Medios en jaque: la profundidad es tendencia en Tik Tok
Cómo el nuevo concepto de información general lo construyen las marcas personales
-Dime que me estoy muriendo sin decírmelo
-El análisis a profundidad es tendencia en Tik Tok
Storybakers:
Por si no dieron acuse de recibo, ese breve juego de frases está dirigido a los medios de comunicación.
Hasta ahora el argumento que daba superioridad a los medios era que en las redes el contenido publicado por creadores carecía de la profundidad, la verificación y el rigor elemental del periodismo.
De los youtubers se decía que su viralidad no era directamente proporcional a la calidad de lo que hacían desde la óptica periodística.
Aunque el dinero que ahora es de Mr. Beast, Luisito Comunica, Juanpa Zurita e Ibai Llanos en algún momento fue de los medios, nos gustaba salir a decir que no éramos lo mismo.
De los Instagrammers se suele decir que esa popularidad se alcanza a través de la exposición de una vida superficial e idealizada, no del contenido de valor que ahí se genera.
Y de Tik Tok, que ahí solo triunfan los que bailan, los que hacen bromas o los que tienen buena figura.
Dicho de otra forma, los medios aseguraban que la profundidad, la confianza y el verdadero valor agregado estaba con ellos, no con los creadores.
Se convirtió entonces en una batalla entre narrativa (creadores) y profundidad (medios de comunicación)
Se asumió también que era más probable que en algún punto los medios aprendieran de narrativa antes que los creadores de profundidad.
Pero en la práctica los creadores, impulsados también por periodistas que han entendido que en el fondo son como cualquier otro creador pero con el plus de una metodología que los puede ayudar al momento de recabar información, sintetizarla y entregarla digerida para una audiencia específica, están llegando antes a la profundidad que los medios a un mejor empaquetamiento narrativo.
El colapso del último bastión de los medios comenzó con los newsletters y los podcasts, formatos un tanto rudimentarios en sus exigencias de producción más básicas pero con una posibilidad de profundizar que no se da en la marea interminable de noticias a producir por un medio de comunicación.
Los newsletters y los podcasts sirvieron como el escaparate que entregó la validación para creadores que desde las redes sociales aún no se solía dar.
Esa oleada ha estado protagonizada principalmente por insiders, que es como me refiero a gente conocedora de una industria que puso manos a la obra para crear contenido, y por periodistas especializados que por fin pudieron ir al detalle al que no podían acceder bajo la estructura de medios sometidos a los designios algorítmicos de Google y Facebook.
Esos creadores, insiders y periodistas autores, para enfatizarlo aún más, alcanzaron la profundidad de la que adolecían los medios bajo una narrativa más funcional que la de los medios.
¿Por qué más funcional?
Primero, porque en vez de ser una nota informativa es un producto.
Y como producto se genera una citación específica a una hora y en un lugar determinado con un presentador específico.
Después, porque esa unicidad deriva en una definición sobre aquello de lo que sí va a hablar y sobre lo que no.
Vamos, que un podcaster de deportes no termina cubriendo obsesivamente el Coronavirus para aparecer en lo más alto de Comscore, así como tampoco un medio de entretenimiento no termina publicando notas sobre inseguridad para inflar sus números.
Además, los podcasts y los newsletters, por los espacios en que son consumidos, crean una atmósfera de concentración del usuario que no se produce en otros entornos digitales en los que abundan las distracciones.
Cuando se enfrenta a un newsletter o a un podcast, la gente está consciente de que está leyendo un newsletter o escuchando un podcast, no “navegando por Internet o matando el tiempo”.
Para los medios la búsqueda de profundidad no llegó sino hasta que se hizo tendencia el muro de pago.
Los que lo adoptaron han entendido que la audiencia solo estará dispuesta a pagar por contenido de alto valor.
Pero aún en ese tipo de casos, salvo cuando se trata de medios híper especializados o de cabeceras con presupuestos millonarios como el New York Times, la apuesta va más por la información que por la contextualización aderazada con opiniones que terminan representando un verdadero contenido de autor con accionables específicos y claros para la audiencia.
Aquí de nuevo emerge una ventaja más para los creadores, mientras los medios especializados se encierran bajo el muro de pago, lo que limita su alcance como el propio Quartz lo ha advertido, los creadores, en su mayoría, continúan ofreciendo acceso gratuito a su producto principal y, sobre todo, una extensión directa de esa especialización en redes sociales como Tik Tok e Instagram.
Hasta este punto, los medios en su mayoría no han mejorado sus capacidades narrativas y empiezan a perder el bastión de la profundidad en manos de creadores obsesivos de distintas temáticas, a quienes podría decirse que les resta dominar narrativas para plataformas en verdad virales como YouTube y Tik Tok.
