el prestigio que esa publicación pudiera representar para aquel que va a emitir su opinión o análisis.
La decisión de El Orden Mundial es la que todos los que creamos contenido deberíamos seguir con respecto a nuestras colaboraciones en plataformas de terceros.
Vamos, que si el New York Times o el Washington Post nos invitan a colaborar sin remuneración alguna es posible que accedamos por única vez y como estrategia de posicionamiento.
Pero para el resto, en un contexto en el que todos tenemos la posibilidad de crear nuestro propio contenido y audiencia, carece de sentido que sigamos aceptando invitaciones que representan una inversión de tiempo y pensamiento, y a la vez la desatención del negocio que sí que nos da de comer.
Los medios, ha quedado claro, no pueden seguir viviendo del supuesto prestigio que da la corporación para relacionarse con los principales talentos o referentes de una industria, sean estos periodistas o insiders, es decir, creadores de contenido en torno a determinado sector.
Durante años los medios asumieron que para un arquitecto sería un gran honor emitir su opinión sobre una obra pública en una plataforma mediática, que para un periodista de prensa escrita aparecer a cuadro sería una anécdota que contaría a sus hijos y que para una CEO no hay más oportunidad que salir en la portada de una revista.
Esos beneficios son cada vez más debatibles.
Si bien aún existe algo de fascinación detrás de unos cuantos segundos en televisión, de los rankings creados por las revistas para distinguir entre los que importan y los que son simples mortales, y la presencia en programas radiofónicos, son cada vez más las personas que como creadores de contenido comprenden que sus propios espacios de difusión y creación de contenido les resultan más útiles.
La presencia en medios masivos es con frecuencia una pérdida de tiempo.
¿Por qué? Porque le hablas a un público tan general que es posible que ese conocimiento especializado se pierda en medio del maremoto de la oferta habitual de ese medio.
Porque por un lado las plataformas tradicionales no suelen ser efectivas para llevar audiencia de calidad a plataformas digitales; y por el otro, porque las plataformas digitales que recomiendan otras plataformas digitales no por fuerza tienen un status mayor al que ha creado una persona con sus propios contenidos y audiencias.
Antes se entendía que el medio era la forma de llevar el conocimiento especializado a una audiencia.
Que el doctor pasaba la mayor parte del tiempo sin exposición mediática dado que vivía en su consultorio y en seminarios.
Que el cineasta no compartía su proceso creativo por estar en rodajes.
Que el químico farmacobiólogo tenía mucho que decir pero le faltaban espacios para hacerlo.
Ahora no es así.
Los especialistas no viven esperando a que les den la oportunidad de contar su historia, la crean en espacios propios, a veces a título personal, otras tantas en marcas de medios que se ganan la confianza de una audiencia por la especialización que manejan.
Si un doctor no es necesariamente más respetado por salir en un programa matutino de revista, un especialista de otro sector no por fuerza será más respetado u obtendrá algún beneficio más que el económico si aparece en un medio donde hoy es noticia la opinión fundamentada de un experto en geopolítica internacional, pero mañana se hace tendencia el último chisme de moda o rumor en las redes sociales.
Es natural que a los medios no les guste la idea.
Que se considere que el equipo de El Orden Mundial, que los periodistas independientes y los creadores de contenido se estén sobrevalorando.
En la práctica es algo lógico.
El trabajo de posicionamiento gratuito se hace para audiencias propias.
Si para Substack, YouTube, Facebook, Twitter, Instagram, y sea cual sea la red, fue insostenible seguir llamando a los creadores de contenido sin entregarles opciones de monetización, lo que derivó en la Creator Economy, es natural pensar que para medios con menos alcance y poder de distribución las condiciones sean semejantes.
El trabajo tiene un valor, tanto si es como un columnista permanente, como si se trata de una entrevista o participación aislada.
Los creadores independientes y emprendedores ya tienen suficiente con invertir su tiempo y esfuerzo en sus propias audiencias.
Es irresponsable pedir que también lo hagan para otros.
Si tanto importa la opinión de un especialista, ¿por qué no retomar lo que ya ha hecho en sus espacios y colocar el crédito correspondiente?
La relación entre medios y creadores o periodistas independientes no tiene por qué limitarse a una prestación de servicios que represente una remuneración económica.
Si los medios están tan interesados en lo que hace determinado especialista, pueden en todo momento amplificar el contenido del mismo con el crédito y el link correspondiente a ese artículo o pieza de contenido al que se esté haciendo referencia.
Ocurre con frecuencia que a ese especialista, al que no se le está pagando en la mayoría de las ocasiones, se le hacen preguntas que ya ha respondido en sus propios espacios.
Y que incluso citan o mencionan aquellos que están entrevistándolo.
Si ese material ya existe, ¿por qué hacer que el creador de contenido se repita en vez de que pueda concentrarse en nuevos temas y curiosidades?
El tiempo invertido de un creador no sólo afecta su negocio, sino también el tiempo con el que cuenta para seguir aprendiendo.
Los medios han de aprender a ponerse en el lugar de emprendedores y creadores para encontrar mecanismos que sean de valor para ambas partes.
Ese reposicionamiento viene de comprender que hoy ambos se encuentran en el mismo nivel.
Que las marcas corporativas hoy han de coexistir y colaborar con las marcas personales.
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Web 3: ¿la solución a la complicada relación entre medios y creadores?
Cada que doy una conferencia al respecto hablo sobre la Web 3 como un escenario posible de reconocimiento constante a todos los que participan en una pieza de contenido.
En la imagen que comparto se ve la distribución de propiedad de un texto publicado en Mirror.
Packy Mccormick, creador de Not Boring, tiene el 69% del 100% que representa esa pieza.
Li Jin, de las grandes inversionistas y mentes de la Creator Economy en relación con la Web 3, tiene el 8%.
Después vemos a un listado de personas que tienen entre el 3 y el 1 por ciento de propiedad.
Esta funcionalidad de Mirror representa un nuevo escenario de colaboración a partir de blockchain.
Si un medio invita a una persona a opinar en un contenido sin paga de por medio, ¿no tendría que esa persona verse beneficiada por lo que ese contenido genere en materia económica y de alcance?
En una era en la que todos podemos ser fuente de inspiración de todos, ¿no sería sano ir por la vida reconociendo a quienes han influido en lo que hacemos?
A veces de forma directa, por haber accedido a una entrevista, por haber escrito, ilustrado, editado, o colaborado de alguna forma.
Pero incluso de forma indirecta, por un comentario que produjo una idea, por una plática de café que le dio pies a un proyecto.
En ese 100% que representa esta pieza, por ejemplo, yo podría decidir darle el 8% a Eduardo Saldaña por haberme empujado a hablar del tema.
Esa dinámica de retribución y reconocimiento constante deberá consolidarse en los próximos años.
Si te invito a mi podcast, tienes derecho a beneficiarte de lo que ese episodio genere.
Si me invitas a tu medio, es justo que algo se me termine reconociendo.
A todos nos conviene consolidar un ecosistema de aprecio al trabajo.
Los medios, si en verdad quieren acceder al talento que les interesa, han de dar con vías de colaboración justas y contemporáneas.
Los creadores, para no vivir abusando de la confianza que se tiene con otros creadores, también habrán de dar con formas de retribuir.
El tiempo, insisto, es la moneda de la vida que nunca regresa.