Los medios que no aman las conversaciones
¿Y por qué es un error exigir a sus periodistas que se alejen de Twitter sin tener un sustituto para esa interacción?
Storybakers:
Esta semana me encuentro en Bogotá para participar en Colombia 4.0 como parte de un panel que compartiré con Ernesto Martelli y Raúl Ramírez sobre las oportunidades de la Web 3 en su aplicación para medios.
Mi curiosidad sobre este tema ha sido tanta que pronto podré contarles mi nuevo emprendimiento.
Por ahora les comparto que Storypreneurs, nuestra comunidad en Discord, continúa creciendo.
Ahí lo mismo encontramos a directivos clave de medios de comunicación que a estudiantes, académicos, creadores de contenido y pensadores de la Web 3 compartiendo espacio.
Desde ahí también se está generando una red de voces que será parte de streams que estaré realizando sobre la industria de los contenidos y sobre la información general interpretada por el tipo de miembros de la comunidad de Story Baker en sus distintos productos.
Más novedades pronto.
Mientras tanto, los invito a sumarse a nuestro servidor en Discord
Me pide Marcelo Liberini en Discord que haga lo mío.
Supongo que se refiere a mi expreso rechazo a que los medios de comunicación sigan apuntando a Twitter como un mal para el periodismo, o cuando menos como una distracción de la que ha de prescindir.
Lo hizo primero el Times argumentando que para hacer mejor periodismo hay que dejar de pasar tiempo en Twitter.
Le siguió Chris Licht, nuevo director de CNN, anunciando que su primer día en la cadena sería su último en Twitter.
“May 2 will be my first official day in the office at CNN & my last day on Twitter,' escribió con el simbólico detalle incluido de inhabilitar su cuenta en la plataforma.
Y siguió advirtiendo que Twitter es más distorsión que inspiración o fundamento para el periodismo:.
“Twitter can be a great journalistic tool, but it can also skew what’s really important in the world. I’m logging off & looking forward to working with the incredible team at CNN.”
Ahora se suma The Guardian con una serie de recomendaciones supuestamente ideadas tras recibir feedback de staff comercial y periodístico en el Reino Unido, Estados Unidos y Australia.
Los puntos principales, como lo detalla Laura Hazard, son los siguientes:
1) Las redes sociales son opcionales:
“Un periodista puede hacer perfectamente bien su trabajo, ya sea compartiendo historias de The Guardian, monitoreando en modo escucha, recabando información y encontrando fuentes o no teniendo presencia en lo más mínimo”.
OBSERVACIÓN: La conversación e interacción con la audiencia para otro fin que no sea el de encontrar una fuente se omite, no es ni siquiera digna de mención.
2) Se agradece que no expreses tu opinión
“The Guardian y The Observer son reconocidos por su reporteo preciso y justo, y por ser confiables. El equipo editorial, particularmente aquellos que trabajan en noticias tendrán que ser cuidadosos para evitar que sea difusa la diferencia entre hechos y opiniones al utilizar redes sociales.
Sé consciente de que tomar partido en redes puede dañar la reputación de The Guardian, e incluso tu propia reputación como periodista. Lo mismo aplica para tuits y retuits.
OBSERVACIÓN: En aras de la objetividad, esa utopía que por años ha promovido el periodismo, se pretende que los periodistas se limiten a consignar información sin reconocer que sus propias historias, al elegir determinadas fuentes sobre otras y determinados datos sobre otros, representan en sí mismas una forma de editorializar y de tener un ángulo.
Se entiende que se le pida a un periodista que no salga a emitir opiniones sin argumentos de por medio, no que a ese periodista se le pida que omita sus consideraciones argumentadas para básicamente limitarse a ser un imán de tráfico (escaso además por la propia naturaleza de Twitter) hacia el medio de comunicación.
3.- Los breaking news no deben darse en Twitter
“Recuerda, como periodista tu trabajo es dar un breaking news en GNM, en las plataformas de GNM, no en social media. Limítate a tuitear un breaking news solo su tu editor está contento con que lo hagas en vez de estar reporteando para el sitio”.
