Los medios y las métricas del 2023
Y por qué el periodismo es costoso a ojos de la audiencia
Storybakers:
Tenemos nuevo episodio en The Coffee.
Esta vez he platicado con los fundadores de Keep Up.
Una media tech colombiana que aspira a convertirse en la red social de noticias.
Me gusta que pretenden transformar el modo en que los medios se conciben a sí mismos.
Me gusta que su propuesta incluye desarrollo de producto y gamificación de los contenidos.
Su gran plataforma de referencia es Toutiao, plataforma de noticias china basada en Inteligencia Artificial propiedad de Bytedance.
Y les he hecho algunas preguntas puntuales:
¿En verdad se puede resolver la desinformación y la polarización creando redes que desde su naturaleza algorítmica te van a dar más de lo que buscas aunque ello no contemple un consumo equilibrado?
¿En verdad aún se pueden arreglar las redes tal como las conocemos?
¿Por qué los creadores y medios harían contenido para Keep Up en vez de hacerlo para las redes de gran alcance?
Los invito a escuchar mi conversación con Juan Sebastián Garzón y Santiago Villadiego, creadores de Keep Up.
¿Cuáles serán las tendencias para medios, creadores y los contenidos en general durante el 2023?
Si tienes una temática clara y te gustaría participar en el ejercicio anual de Story Baker, súmate a Discord y sé parte de Tendencias 2023.
Para arreglar la industria tenemos que arreglar las métricas.
Se ha dicho desde hace tiempo.
Se reconoce que no todo debe ser alcance.
En esa evolución las suscripciones han sido clave para refrescar la conversación.
Tiene más sentido enfocarse en la monetización de la audiencia que en alcanzar una audiencia que no garantiza negocio.
Pero en esa necesidad de renovación continúa sin predominar la que en estos tiempos tendría que ser la más relevante de todas las métricas: el tiempo de permanencia e interacción del usuario.
Las suscripciones son ante todo un indicador de lealtad.
Una señal de que hay lectores que valoran nuestro contenido.
Pero será la relación entre tiempo y valor agregado la que determinará si un suscriptor se queda con nosotros, si cancela su suscripción e incluso si en modo gratuito continúa consumiendo nuestro contenido.
El escenario ya es así de dramático.
Pero lo será aún más durante el 2023.
Ante la pregunta sobre si estarían dispuestos a pagar por mi contenido, un buen amigo me dijo convencido que sí.
Pero también me advirtió que era muy relevante entender cuánto cobraría.
Lo dice porque a los streamers que apoya les da 49 pesos mexicanos al mes (apróximadamente 2.5 dólares mensuales).
Bajo esa lógica lo que yo hago es relativamente caro.
Vamos, que el monto más bajo en Substack es de 5 dólares al mes.
El periodismo en general es costoso.
El producto de los medios es costoso.
Es costoso cuando se le compara con lo que pagamos por Disney+, Netflix o Prime Video.
Es costoso también cuando se le compara con el tiempo de interacción que tenemos con un streamer al que podemos apoyar por 2.5 dólares al mes.
Para el 2023 vendrá una corrección que puede contribuir a que se marque más la diferencia entre las grandes plataformas de entretenimiento y el periodismo.
Dado que las plataformas de streaming comprendieron que el alcance a costa de lo que fuera no tenía sentido de negocio, ahora optarán por crecer sus tarifas y por incorporar publicidad para el que aspire a un costo más bajo.
Ahí se abrirá una oportunidad para que el producto de los medios, guardando toda proporción entre los nuevos y los viejos tiempos, pueda ser percibido como menos costoso.
Antes no era comparable lo que una persona pagaba por un diario sobre lo que pagaba por un sistema de cable o satelital.
O cuando menos el usuario no tenía tan presente la matemática.
A los medios les ha gustado promover que su suscripción cuesta menos que determinado número de cervezas o que determinado número de idas al cine.
También algunos han optado por cuestionar los consumos de los lectores para decirles que consumir periodismo los hace mejores ciudadanos.
Al final nada será tan efectivo como crear espacios donde la gente esté, donde la gente comparta y donde la gente interactúe.
En la economía de la atención o te conviertes en generador de pequeños momentos de alto valor que juntos representan un alto porcentaje de tiempo (como TikTok) o haces producciones lo suficientemente atractivas para que la gente decida que su tiempo de descanso o de ocio las va a pasar contigo.
El periodismo por lo general no tiene ni la intensidad narrativa de TikTok ni el espectáculo de Hollywood.
Es válido pensar que al periodismo no le corresponde eso.
Que los medios están para otra cosa.
Pero es que ahora todos competimos por tiempo y por dinero.
Y aunque a quienes estamos en la industria nos gustaría que el periodismo habitara en una caja diferente para la sociedad, en la práctica no es así.
La gente va tomando decisiones de bolsillo antes que de categoría.
Por eso el periodismo y los productos que genera han de ser parte del estilo de vida de las personas.
Por eso el New York Times sigue incrementando su apuesta por los juegos.
Por eso The Atlantic apuesta por Hollywood para salir de la crisis que ha venido enfrentando.
Para que el periodismo encuentre su lugar en la vida de las personas ha de trabajar en producto, en comunidad y en narrativa.
Producto que sea capaz de hospedar conversaciones y encuentros constantes para que el consumo sea algo más que un incidente reportado por un periodista del que muchas veces se desconoce hasta el nombre.
Comunidad para que no todo dependa de una sala de redacción, sino de miles o millones de personas con puntos de interés afines y diversos para crear su propio ecosistema.
Narrativa para que ese periodismo que hoy puede resumirse a una nota publicada en un sitio termine convirtiéndose en un documental, en una película o en un podcast vendido a una tecnológica como propiedad intelectual.
Lo deseable para el 2023 será que los medios se atrevan a replantearse su existencia.
Que comprendan que o se convierten en pulpos con diferentes tentáculos o terminarán muriéndose de hechos informativos consignados sólo para que otros los comenten, los analicen y los compartan con los suyos.
Para que el periodismo deje de ser costoso necesita estar en la vida de las personas.
Hacia allá es hacía donde debemos ir.
Y aquí cabe la pregunta:
¿Por qué si Dude Perfect planea hacer unos headquarters de 100 millones de dólares, el New York Times no aspira a crear el mayor complejo cultural de Estados Unidos?
Tendría sentido que lo hicieran.
Tendría sentido que aspirara a que el prestigio de su periodismo tuviera una manifestación física.
Una, además, que pudiera reunir a las familias y convertirse en el epicentro de grandes eventos y conversaciones.
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