Las 9 olas de desinformación del COVID-19
Mi encuentro con Cristina Tardáguila, Directora Adjunta de la International Fact Checking Network y creadora de la Agencia Lupa, la primera especializada en verificación de información en Brasil, no pudo ocurrir en mejor momento: en plena carrera por dar con la vacuna que resuelva los múltiples dolores y lamentos que nos ha traído el Coronavirus y unos días después de que las principales televisoras estadounidenses fueran cuestionadas por su decisión de interrumplir el mensaje de Donald Trump desconociendo su derrota en las elecciones presidenciales.
De los dos tópicos obtengo respuestas que nos ayudan a comprender cómo se ven estas tendencias informativas desde el fact-checking. Dos respuestas que nos llevan a a dimensionar los problemas mencionados y los desafíos que como industria enfrentamos en materia de credibilidad.
Sobre el COVID-19, hasta hace unos meses la International Fact Checking Network había detectado 6 olas o momentos de desinformación, pero en las últimas semanas esa cifra ha llegado a 9 y la propia Cristina asegura que vendrán más. Aquí el detalle de cada una de esas olas:
1.- El origen del virus: las versiones que se produjeron, entre muchas otras, fueron que el virus había sido generado en un laboratorio, que venía de la sopa de murciélago o incluso que Bill Gates era el responsable de la pandemia.
2.- Fotos y videos que mostraban a gente desmayada en la calle y en los supermercados como si el coronavirus tuviera el poder de matar a la gente en un instante.
3.- La proliferación de noticias mencionando falsos medicamentos y falsas formas de prevención que iban desde la ingesta de vitamina C hasta tomar alcohol puro, bulo que llegó a provocar muertes, y orina de animal.
4.- El movimiento xenofóbico contra China que llamaba a matar animales y mascotas en dicho país.
5.- La religión argumentando que la raza negra es más resistente y que los musulmanes son inmunes al virus, lo que suena descabellado pero recordemos que en México el gobernador de Puebla aseguró que el virus distinguía clases sociales y solo le daba a los adinerados.
6.- Phishing en e-commerce: se pide a los usuarios dar sus datos bancarios para entregar donaciones inexistentes y realizar compras en páginas web ilegales.
7.- La politización: los políticos y sus militantes dando sus propias versiones a conveniencia para obtener un beneficio y tener una realidad adaptada a lo que ellos piensan
8.- Reapertura: gobiernos, políticos y medios de comunicación encontrando data que convenga a sus intereses para justificar o no la reapertura de la actividad económica y de la vida social
9.- Movimiento antivacuna: llamado a no vacunarse por temor a padecer consecuencias que no se ha validado que existan
EL CORONAVIRUS, UNA REVOLUCIÓN PARA EL FACT-CHECKING
La pandemia ha sido también un parteaguas para los verificadores de información en todo el mundo. Cristina me comparte datos de la fuerza de la desinformación y de la unión que han requerido para poder combatirla:
-Al momento de la realización de mi plática con ella, se habían registrado desde enero más de 9 mil 300 notas con desinformación sobre el tema
-Las fake news se han generado en 43 idiomas distintos y en 16 husos horarios
-En el ejercicio de fact-checking comandado por la International Fact Checking Network participan 99 organizaciones de todo el mundo
EL CASO TRUMP Y LAS TELEVISORAS
Como lo anticipé, con Cristina también hablé sobre el caso Trump y el modo en que su mensaje fue interrumpido por las televisoras. A ese respecto publiqué un texto en Medium que puede dar contexto de mi primera impresión. Cristina, como pueden escuchar en este episodio de The Coffee plantea escenarios diferentes a los que yo percibo.
Les recomiendo ampliamente escuchar mi entrevista con Cristina, con la que también hablo sobre la falta de transparencia de los medios al editar una nota, lo que por cierto ya cubrí en su momento con la entrevista a José Flores, creador de Glassbox, los cambios que necesita Twitter para tener mayor credibilidad al momento de "moderar" o etiquetar los posteos realizados por los políticos, punto en el que Tardáguila pone el dedo en la llaga al afirmar que muchos de los mensajes marcados como falsos a Donald Trump no son señalados de la misma forma cuando los emiten Jair Bolsonaro o Andrés Manuel López Obrador.
El episodio les va a interesar incluso si pretenden encontrar una nueva avenida de negocio: la industria del fact-checking crece en un momento en el que son pocos los medios y organizaciones relacionadas que pueden hacer cuentas alegres.