OBSERVACIÓN: Dado que el medio paga, tiene el derecho de ser la ventana por la que se difunde el trabajo del periodista.
Sin embargo, he de hacer notar que con frecuencia, además del evidente interés que un periodista tiene por promover su marca personal, los recursos con los que cuenta un. periodista para cubrir un breaking news desde su medio son muy limitados.
Primero porque la gran mayoría de los breaking news, salvo los que tienen un impacto general, se consignan a través de notas.
En ese sentido, no es lo mismo tener la facilidad de publicar un tuit o incluso una serie de tuits informando sobre el tema que tener que hacer todo el trabajo que representa una nota informativa.
Cada vez más cabeceras activan funcionalidades de live blogging, pero éstas suelen estar limitadas a grandes eventos deportivos y a sucesos de alto impacto social como la pandemia o la guerra entre Rusia y Ucrania.
Si un periodista de determinado nicho tiene algo que consignar como breaking news, pero éste no alcanza esa categoría para el medio en general, es natural que acuda a vías para participar con eficiencia en ese tema que le interesa.
Segundo porque aunque estas cabeceras desarrollan cada vez más espacios de visibilización para el periodista en la realización de una cobertura en vivo, el nivel de reconocimiento que se le procura es prácticamente incidental, carece de la trascendencia que sí que se produce en una red social.
Si los medios quieren cobrar vida con el breaking news habrán de diversificar sus formatos.
Ahí donde los usuarios consumimos galerías, tuits, video vertical, stories, video largo, micro-posts… los medios continúan siendo básicamente repositorios de notas informativas.
-Sólo porque Twitter dice que es una historia, no significa que lo sea.
“Es importante mantener en mente que solo porque una historia esté generando interés en redes sociales, o una serie de personas haya tuiteado sobre ello, no necesariamente significa que tiene valor noticioso y necesita ser reportado o distribuido más allá de redes sociales.”
OBSERVACIÓN: De acuerdo, carece de sentido que periodistas y medios de comunicación se desgasten replicando historias sobre las que además no tienen nada más que aportar.
Este mismo criterio de no caer en la trampa de pensar que lo que impacta en redes es digno de atención periodística tendría que replicarse con el modo en que se atiende al algoritmo de Google.
En este caso, dado que parte del volumen de búsquedas, uno podría decir que está validado el interés de la audiencia por ese tema, pero ello ha derivado en redacciones enteras no pensando tanto en visibilizar nuevas historias, sino en montarse en una carrera en la que todos terminan haciendo exactamente lo mismo, teniendo como diferenciación las capacidades que tengan o no para posicionar alto a través de SEO.
Ésta no me parece tanto una responsabilidad del periodista como una responsabilidad del modelo editorial y de negocio que ha de abandonar la lógica del todo lo que brilla en redes sociales y algoritmos es oro para concentrarse en lo que sea que ese medio quiera contar a partir de su propósito como organización, ausente en la gran mayoría de los casos.
Explico ahora por qué en el contexto actual no se debería pedir al periodista que se limite a publicar contenido sin socializar lo que esa misma historia representa para su audiencia.
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Desde el metaverso: el futuro de nuestra existencia digital
La Web 2 significó conversación.
Para bien y para mal, se erigió un modelo de horizontalidad que derivó en incomodidad para los medios como marcas y para los periodistas como esos filtros entre el conocimiento informativo y la audiencia.
La intermediación dejó de ser necesaria.
Medios y periodistas dejaron de ser gatekeepers de la información.
La Web 3 va más allá.
Va de colaboración, de construcción conjunta.
Y que grandes referentes de la industria como el New York Times, CNN y The Guardian apunten antes al encierro que a la conversación deja en evidencia la falta de entendimiento que la industria tiene respecto a cómo se construye una relación con la audiencia.
Se entiende que estos medios, como muy pocos en el mundo, pueden pensar que tienen suficiente con el periodismo que ejercen para impactar a nivel social y funcionar como negocio.
Pero si pretenden ser algo más que instituciones que se colocan por encima de la audiencia, habrán de abrazar la conversación y la controversia como parte de la naturaleza humana.
