Los Maestros en La Jugada: El mejor programa del Mundial no tiene periodistas
Y por qué al periodismo le corresponde replantearse su rol en las mesas de análisis
Storybakers:
Esta vez no hubo mejor decisión que prescindir de periodistas.
No se les utilizó ni siquiera como gestores de conversación.
En la mesa de análisis más exitosa de la televisión mexicana en Qatar 2022 no se requirió ni de personajes prefabricados ni de las rígidas formas periodísticas que señalan cómo se conduce un programa.
El show se llama Los Maestros en la Jugada.
Lo conduce Ricardo Peláez.
Un ex futbolista que también ha construido carrera como director deportivo a nivel clubes y selecciones nacionales.
Lo acompañan Jaime Lozano, Mauro Camoranesi, Ricardo LaVolpe, Nicolás Larcamón, Javier Aguirre y Marcelo Balboa.
Todos ex futbolistas.
Todos, salvo Balboa, directores técnicos en la actualidad.
Aguirre y LaVolpe como grandes referentes de lo que fue la Selección Mexicana.
Larcamón y Lozano como promesas de lo que puede ser la Selección Mexicana.
Balboa como ese frenemy estadounidense que recuerda a los mexicanos que ahora sí que nos están dando alcance.
Camoranesi como ese abogado del diablo que conoce México, pero que habla con el aplomo del que para ser Campeón del Mundo apostó por Italia antes que por Argentina.
A él no le importa decir que es “una mamada” que México piense en el quinto partido.
Tampoco le preocupa venir a decirle a millones de aficionados que su liga no es competitiva.
Y así como no hay periodistas, tampoco hay comediantes.
Pero sí hay comedia.
O mejor dicho, entretenimiento.
Porque la conversación fluye a tal grado que en todo momento estamos frente a una versión real de lo que sabemos de ellos cuando han sido técnicos.
LaVolpe es un genio de la estrategia.
Y sus compañeros se lo reconocen.
Pero también es un tipo soberbio que engrandece sus logros.
Y los demás se burlan de eso.
Aguirre es una combinación de estrategia con retórica.
Lo mismo encaja verdades sobre manejo de grupo que reconoce el deseo que tuvo de “mandar a la chingada a todos” antes del partido contra Argentina en Sudáfrica 2010.
El rol de Peláez es clave.
Una especie de conductor que también hace de patiño frente a los técnicos.
Especialmente frente a LaVolpe.
De todos es el que más experiencia tiene a cuadro.
Juntos analizan y proponen soluciones para el futbol mexicano.
Juntos también van al pizarrón para que uno de ellos tome el mando y explique cómo se van a parar los equipos.
Después vienen los cuestionamientos del resto.
El pensamiento colectivo que se daría en un cuerpo técnico transmitiéndose a través de la televisión.
Su éxito ha sido tanto que ha ido ganando espacio en la propia televisión.
En un principio se le veía más que nada como un producto digital.
Se transmitía a través de TUDN (señal de paga), Facebook, TikTok y YouTube.
Incluso se amplió la duración del mismo.
Ahora también se ofrece en versión completa y sin anuncios a medianoche a través de la televisión abierta.
Los Maestros en La Jugada no sería lo que es como fenómeno mediático de no ser por la estrategia de clipping que han utilizado.
Para que un programa alcance relevancia cultural se debe hablar de él en plataformas sociales.
Lo logró House of the Dragons tanto por cuenta propia como sobre todo a través de la comunidad de adoradores del mundo de Game of Thrones.
No lo consiguió, en cambio, The Rings of Power en Prime Video.
El éxito del programa ha crecido gracias a que la gente se fue dando por enterada de lo que ahí estaba ocurriendo.
La mayoría primero consumió los segmentos más atractivos para después abrazar la emisión completa.
Así me ocurrió.
Primero vi el video en que a Javier Aguirre se le escapó decir al aire que él hubiera prescindido de Guillermo Ochoa en la Selección Mexicana.
Esa declaración cobró aún mayor relevancia cuando horas más tarde Ochoa atajó un tiro penal de Robert Lewandowski. (de cualquier modo estoy de acuerdo con Aguirre)
Después se empezó a hablar de cómo LaVolpe le dijo a Peláez que no sabía nada cuando éste le hizo ver que a su juicio le faltaba motivar al jugador.
En esa misma instancia LaVolpe no ocultó su desdén por el periodismo.
Como la mesa en general que cuestiona el sensacionalismo con que los medios se aproximan a ellos mismos y a los jugadores.
Y cuando no ha sido eso, ha sido lo de Camoranesi hablando abiertamente de la escasa calidad de la Liga MX.
O los debates entre LaVolpe y Aguirre sobre quién planteó mejor el partido cuando les tocó enfrentar a Argentina.
