Los políticos como creadores le hacen "manita" a los medios como informadores
Y por qué los medios han sido incapaces de entender cómo cubrir a la clase política
Storybakers:
La creación de contenido está volviendo a ser colectiva.
Las colaboraciones se han puesto al frente entre las expresiones creativas que más funcionan.
Como muestra La Velada del Año de Ibai.
Como muestra la Kings League con 12 streamers que hacen las veces de presidentes.
Como muestra, incluso, fenómenos mediáticos como La Casa de los Famosos.
Pero con recurrencia surge la pregunta sobre dónde y cómo encontrar con quién colaborar.
Dónde y cómo invertir tu tiempo y talento para colaborar con otros.
Respondemos esa pregunta en el nuevo episodio de Upload Inc.
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Si fuera partido de futbol, los políticos ganarían por goleada.
Los medios no han aprendido cómo dar cobertura a sus dichos y hechos en la era del contenido viral.
De ahí que un día cualquiera habláramos del presidente de México compitiendo contra Ibai, TheGrefg y Auronplay.
De ahí que su estrategia no se haya movido del día 1 en que inició su conferencia mañanera a esta recta final de un sexenio que amenaza con dejar escuela respecto a cómo controlar la conversación pública.
Ocurre en México como ocurrió en Estados Unidos con Donald Trump.
Y como incluso podría volver a ocurrir si es que Trump vuelve a ser candidato republicano.
Ocurre, en realidad, en toda América frente a discursos que polarizan y confrontan.
Me ha surgido la reflexión a partir de la cercanía del proceso electoral que se avecina en México.
Me ha surgido también a partir de un texto de Raúl Trejo Delarbre en el que da una serie de recomendaciones sobre lo que los medios podrían hacer para dar una mejor cobertura a ese fenómeno mediático que representa la conferencia diaria de Andrés Manuel López Obrador.
Trejo Delarbre es investigador y académico.
Hace un año lanzó Adiós a los Medios, La era de la comunicación descentrada.
Un libro que analiza los efectos de la descentralización de la información.
De esa pérdida de control que ha puesto a los medios en la situación más delicada de toda su historia.
Esa descentralización es clave para comprender el fracaso de los medios ante la estrategia de comunicación de gobernantes como López Obrador.
Hace tiempo, en TikTok, hice un video sobre cómo el presidente de México replicaba la pirámide de contenidos de Gary Vee.
Esa pirámide invertida consiste básicamente en crear contenido a partir de un formato de larga duración que después pueda ser reinterpretado en decenas de piezas en distintos formatos para distintas plataformas.
Gary Vee acuñó ese modelo antes de que el contenido generado por el usuario se pusiera en el centro.
En aquel momento, concentraba su propuesta de reinterpretación de piezas en lo que ese mismo creador haría con el contenido desde sus propios canales.
Pero esa maquinaría evolucionó fundamentalmente a partir de TikTok.
La pirámide ya no sólo se materializa a través del creador original, se potencializa a través de otros reaccionando a él.
López Obrador no sólo puede aparecer como competidor de los streamers por horas transmitidas y audiencia alcanzada en sus streams.
Puede aparecer como competidor en la repercusión que tiene lo que hace a través de redes sociales.
En este caso, además, con un megáfono adicional de validación que le entregan los medios de comunicación.
Por un lado, se convierte en el eje de la conversación con esa cita a primera hora de la mañana.
Si algo pasa, la gente y los medios entienden que vendrá una reacción, que no necesariamente respuesta, en la conferencia mañanera.
Por el otro, los medios, tanto opositores como los alineados al sistema, entienden que la gente se ha despertado con la curiosidad de saber qué ha dicho el presidente aunque ya a estas alturas ni siquiera resulte impredecible lo que terminará argumentando.
López Obrador ha creado una serie de hábitos que con facilidad y quizás hasta con justicia pueden ser vistos como vicios tanto entre la audiencia como entre los medios y la clase política.
Los que están alineados esperan que él les dicte cómo actuar.
La respuesta será casi siempre hablar del pasado, de una narrativa malintencionada y de una distorsión de los hechos.
Los que están en contra no esperan más que la confirmación de que la respuesta será la misma que ha dado desde el primer día de su gobierno.
Pero aunque se intuye lo que vendrá, la población espera esas expresiones aunque conocerlas no sirva más que para seguir separando a los unos de los otros.
Los medios, a diferencia de grandes referentes de la prensa en Estados Unidos que dependen del dinero de sus suscriptores, anhelan tanto tener alcance a costa de lo que sea que entregan esas declaraciones y reacciones en distintos formatos para distintas plataformas.
Los medios frente a López Obrador no han tenido como prioridad contextualizar o verificar lo que dice.
De acuerdo a un seguimiento realizado por Spin, el presidente mexicano ha generado más de 86 mil afirmaciones falsas o engañosas durante su sexenio. En promedio, señala Trejo Delarbre, son 94 mentiras en promedio por día.
Mentiras que además no sólo son amplificadas por sus seguidores, también por los medios que encuentran en la explosividad de sus declaraciones una forma de generar titulares atractivos o de encender el algoritmo de TikTok generando millones de reproducciones y sumando seguidores.
Trejo Delarbre habla de la conferencia mañanera como la reinterpretación del viejo boletín oficial.
La diferencia es que ese boletín oficial por lo general no incluía más que posturas diplomáticas respecto a los hechos que ameritaran respuesta por parte del gobierno.
El nuevo boletín oficial incluye toda la pirotecnia que se necesita para trascender y encender la conversación en redes sociales.
Trejo Delarbre presenta 13 recomendaciones para los medios y periodistas que dan cobertura a la conferencia de López Obrador.
Desde mi perspectiva, todas esas recomendaciones pueden empaquetarse en una de las máximas carencias de los medios hispanoparlantes, principalmente entre los mexicanos: el foco en el qué y la inmediatez antes que en la contextualización y la especialización.
Mientras se asuma que informar de inmediato sobre el qué antes que tener la calma para explicar a la audiencia qué es lo que está ocurriendo, los medios serán parte medular de la estrategia de comunicación de los políticos.
Cada medio que retoma dichos del presidente en su cuenta de TikTok termina haciendo propaganda.
Cada medio que genera titulares sin matices con tal de atraer visitas termina haciendo propaganda.
Cada medio que publica mentiras aún a sabiendas de que lo son termina siendo parte del problema.
López Obrador y la clase política han ido entendiendo cómo ser creadores de contenido en la nueva era.
Los medios no han terminado de entender cómo ser informadores.