La Web 3 resucitará el mejor periodismo
Formatos, procesos y modelos olvidados en los medios volverán empujados por la tecnología
Storybakers:
Esta vez tenemos argumentos para ser optimistas.
El buen periodismo tendrá un retorno a la edad de oro apalancado de la Web 3.
Los NFTs, las organizaciones autónomas descentralizadas y los renovados esquemas de gobierno propuestos por la economía colaborativa colocan las bases para un despertar de la industria.
A esos elementos externos hay que sumar la conciencia de los nuevos medios
Esa que concluye que para salir de la crisis hay que poner al lector en el centro, no a los algoritmos.
En cuanto Ernesto Martelli, director de innovación de La Nación, me contó que días más tarde lanzarían (como finalmente ocurrió) su primera colección de NFTs, me puse a reflexionar sobre lo que está cambiando en los medios.
Y mis conclusiones fueron las siguientes:
1) Vuelve el valor unitario:
La era digital ha sido la de la maquila, la de las grandes cantidades.
Una vez que los medios se montaron en la carrera del alcance, se pusieron a producir notas a destajo. Cuantas más mejor.
En ellas no importaba ni la calidad, ni la presentación, ni el autor.
Notas de redacción inspiradas en competidores, en posteos de redes sociales de las fuentes o en rumores sin fundamento.
Lo que fuera por ganar visitas.
Pero la Web 3, con el reconocimiento y oportunidad comercial que los NFTs entregan a cada pieza de contenido, la premisa cambia:
Todo contenido es una potencial unidad de negocio.
Los medios dejan de escupir contenidos para ponerlos a desfilar en pasarela frente a lectores de buen gusto y poder adquisitivo que pueden interesarse por ellos.
2) El autor se coloca en el centro:
Aún en estos tiempos, el mayor porcentaje del contenido es anónimo o, como mínimo, de autoría indiferente para los usuarios.
Los lectores buscan en Google, llegan a un sitio, consumen contenido comoditizado y se van sin siquiera haberse preguntado quién hizo esa nota.
Es una omisión en los hábitos de los usuarios, pero también una consecuencia de lo poco que los medios han procurado humanizar su contenido.
Esta dinámica cambia de forma drástica ante el renovado interés con que se puede apreciar una pieza de contenido.
Así como en una galería nos fijamos en la ficha técnica para conocer al autor de la obra, el año en que la hizo y la colección de la que forma parte, con la Web 3 estos elementos se hacen comunes para cualquier tipo de creador digital.
Y cuando el nombre importa, las relaciones cambian.
El lector tendrá mayores parámetros para recordar y reconocer el trabajo de alguien.
El creador (periodista, ilustrador, músico…) tendrá mayor entusiasmo, y por ende, intención de generar contenido trascendente y de calidad.
En la Web 3, el contenido se humaniza.
Por tanto, desde los medios habrá que visibilizar tanto al talento propio como abrirse a colaboraciones que eleven la calidad y prestigio de sus productos.
Otro punto de dolor resuelto para los medios.
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Desde el metaverso: el futuro de nuestra existencia digital
3. El aprecio al detalle gráfico volverá a proliferar:
Hace un par de años escribí que nuestro verdadero dolor como lectores no tendría que estar fundamentado en el cierre de las ediciones de papel de grandes medios, sino en los procesos que se iban con ellas.
El papel, a final de cuentas, no era más que la manifestación tangible de un trabajo coordinado entre distintas áreas para entregar un producto que estuviera bien escrito, bien ilustrado, bien diseñado y bien empaquetado.
Internet contribuyó a democratizar la publicación de contenido, pero también a eliminar los filtros de calidad que una pieza de contenido debía superar antes de llegar a los lectores.
En diarios y revistas se daba por hecho que habría correctores de estilo, editores gráficos, fotógrafos, directores de arte e ilustradores e infografistas, si es que la nota lo ameritaba.
En digital, la mayoría de las publicaciones no pasan más que por una persona: el creador mismo de la nota.
Ante la nueva Web, en combinación con la necesidad de raíz que tienen los medios por hacer ver a la sociedad que el periodismo tiene un valor que hay que reconocer, esos puestos y procesos estarán de regreso.