Los Maestros en La Jugada es el producto televisivo del Mundial que mejor entiende el poder de las redes sociales para efectos de descubrimiento.
Ellos no han actuado con la reserva habitual de los que quieren que el gran valor se quede en la transmisión del show completo.
Ellos comparten todo lo que se extrae de la hora de conversación para que la gente lo socialice y lo converse.
Su hegemonía sobre el resto ha sido notoria.
Los Maestros en La Jugada se apoderaron de la conversación.
Son los que se hicieron relevantes a nivel cultural.
Son tendencia de forma recurrente en Twitter.
Y eso que en otros espacios está gente con impacto global como Iker Casillas y Jorge Valdano.
O como la combinación de ESPN en que Hugo Sánchez comparte espacio con Juan Carlos Osorio.
El triunfo del show se produce por lo que ahí se dice, pero también por la acertada estrategia de distribución.
Primero ellos incentivaron el consumo a través de videos cortos.
Como lo hacen, por ejemplo, los grandes podcasters con su show, a través de TikTok y Facebook.
Después la gente comenzó a tomar esos extractos provocando que más personas descubrieran el programa.
La televisión ya no puede vivir pensando que con hacer algo relevante será suficiente.
Ha de pensar cómo aterrizar en la realidad digital que exige ser contundente con lo que se presenta.
Cómo extraer los momentos más luminosos de cada emisión para que la audiencia se dé por enterada.
Televisa logró cambiar percepciones del modo en que menos lo esperaba.
Ni siquiera ellos pensaban que sería así.
Porque su apuesta estelar fue la de siempre.
La de más entretenimiento que futbol.
La de más comedia que análisis.
Y en ese terreno no ha ocurrido absolutamente nada.
Son muchos los que se quejan de que en algún momento el concepto de Los Maestros en La Jugada se encuentre con contrastes tan notorios como la presencia de comediantes o conductores de revistas matutinas que para nada encajan con ellos.
Vamos, que la gente apoya a Los Maestros, pero continúa rechazando el resto de la oferta de Televisa.
Se suponía que la gran apuesta de Televisa sería la despedida de Enrique Bermúdez.
Pero a nivel narración, cuando menos desde el termómetro de las redes sociales, el resultado continúa siendo desfavorable.
Imperan los comentarios a favor de la pareja conformada por Luis García y Christian Martinoli de TV Azteca.
Escribo de Los Maestros en La Jugada porque presenta señales alentadoras para todos.
O para casi todos.
Para los técnicos que se hicieron de un espacio impensable en la televisión mexicana.
Desde ya habría que preguntarse si es posible extenderlo a la cotidianidad.
Difícil dado que todos son técnicos en activo o tienen otro tipo de compromisos.
Para la afición que quizás como nunca antes demandó y abrazó un formato que coloca al futbol por encima de lo demás.
Sintomático en un país que está al borde de quedar eliminado de la Copa del Mundo.
Sintomático dado que distintos estudios concluyen que el 80% de la afición mexicana al futbol es por socialización, sólo un 15% es apasionada (hardcore) y apenas un 5% coleccionista.
Más shows como estos podrían derivar en una afición más enterada, informada y analítica sobre futbol.
Se requiere más de eso en México para que el futbol llegue a los niveles esperados.
Para Televisa que sin querer, y de la forma menos pensada, ha asestado su primer gran golpe en mucho tiempo hacia el estilo cómico, relajado y burlón de TV Azteca en la narración.
Durante años Televisa quiso ser como TV Azteca.
Dar con la dupla que opacara a Martinoli y García.
Nunca le salió.
Nunca le saldrá.
Resta ver qué hará con un formato tan exitoso como poco imaginable en el concepto habitual de entretenimiento de Televisa.
Para los periodistas no es evidente el beneficio.
Los han dejado sin lugar en la mesa.
Pero es que a todas luces es mejor ver polémica natural creada con argumentos de personas que saben lo que hacen que los pleitos prefabricados de periodistas que han optado por ser personajes televisivos.
Quizás este destierro los lleve a crear sus propios espacios.
A recordar que el periodismo no consiste sólo en opinar o en crear polémica.
A construir comunidades que aprecien su la originalidad de su mensaje.
Ya sea en televisión o en plataformas digitales.
Los Maestros en La Jugada han sacado la última ficha periodística que quedaba en el tablero.
Ya ni siquiera de conductores o moderadores se les requiere.
Más vale que el periodismo deportivo haga algo.
Y ante todo, más vale que la afición se siga llenando de contenido de los que más saben.
Sea en futbol, en economía, en política o en marketing.
Aunque no sean periodistas.
Aunque no acudan a las conferencias de prensa buscando sangre.
De charlando tranquilamente con Ibai a charlando tranquilamente con Los Maestros en La Jugada.
La clave, queda claro, es conversar.
A los medios y periodistas les toca entenderlo.
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