Microsoft vs Google: ¿quién ganará la guerra de los chatbots y la búsqueda?
Primeras impresiones tras el anuncio del nuevo Bing fortalecido por OpenAi
Storybakers:
Es imposible dar desde ahora un ganador.
El empalme en tiempos y productos será tan grande que es posible que al final todo termine tal como está.
Con Google como un amplio dominador y con Microsoft muy rezagado.
Según Statista, Google domina el mercado con un 84%, seguido por Bing con 8.95% del total de mercado de search.
Pero como menciona Alex Kantrowitz, incluso un punto porcentual ganado para Bing representa miles de millones de dólares en ingresos publicitarios.
Es por eso que ser el primero en habilitar la inteligencia artificial a nivel masivo resulta clave.
Y a todas luces el evento de Microsoft ha sido con mayor convencimiento que el comunicado de Google.
Microsoft ha encontrado en su inversión de más de 13 mil millones de dólares en OpenAI su primer gran momento de verdadero protagonismo en la guerra de los buscadores.
Lo ha hecho, además, con una empatía que funciona.
Hablando de cómo Bing y Edge, de la mano de la inteligencia artificial, se convertirán en “copilotos” de los seres humanos.
O como mínimo en copilotos de la web.
El término me gusta porque otorga a su propia tecnología un rol protagónico pero a la vez secundario.
Lo presenta como una revolución en el terreno de las búsquedas y la generación de contenido.
Pero al mismo tiempo como un segundo de a bordo que en ningún momento sustituirá la participación humana.
Microsoft presentó un producto integrado tanto a su buscador como a su navegador.
Google, cuidadoso de no provocar dolores de cabeza innecesarios a su negocio actual, ha marcado más la diferencia entre Bard y lo que ofrecerá en sus búsquedas.
El pasado nos enseña que ser el primero rara vez significa algo más que ruido mediático.
Clubhouse inició una tendencia que sólo hizo que Twitter, Spotify y Facebook se pusieran a trabajar en replicarlo aunque al final de poco haya servido.
La Web 3, tras un análisis explosivo, hoy se replantea cómo seguir construyéndose en medio de tanto escepticismo tras la apasionada adopción inicial.
BeReal pasó de ser el que iba a terminar para siempre con las redes sociales tal como las conocíamos a una funcionalidad en TikTok que ni trasciende ni ha cambiado absolutamente nada.
La inteligencia artificial es más que una funcionalidad que parece novedosa.
Pero es tanto el poderío económico de los gigantes tecnológicos que incluso estos grandes desarrollos pueden tener sólo unas semanas de diferencia en su lanzamiento al público.
A Microsoft lo respalda el impacto inicial de Chat GPT-3.
Aún con esa gran carencia que significa su falta de actualización sobre hechos recientes, alcanzó 100 millones de usuarios en apenas dos meses.
A TikTok alcanzar esa cifra le llevó 9 meses.
A Instagram, 2 años y medio.
Ya es catalogada como la aplicación de consumo masivo de más rápido crecimiento en toda la historia.
Al menos yo me he descubierto haciendo lo que nunca hubiera pensado.
Sumándome a la lista de espera para tener el nuevo Bing.
Descargando la aplicación en mi móvil para poder subir de lugar en esa lista de espera.
Y creando una cuenta de correo con outlook.
Me ha gustado el mensaje de Microsoft.
Ha sido menos técnico y más empático con la audiencia y con los periodistas.
Quizás porque en el fondo tienen un producto mucho más terminado.
Me ha gustado incluso el nombre de Prometheus asignado a su modelo de búsqueda enriquecido por OpenAI.
Es natural que Microsoft se atreva a repensar más cómo debe ser un buscador.
Google arriesga demasiado en cada paso que da.
Como líder hegemónico es natural que se ande con cuidado.
Es ahí donde radica la oportunidad de Microsoft.
Para ser capaz de provocar un éxodo masivo de usuarios a Bing, Microsoft tendrá que presentar un producto en verdad diferente al de Google.
Pero también lo suficientemente cercano para que la curva de aprendizaje no sea tan pronunciada como para que la gente decida abandonarlo antes de siquiera probarlo.
A Microsoft, a partir de lo visto en su presentación, le ayuda el conocimiento que tiene sobre lo que sus usuarios hacen con otras herramientas.
Nada que los de Google no hagan, pero queda la sensación de que Microsoft ha sabido integrar mejor la necesidad de redactar un correo, un blog o una publicación en Linkedin a partir de una búsqueda.
Bing, de acuerdo a lo presentado, ofrecerá una especie de doble búsqueda que por un lado te arroja la información que estás buscando y por el otro una síntesis que puedes hacer a la medida para llevarla y usarla como quieras.
A diferencia de Chat GPT-3 en el que el usuario pide información y es totalmente responsable de lo que venga a continuación, Microsoft identifica cuáles pueden ser esas necesidades posteriores y las convierte en producto.
Detecta con acierto, incluso, la oportunidad de que esas búsquedas, que al final son cuestionamientos que muchas personas se hacen, puedan convertirse en más contenido para LinkedIn.
La ampliación a mil caracteres en las búsquedas para poder ser tan específico como se quiera representa una contradicción.
Por un lado la inteligencia artificial aspira a hacer el trabajo duro de recabar información, sintetizarla y entregar un producto listo para edición.
Por el otro para en verdad conseguirlo requerirá que los usuarios aprendan a ser lo más detallados posibles para obtener respuestas únicas y eficientes.
En pocas palabras, para que la IA le haga el trabajo a los seres humanos, estos tendrán que saber muy bien lo que están pidiendo.
Microsoft, a diferencia de Google, cuando menos en el prototipo mostrado, incorpora al chat el crédito correspondiente a las fuentes de las que está tomando la información.
Entre las batallas por venir está la de los medios, creadores y en términos generales todos los que crean contenido por recibir algún tipo de remuneración por la información y el conocimiento de la inteligencia artificial a partir de lo que ellos publican.
Ya los primeros escarceos se han vivido con artistas reclamando a Lensa que haya replicado sus estilos sin darles ningún tipo de reconocimiento.
Y con Getty demandando a Stable Diffusion
La guerra apenas comienza.
Los primeros golpes los ha dado Microsoft.
Primero a través de su inversión en OpenAI.
Después con el éxito de Chat GPT-3.
Ahora con Bing y Edge con el anabólico de OpenAI.
Google ha anticipado su respuesta sin que aún se perciba como algo materializado.
Pero en este tipo de casos de liderazgo tan marcado la disrupción suele apuntar al debilitamiento de ese poderío.
En resumen, Microsoft tiene mucho por ganar.
Google mucho por perder.
Sobre todo ahora que por primera vez lo toman descolocado en el que siempre ha sido su terreno.
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