Bueno, pues eso también está ocurriendo.
Y para el usuario no son más que buenas noticias, aunque a los medios los ponga en jaque.
Únete a los grupos de Story Baker en Telegram
Cheat Media Links and Talks: lo que tienes que saber de la industria sin tenerque buscarlo en Twitter ;-)
La Podcastería: el punto de encontro para creadores de audio con ligas, ideas y recursos.
La Creator Economy: historias y briefing diario sobre la economía de los creadores que está cambiando al mundo
News de News: Todo sobre Newsletters
Desde el metaverso: el futuro de nuestra existencia digital
¿Por qué la nueva información general se construye con los creadores?
Cleo Abrams trabajó cinco años en Vox.
Para muchos, estar en Vox equivaldría a un trabajo soñado.
Son el referente mundial del periodismo explicativo en video.
Pero para ella no fue suficiente.
El 10 de enero pasado anunció que dejaba Vox para lanzar un show en YouTube y Tik Tok.
Hoy cuenta, como lo contaba en un envío anterior, con 1.1 millones de seguidores en Tik Tok con más de 16.8 millones de Me Gusta y con 118 mil suscriptores en su canal de YouTube.
En sus redes se pregunta cómo funciona el Wi Fi, quién inventó la prueba de embarazo o quien fue la mujer que encontró la dopamina en el cerebro.
Combina tecnología, con emprendimiento y feminismo.
Tiene sus propios shows dentro de su propia cuenta de Tik Tok con “Huge if True”, “That Aged Poorly” y “Page Not Found”.
Tras alcanzar el millón de seguidores en Tik Tok dejó un hilo lapidario para medios y prometedor para periodistas.
Aquí los que me resultaron más destacados:
Lo de Cleo Abram no es una excepción, comienza a ser una tendencia.
En Vox dan cuenta de cómo los análisis a profundidad están sustituyendo a los bailes y lip syncs de 15 segundos.
Y eso no hará más que crecer por una decisión algorítmica de Tik Tok frente al impulso que está dando a los videos de 10 minutos.
Incluso Facebook, esa red tan demonizada por los medios pero que tanto alcance les ha dado para su contenido escrito, advierte que su algoritmo va por contenido original, en video y de larga duración.
El otro golpe de los creadores a los medios pasa porque en Tik Tok se está tratando con profundidad no sólo aquello que los medios llevan a través de noticias, sino también aquello que desde los medios mismos nunca ha sido tomado en serio.
Es decir, que en Tik Tok se están permitiendo crear contenido a profundidad (hard) sobre temáticas soft.
Ahí, como el propio artículo de Vox lo menciona, sí caben análisis sobre lo que significan los arreglos en la casa de Kanye West o sobre la estrategia de Balenciaga con Kim Kardashian.
Desde ahí también se dan respuestas a muchas de esas preguntas que los medios han desechado por no encajar en aquello que consideran información de interés general, entendiendo por ello la cobertura obsesiva de todo lo que hagan las grandes figuras políticas o lo que los analistas de traje y corbata tengan que decir.
Volviendo a la ecuación de la narrativa y la profundidad, con esta tendencia que llega a Tik Tok, los creadores encajan la profundidad que ya de por sí venían alcanzando en newsletters y podcasts con la viralidad de Tik Tok y YouTube.
Los medios, mientras tanto, condicionan la profundidad a un pago por parte del usuario y continúan rebasados en materia narrativa.
El problema es para los medios, no para los periodistas.
Para los periodistas, esto que está ocurriendo es una oportunidad más de crear valor de forma independiente.
Si el periodista da el salto a las nuevas narrativas, permitirá que se aceleré la llegada de la profundidad a las redes de alta viralidad.
Y en este punto, los medios se defenderán diciendo que un buen porcentaje de la información presentada por los creadores fue publicada originalmente por ellos.
Pero aquí quiero recordar una reflexión de Mario Gabriele que reflexionando sobre propiedad intelectual decía que cuaquiera podía escribir o hacer una película sobre un agente, pero si ese agente se llamaba George Smith en vez de James Bond, el impacto sería diametralmente distinto.
Lo mismo pasa con la información y el tratamiento de la misma.
La información pueden haberla producido los medios, pero si está no se presenta bajo la identidad correcta (narrativa), terminará siendo un genérico.
Hace unos días tuve una plática con gente relacionada a una de las grandes plataformas sociales y lo que me dijeron fue lapidario:
Los medios se están quedando como simples repositorios de textos.
Y no es así como consume la gente.
Añadiría algo: como simples repositorios de textos que además suelen caducar instantes después de haber sido publicados.
Para esos efectos, no es lo mismo el tipo de texto evergreen en Medium o en Substack que el cementerio de notas que representa un medio de comunicación.