Los académicos tienen que llegar a los medios. Periodistas, insiders y académicos, la tridimensionalidad que necesitamos.
Hoy más que nunca es necesaria la visión académica para las grandes audiencias.
Storybakers:
Los nuevos medios derrumban paradigmas que parecían escritos en piedra.
A últimas fechas se ha descubierto que la gente sí está dispuesta a pagar por contenido pese a todos los años en que bajamos la calidad de nuestro producto frente al argumento de que no había otro camino que el publicitario.
También se ha derribado la creencia, pese a que es una realidad la reducción de la capacidad de atención de los seres humanos, de que el contenido a profundidad estaba muerto, que todo debía ser rápido y conciso.
Se advertía, en un afán de descalificar lo desconocido, que Tik Tok no sería una plataforma para hacer y contar periodismo.
Pero Ac2ality tiene 3.4 millones de seguidores “traduciendo los periódicos”, como las creadoras mismas han descrito su labor.
Y no sólo cabe ahí el colectivo, también en lo individual se ha demostrado que puede y debe hacerse periodismo en Tik Tok.
Cleo Abram, ex periodista de Vox, renunció a ese medio para lanzarse como emprendedora independiente con un canal de YouTube y una cuenta de Tik Tok.
Con esa fórmula, que en las verdades erradas de muchos sería la meca de la muerte periodística por lo que las plataformas representan, hoy Cleo alcanza más de 16.1 millones de me gusta con un millón de seguidores en Tik Tok y 96 mil suscriptores en YouTube.
Cuenta sus aprendizajes y estrategias en este hilo que no tiene desperdicio:
Para todo concepto que colocaba en la audiencia la falta de oferta periodística y el pobre nivel del producto informativo hay un contraargumento que regresa como búmeran a los medios para advertir que las limitantes no estaban del lado de los lectores, sino de una industria que prefirió generalizar antes que apostar por las que parecían minorías para comprobar hipótesis que pudieran escalar en nuevas realidades para los medios y el periodismo.
En Panmedials, los medios de la pandemia, menciono que la supuesta no disposición a leer de la audiencia habla más mal de los medios que de los lectores.
Lo señalo porque hubo un momento prolongado en digital en que los contenidos en español que en verdad invitaban a leer escaseaban porque eliminamos la oferta dando por válida la hipótesis que apuntaba que no habría demanda.
Pero claro, si no hay un producto consistente en espacios de alta convocatoria, no habrá personas que se den por enteradas de ese producto.
Así como nos encargamos de crear contenido con la distribución como prioridad, hablando de todas esas piezas que hacemos e ideamos pensando en los algoritmos, debimos encargarnos de poner esos contenidos en los espacios en que fuera natural el descubrimiento por parte de los lectores.
Frente al creciente boom de los newsletters, la consolidación de los medios comunitarios y el interés creciente por parte de la audiencia de co-crear junto a quienes les agregan valor a través de su contenido, tendría que quedar absolutamente desterrada la idea de que a la audiencia sólo le interesa quedarse en la superficialidad.
El periodismo, como las historias mismas en un momento en el que Netflix opta por crear una categoría específica para películas que no duran más de una hora con cuarenta minutos, tendría que hacer conciencia del funnel de inmersión que se requiere para que una persona con determinado nivel de interés por un tema pueda incrementar su curiosidad por el mismo hasta convertirse en un lector enganchado y deseoso de ir a profundidad en lo que se le presenta.
La profundidad no será para todos.
Nunca ha sido para todos.
Pero en esa minoría recae la oportunidad de considerar como premium el contenido a profundidad que se genera.
Si todos consumieran lo mismo, las opciones de monetización y creación se reducirían.
En esa corrección histórica que hemos de hacer los medios respecto a lo que dábamos por hecho de los lectores, encuentro un pensamiento más por erradicar para continuar incrementando los niveles de reflexión, contextualización y especialización en torno a los sucesos que están configurando el nuevo mundo.
Me refiero a la integración y participación constante de la visión académica en los medios de comunicación.
