¿Meta creará a los nuevos grandes influencers a través de la IA?
Comienza en la Creator Economy una disrupción que puede reventar la idea de que todos somos creadores
Storybakers:
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Recomendación: Radar, el newsletter del futuro elaborado por Story Baker para LUMO Media Lab.
El escenario parece más propio de un episodio de Black Mirror que del mundo en que vivimos.
Pero puede ocurrir.
Puede que no falte tanto para que suceda.
Para Casey Newton se trata del comienzo de las redes sociales sintéticas.
Para mí de una realidad en la que las grandes plataformas tecnológicas ya no sólo dominan dónde consumimos y qué consumimos sino también a quién consumimos.
En cierto modo ya ocurre dado que es el algoritmo más que el talento el que decide qué video nos muestra y, por tanto, qué creador es al que descubrimos y seguimos.
Pero con el desarrollo de la inteligencia artificial esa elección algorítmica podría no llevarnos a creadores humanos sino entregarnos a nuevos influencers virtuales con la capacidad de contar la historia que necesitemos en el momento preciso.
Toda esta reflexión surge a partir de los anuncios recientes tanto de OpenAI con ChatGPT como con el lanzamiento de 28 chatbots basados en celebridades por parte de Meta.
Mientras que OpenAI anunció la incorporación de voz para ChatGPT y la posibilidad de enviarle imágenes para hacerle preguntas específicas sobre ella, Meta se apalancó de celebridades e influencers como Mr. Beast, Paris Hilton, Snoop Doog, Tom Brady, Charlie D’Amelio y Kendall Jenner para ofrecer una aproximación distinta a la era de los chatbots.
Se advierte desde Meta que los chatbots basados en celebridades, quizás por la etapa temprana en que se encuentran y las potenciales alucinaciones en que podrían incurrir, no representan oficialmente a esas celebridades.
Tom Brady, por ejemplo, aparece como Bru, un bromista deportivo que no se anda con rodeos.
Mr. Beast es Zach, el hermano mayor que te va a molestar porque le importas.
Paris Hilton es Amber, pareja detectivesca que te ayuda a resolver misterios.
El lanzamiento de estos chatbots ha comenzado de forma gradual en Estados Unidos.
Los usuarios podrán interactuar con ellos en WhatsApp, Facebook e Instagram.
Pero Meta no se quedó ahí.
Decidió que cada uno de ellos tendría perfiles en Facebook e Instagram.
Como si fueran creadores.
Como si fueran personas.
La propuesta, en realidad, no es nueva.
Qai Qai tiene más de 4 millones de followers en TikTok.
Más de 430 mil en YouTube.
Es la “nieta” de Serena Williams y Alexis Ohanian.
Tiene un origen físico como la primera muñeca que Serena Williams le regaló a su hija para terminar convertida en una de las influencers virtuales más grandes del mundo.
Ya en el 2019 el New York Times la calificaba como la muñeca más importante de todo Estados Unidos.
Lil Miquela es también una de las más grandes referencias en lo que refiere a influencers virtuales.
Tiene 3.5 millones de followers en TikTok.
Se define a sí misma como un robot de 19 años que vive en Los Ángeles.
Aquí, por ejemplo, sus mejores momentos del 2021.
Y aquí un post en Instagram posando con una bolsa Alexander McQueen.
Ya en su momento escribí sobre la polémica que suscitó que Lil Miquela sustituyera a una influencer humana en una campaña publicitaria.
De acuerdo a un sondeo realizado por AJ Marketing, un 52% de los estadounidenses siguen al menos a un influencer virtual.
YouTube e Instagram son las plataformas preferidas para seguirlos.
El propio AJ Marketing entrega un listado de los top 20 influencers virtuales a seguir en este 2023.
Hasta ahora la aproximación de esos influencers ha ido más a la creación de una narrativa propia que a la de fungir como creadores de contenido utilitario o relacionado a algún tipo de breaking news.
Lo mismo hace Meta con los perfiles de sus chatbots de celebridades en Instagram y Facebook.
Pero eso podría cambiar frente a la rapidez con que desde ya es posible crear contenido gracias a la inteligencia artificial.
Imaginemos, por ejemplo, que Meta decide posicionar un chatbot de forma masiva.
A ese chatbot le desarrolla una o múltiples personalidades de acuerdo a las necesidades y peticiones de los usuarios.
Ese chatbot aprende cómo comunicarse, tratar y atender las necesidades específicas de cada uno de sus usuarios.
El chatbot, a partir de ese aprendizaje que experimenta con sus usuarios, comienza a desarrollar contenido específico en audio y video para esa persona o grupos de personas desde sus propios perfiles en redes sociales.
El chatbot, como lo ha hecho Meta, deja de ser un asistente de voz para convertirse en un creador de contenido.
Y hasta aquí no he considerado todo el aprendizaje que ya de por sí tiene Meta de lo que consumimos a partir de lo que hacemos en sus distintas plataformas.
El problema central para los influencers virtuales ha sido la dificultad de desarrollar una narrativa que le importe a un gran número de personas.
No existe en realidad una relación sólida, de confianza y recurrencia.
Pero en cuanto comencemos a entablar comunicación recurrente, de ida y venida, se desarrollarán afinidades y complicidades que derivarán en una apertura natural a que esa misma voz que me cuenta historias y entrega soluciones en información en mi dispositivo de voz lo haga en audio y video desde cualquier red social.
A Theodore Twombly en Her le hubiera encantado tener una imagen clara de cómo era la asistente de voz de la que se había enamorado.
Es altamente probable que le hubiera gustado informarse con ella por las mañanas.
Es altamente probable que le hubiera gustado ver un video con ella dándole consejos de superación personal.
Es altamente probable que le hubiera gustado tomar una clase de cocina con ella.
Hasta ahora el algoritmo había necesitado de seres humanos para alimentar las tendencias tanto en la oferta como en la demanda.
En un futuro no tan lejano esa tendencia podría ser alimentada por creadores que a partir de prompts automáticos determinados por el propio algoritmo producen el contenido en audio y video que cada usuario necesita.
La demanda seguirá siendo de los humanos.
Pero la oferta podrá ser realizada por creadores desarrollados por la propia tecnología de las plataformas en que consumimos.
Para Casey Newton lo que se avecina es la era de las redes sintéticas.
Un escenario en el que un ser humano convive, comenta y hasta colabora por igual con robots que con humanos.
En cierto modo ya ocurre con los bots que forman parte de nuestras conversaciones sin que lleguemos a tener certeza de si en verdad lo son.
Para mí es el comienzo del fin de la Creator Economy como un movimiento masivo en que todos los seres humanos somos necesarios o valiosos como creadores de contenido.
Para mí, en el futuro habrá menos humanos creadores pero mejor posicionados y reconocidos.
Pero también miles de robots haciendo las veces de creadores para darnos exactamente lo que queremos en el momento en que necesitamos.
Mientras tanto, Mr. Beast pudo blindarse ante una potencial alucinación del chatbot de Meta.
Pero no de un deepfake que hizo creer a mucha gente que estaba regalando 10 mil iPhone 15.
El propio Mr. Beast ha tenido que salir a decir que aquello se trataba de un fraude.
¿Qué es verdad? ¿Qué es mentira?
Será cada vez más difícil saberlo.
Pero ese ya será tema de otro envío.
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