Los creadores conquistan los malls. Las caras matan a los logos
De la publicidad para otros a la creación de productos propios
Storybakers:
Este newsletter les llega algo más tarde de lo habitual por culpa de mi cumpleaños.
No soy muy de festejar, pero me dio por viajar unos días a la playa.
Y no sería relevante de no ser porque acá es una hora menos.
De ahí que para efecto de ustedes desperté algo más tarde de lo habitual.
Pero mi intención no es contarles de mi cumpleaños 39.
Aunque sí que tendría algunas cosas que decirles sobre eso de acercarse a los 40.
Casi ninguna buena 😂😂😂
Lo que pretendo es aprovechar ese pretexto para pedirles que me den un regalo.
Es sencillo.
Sin costo.
Un detalle, digamos.
Y es que me digan qué les gustaría para el futuro de este newsletter y de Story Baker en lo general.
Qué les gustaría ver.
Qué les gustaría leer.
De qué forma quisieran apoyar.
Pueden poner sus aportaciones en los comentarios.
Los leeré con gran aprecio.
Pocas cosas me motivan tanto como saber que hay miles de personas que me leen a diario en un newsletter tan personal.
Esa es una celebración que gracias a ustedes no depende de un solo día ni de un solo momento.
Y si quieren hacer la conversación aún más personal y permanente, los veo en Discord.
Está ocurriendo.
Los centros comerciales se están llenando de caras antes que de logos.
Si la Creator Economy hace que nos preguntemos qué pasará con los medios, los malls también empiezan a manifestar esa disrupción.
Va desde Kylie Jenner construyendo un imperio cosmético que en su momento estuviera valuado en 1.2 mil millones de dólares.
Lo que por cierto le valió para haber sido considerada por Forbes como la billonaria más joven de la historia, status que después le fue retirado por supuestamente haber exagerado los ingresos de sus negocios.
Hasta George Clooney inspirándose en sus viajes en México para terminar lanzando, creando y vendiendo Tequila Casamigos en mil millones de dólares.
Pero ninguna manifestación tan contundente como lo que ha hecho Mr. Beast con la apertura de la primera franquicia física de Beast Burger.
Reunió a diez mil personas en el American Dream Mall en Nueva Jersey.
Muchas pasaron la noche acampando a la espera de poder probar una de las hamburguesas de Mr. Beast.
Pero sobre todo para poder conocer a Mr. Beast en persona, quien decidió que ese primer día de operaciones se convertiría en un trabajador más.
Ahora Mr. Beast asegura que ha impuesto dos récords mundiales.
El de más personas reunidas para la apertura de un restaurante.
Y el de más hamburguesas vendidas en un solo día
Con imágenes así es difícil rebatirlo.
Fue tanto el poder de convocatoria que tuvo que Mr. Beast optó por recomendarle a la gente que ya no fuera o incluso que no hiciera el viaje dado que no podía garantizar que todos alcanzaran una hamburguesa o una foto con él.
Los creadores ocupan el lugar de los medios.
Lo hacen siempre bajo un debate sobre la calidad de lo que hacen.
Los creadores reinventan el deporte para crear sus propios formatos y competencias.
Lo hacen también bajo serios cuestionamientos al nivel de producto y experiencia que están ofreciendo.
Los creadores se apoderan de los anaqueles y las tiendas en los centros comerciales.
Y lo hacen también bajo esa sombra de duda respecto a la calidad que puedan tener.
¿Es mejor una hamburguesa de Mcdonald’s que una de Mr. Beast?
No necesariamente.
Pero pasa que ahora se siente afinidad por un producto antes siquiera de haberlo adquirido.
Para alcanzar esa disrupción Mr. Beast primero tuvo la comunidad que consumiera sus hamburguesas.
Y hasta después llegaron las hamburguesas.
Como también hizo con los chocolates a través de Feastables.
Los dos con un éxito comprobado.
Beast Burger con un revenue de más de 100 millones de dólares tras año y medio de operaciones.
Con una expansión que comenzó con la apertura de 300 ghost-kitchens mediante acuerdos con distintos restaurantes hasta llegar a mil ubicaciones tanto en Estados Unidos como en Europa.
Y Feastables, valuada ya en 50 millones de dólares y con un mes de lanzamiento que derivó en 10 millones de dólares en ventas.
Además de haber tenido como gran estrategia de marketing la réplica en la vida real de la fábrica de Willy Wonka.
Un gran anuncio visto más de 100 millones de veces.
La Creator Economy está transformando también la publicidad.
Antes un creador o celebridad aprovechaba su fama para promover productos de terceros.
Hoy esos creadores y celebridades promueven sus propios productos.
A veces por cuenta propia.
Otras por medio de alianzas como la de Kanye West con Adidas para impulsar Yeezy.
Aunque ahora mismo esa relación viva su momento más turbulento.
Nunca como ahora nuestras compras habían estado tan cercanas a los rostros de las personas a las que seguimos.
El pasado anticipaba que aquello ocurriría.
Veíamos en escaparates a gente famosa promoviendo tal o cual producto.
Pero al final comprendíamos que aquella era una relación publicitaria.
Ahora la relación es directa.
Va el nombre de por medio.
Aunque en muchos de los casos no sea más que una negociación en la que un creador aporta su imagen y alguien con experiencia en esos rubros se encarga de toda la estrategia del producto.
La Creator Economy en los malls es también un nuevo espejo en el que los medios deben mirarse.
Mientras la gente se pelea por un lugar en la fila para hacerse con una hamburguesa de Beast Burger, a Buzzfeed, de los grandes iconos mediáticos de la última generación, no le da más que para licenciar tiendas en aeropuerto que en realidad nada tienen que ver con él.
Que las caras pueden más que los logos es algo que se comprueba en los anaqueles.
Y cada vez más en las tiendas como un todo.
No son sólo Rihanna con Fenty o Kylie con Kylie Cosmetics.
Tampoco son sólo George Clooney o Kanye West.
Los creadores latinoamericanos lo están haciendo.
Como Juanpa Zurita con La Milagrosa, taquería lanzada en sociedad con Talented Kitchens.
O como Luisito Comunica con Fasbú Burgers.
La disrupción de los creadores a nivel producto ha tenido como protagonista las compras en línea o el delivery.
Pero cada vez más estará presente en los centros comerciales a los que todos vamos.
Sobre esa disrupción, recomiendo escuchar mi plática con Felipe Novoa, CEO y fundador de Favik.
Su empresa tiene una misión: la de convertir a influencers en creadores a través del lanzamiento de sus propios productos.
Muy pronto la entrada de un mall podría parecer una gran cartelera de cine.
Protagonizada por muchos rostros que en vez de promover una película representan sus propios productos.
Que si eso es bueno o malo, ya lo veremos.
Lo que es innegable es que está sucediendo.
En Panmedials, los medios de la pandemia, hago un repaso a las decisiones que llevaron a los medios a su estado de crisis actual.
Propongo también un camino a seguir para salir de esa pandemia en la que nos metimos.
Adquiere aquí Panmedials, los medios de la pandemia, en versión física o digital.
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