A la visión académica se le califica siempre de obsoleta y aburrida, pero a continuación les presentaré múltiples razones por las que eso es, de nueva cuenta, una mentira que nos hemos contado.
En el marco de la guerra entre Rusia y Ucrania, el generalismo habitual de los medios ha sido doblegado por ofertas como las de El Orden Mundial.
Este medio, que ha sido cubierto a detalle por Story Baker, revienta el pensamiento habitual en torno a lo que es un medio y a quienes trabajan en él,
Fue creado por expertos en geopolítica internacional, no por periodistas.
Está integrado por expertos en relaciones internacionales, cartografistas y acacadémicos.
Se consideran un medio de divulgación antes que un medio de información.
Lo mismo viralizan un mapa que desarrollan una historia extensa que deja a su audiencia con un entendimiento claro de lo que está ocurriendo con la reconfiguración del mundo tras los tiempos de pandemia que se terminaron interseccionando con los tiempos de guerra.
En redes, esos académicos que no eran vistos como creadores de contenido por los medios y a los que se les descalificaba por hacer contenido demasiado denso, crean hilos que escapan de la ceguera de los medios para impactar en áreas que desde la industria de la información como negocio habían sido ignoradas.
En los nuevos medios la academia deberá jugar un rol fundamental si es que se pretende consolidar la idea de que en los medios se encuentra el contenido verificado y profundo que no está, al menos eso aseguran muchos, entre los creadores independientes.
Un equipo editorial en los nuevos tiempos ha de ser integrado por unos cuantos periodistas que se encarguen de recabar y descubrir información que de otro modo permanecería invisible (Información, consignación, descubrimiento), por especialistas en los tópicos centrales de ese medio que pueden o no ser periodistas pero que agregarán valor por sus conocimientos, por la experiencia profesional en ese sector y por las relaciones que tienen tanto para efectos de consumo como de creación de contenido (insights, inteligencia y contextualización)
y por académicos que contribuyan a dimensionar lo que se está cubriendo, a reducir los niveles de subjetividad (metodología) y a ofrecer puntos de entrada que son continuamente omitidos tanto por la visión periodística como por la visión de quien forma parte directa de la industria (investigación).
La fórmula de los nuevos medios se compone, en resumen de tres protagonistas: periodistas, insiders y académicos.
Cualquiera que omita una de esas piezas se está perdiendo de valiosos activos para contar historias y atender el bien común.
Por ahora lo más habitual es que trabajen por separado.
El periodismo haciendo lo suyo con apariciones esporádicas y bajo formatos poco efectivos de insiders (creadores activos dentro de esa industria que están cubriendo) y académicos.
Los insiders, escépticos de lo que los periodistas pudieran agregar, se concentran en su propio desarrollo sin la curiosidad de descubrir el modo en que un periodista pudiera acceder a información o empaquetar una historia de forma distinta y sin que la academia tenga un rol más allá de lo referencial.
Los académicos, por su parte, suelen trabajar en solitario, impidiendo que sus propios trabajos lleguen a las grandes audiencias y al periodismo mismo y provocando también que lo suyo se vea como una enunciación de verdades que no serían vistas del mismo modo si estuvieran en el día a día de lo que se hace desde el periodismo y desde una industria específica.
La integración ha de ser tan constante que termine convirtiéndose en cultura.
Grid explora el trabajo colaborativo desde su formato 360 con periodistas híper especializados que abordan distintos ángulos de una misma historia.
Puck es un colectivo en el que esos mismos periodistas trabajan por vía independiente cuando amerita, pero también se integran cuando un hecho es tanto político, como tecnológico o vinculado al entretenimiento o los negocios.
En la época de la inclusión y la diversidad, ha de entenderse que eso mismo que exigimos para nosotros como personas ha de manifestarse en las historias que contamos.
Frente a la era de los medios colaborativos, la academia es necesaria.
Ya va siendo hora de acabar con esa mentira que dice que todo lo que surja de ahí es aburrido, estéril y demasiado denso para las audiencias.
Creadores, insiders y academia.
Ahí la tridimensionalidad necesaria para los nuevos medios.
Y sobre todo, para la audiencia.