La colección de NFTs de La Nación, por ejemplo, no podría haber existido sin la participación de periodistas que elaboraran los perfiles a profundidad de los que consideraron personajes relevantes durante el 2021.
Pero tampoco sin la aportación de los artistas (Galickas y Norbits) que realizaron las ilustraciones animadas de cada uno de ellos.
La Web 3, como he dicho, promueve de raíz un ecosistema de colaboración.
Y para los medios, el regreso a esos contenidos de revista, a fuego lento, que por lo general derivan en buen periodismo.
Como lo he dicho, los viejos medios estarán de regreso.
Sí por los NFTs y blockchain, pero también por el metaverso.
-El regreso de las portadas:
Nadie va a comprar el NFT de una nota que caduca en segundos y que es exactamente igual a las otras notas informativas que pudieran redactarse.
Sí habrá, en cambio, muchos interesados en adquirir una imagen única de ese hecho, que trascienda en el tiempo y que plasme la visión de un artista.
Aún recuerdo que cuando me tocó ver en el estadio la goleada de Alemania a Brasil en el Mundial del 2014, decidí guardar las portadas de los periódicos como objetos preciosos, de colección.
Esa práctica en digital estaba muerta, hasta que aparecieron los NFTs para recordarnos que una imagen sigue teniendo el poder de trascender.
AP lo ha entendido al grado de lanzar su propio marketplace de NFTs para que coleccionistas puedan adquirir tanto imágenes actuales como históricas.
Como predicción, diré que pronto será común ver a grandes y pequeños medios, sobre todo cuando tengan alguna naturaleza artística, esforzándose por hacer NFTs de forma constante.
Claro, habrá días en que el hecho en sí mismo no sea tan relevante como para que alguien se interese por comprar el NFT de una portada, pero habrá otros en que los lectores sí que querrán poder adquirirla, ya sea por el peso del hecho o por la astucia creativa del creador.
Las portadas volverán como una constante. Lo firmo.
-Trascendencia evergreen:
La Web 3 ofrece, de nuevo, un camino distinto al que han seguido los medios.
Pasar del cementerio de notas que mueren en segundos al desarrollo de objetos que ganan valor en el tiempo.
Para un coleccionista será siempre más atractiva una pieza que pueda elevar su valor conforme pasen los años que una que carece de potencial atractivo a futuro.
Entre los factores que podrían incrementar el valor de una pieza se encuentra:
a) La evolución del creador/periodista/artista que creó la pieza
b) El valor contextual para efectos futuros de la pieza creada
c) Los hechos vinculados o que se desencadenen a partir de la publicación de esa pieza
Si quieren más sobre los cambios positivos que podrían venir para el periodismo, lean esto sobre organizaciones autónomas descentralizadas:
¿Qué tan grande es la oportunidad en Latinoamérica?
Sé que después de leer mi análisis sobre el poder de la Web 3 están pensando en si de verdad existe o no un espacio en la realidad latinoamericana.
La respuesta es sí, pero guardando proporciones a las cifras que vemos en Estados Unidos, donde una columna del NYT se vendió por 560 mil dólares.
La Nación no ha conseguido esas cifras en los primeros días de actividad de su colección, pero sí ha logrado generar recursos que de cualquier modo no hubieran estado en el panorama, aunque ha de aclararse que los recursos obtenidos irán a parar a un par de fundaciones de beneficencia.
El NFT de la actriz argentina Juana Viale y el del chef Germán Martitegui cerraron su subasta en 0.1 ETH (315 dólares).
Por su parte, el NFT de Esteban Bullrich, político que ha conmovido a la Argentina con sus discursos tras enterarse de que padece ELA, ha sido vendido en 0.8 ETH, es decir, 252 dólares.
La lectura, por ahora, debe ir más allá de los montos que se obtienen de este tipo de ejercicios.
Antes que el negocio, que de a poco irá llegando a Latinoamérica, hay que capitalizar las condiciones que la Web 3 pone sobre la mesa.
Con tantos guiños que llaman al regreso de buenas prácticas periodísticas, vale ser optimista y advertir que esta vez el modo de monetizar estará alineado con las buenas historias.
Periodistas, podemos sonreír… Sí, incluso en el mundo de habla hispana.