Se pide a los periodistas que no emitan opiniones extremas hacia uno u otro lado, pero visto de otra forma estos medios planean encerrarse en sus historias sin fijarse mayormente en lo que la audiencia pueda decir u opinar.
¿Dónde cabría entonces el cuestionamiento a cómo el propio New York Times utiliza su maquinaría para un día cuestionar el valor de Twitter y al que sigue hacer lo mismo con Substack, plataforma a la que han decidido migrar algunos de sus periodistas?
¿En verdad los medios deben recordar su esencia Web 1 en vísperas del apogeo de la Web 3?
¿De verdad vamos a conformarnos con medios enfocados en el qué cuando ha quedado comprobada la utilidad de espacios conversacionales como Spaces o Twitch en momentos particulares?
¿En verdad los periodistas deben taparse los ojos como caballos para no desviarse del camino?
¿Un periodista sólo debe publicar notas?
No se trata de pedirle al periodista que pierda el tiempo en conversaciones que no le aportan, sí que se reconozca que detrás del conocimiento de la audiencia y de la interacción con la misma es posible extraer valor e identificar oportunidades que no son tan claras en el aislamiento del periodista que va por la vida sin interactuar con quienes lo leen o lo siguen.
El problema, de fondo, no es el tiempo que los periodistas dedican a socializar sus historias, es que no lo hagan en las plataformas del medio.
El problema, por tanto, es que los medios como plataformas han sido históricamente un fracaso.
Productos de pisa y corre antes que de permanencia.
Productos de consumo fugaz antes que de interacción.
Por eso Reddit destaca tanto como una especie de platisher que se mueve a partir de la comunidad.
El post corto, el post largo, el consumo en carruseles, todo eso tendría que ser posible para un usuario y para el propio periodista dentro de su medio.
Incluso los libros en Kindle tienen una experiencia particular para que el lector se enganche.
Pero el consumo informativo no ha cobrado la vida que uno esperaría de una industria que suele estar en crisis, y por tanto, con necesidades de reinventarse.
Hoy las audiencias para convertirse en comunidades requieren entender y ser partícipes del proceso.
Hablando de esas cámaras de eco que tanto se adjudican a las redes sociales, habría que hacer ver que si un periodista se limita a publicar en un medio, quizás los reporteros que lo consideran competencia y editores de otros medios se mantendrán atentos a lo que publica, pero la audiencia podría no darse ni por enterada de que ha sido ese periodista y no otro el que ha entregado la historia.
Un periodista, como cualquier autor de una obra, no tendría que empeñar sus créditos como autor por aceptar dinero de un medio.
Una producción es original de Netflix, pero no por ello deja de ser obra de alguien o de unos cuantos.
Y el problema con la industria, con el texto cuando se publica entre muchas otras notas informativas y con el pisa y corre tan recurrente, es que no hay un posicionamiento claro de los que participan.
Es fácil entender porque la vía elegida es pedirle al periodista que sea como siempre ha sido.
Que se dedique en cuerpo y alma a un medio.
Pero los tiempos han cambiado.
Hoy se quiera o no la editorialización y la unicidad es parte fundamental de la diferenciación de un periodista como marca personal y de una historia en un contexto de competencia excesiva.
Hoy se quiera o no es importante un usuario como lector, pero también como alguien que promueve conversación con el propio autor del contenido y con otros que se sumen a la misma.
El deseo de los medios de apagar Twitter carece de sentido mientras ellos no tengan funcionalidades o beneficios semejantes.
Una pregunta de cierre que sin duda amerita reflexión: ¿Por qué le paga un medio a un periodista?
¿Por las notas que publica?
¿Por horas de trabajo?
¿Por las opiniones que emite y por las que no?
¿Por su audiencia?
¿Por su silencio en redes para generar contenido exclusivo en el medio en toda forma y en todo momento?
¿En verdad tiene sentido que un periodista empeñe todo eso por un sueldo?
Vaya, seguro que hay montos que pueden ameritarlo.
Eso ya corresponde a cada uno.
Pero quizás ni CNN, ni el New York Times ni The Guardian tendrán bolsillos tan grandes como para que grandes periodistas decidan que su huella digital sea propiedad d e los medios en que laboran.