Periodismo inmersivo: las nuevas formas de expresión de los medios
Y cómo el multiformato dejará de ser concepto para convertirse en obviedad
Storybakers:
Seguimos creando conceptos en Upload inc.
Pero también improvisando.
Abriendo espacios que lo que buscan es generar conversación.
Les comparto aquí un poco de lo que ha sido de mí en los últimos meses.
Propuse en un principio que se llamara “charlando intranquilamente” en referencia al “charlando tranquilamente de Ibai”.
Al final quedó como “grabando nomás”.
Pensamientos al aire sobre los contenidos, la marca personal y los conflictos existenciales.
StorIA: recuerden sumarse a nuestro canal en Telegram para enterarse al momento de lo que está ocurriendo con el futuro de las historias en la inteligencia artificial.
Ya sé que al periodista lo prepararon mucho más para ser historiador que profeta. Pero más vale acelerar nuestra llegada al futuro que se hace presente antes que ser eternos late adopters de tendencias que para cuando atendemos ya están siendo relevadas por otras.
El anuncio del Apple Vision Pro sigue generándome pensamientos.
Más por las posibilidades de la realidad mixta en lo general que por el producto en lo particular.
Del producto ya les hablé en el envío de ayer.
Pero lo que me había quedado pendiente era trasladar eso que hemos visto a los usos periodísticos que pudieran surgir.
Lo primero que hemos de advertir es que esa diferenciación entre lo que es y no periodismo seguirá haciéndose cada vez más compleja.
Lo que nos toca como medios, periodistas y creadores es y será contar la historia del mejor modo posible.
Lo ideal para esa historia será, como siempre lo ha sido con independencia de si somos periodistas o no, que lo que estamos presentando sea confiable, empático y contextualizado.
La oportunidad de destacarnos será, por otro lado, más amplia gracias a que estamos por entrar a una era multipantalla sin que el usuario esté en realidad frente a una pantalla.
¿A qué voy?
A que desde hace tiempo se sabe que la realidad mixta permitirá a un aficionado no sólo ver un partido de futbol, sino girar levemente la cabeza en un ecosistema 360 para encontrarse con estadísticas, el stream alternativo que se pueda estar haciendo o con una repetición virtual de la jugada.
Eso mismo podrá trasladarse al consumo informativo o de historias en general que sean capaces de enganchar a los usuarios.
La inmersión, desde el concepto mismo, podría llevarnos a una profundización en la experiencia de consumir contenido.
En la teoría será una potencial solución al desinterés e informalidad con la que un usuario va informándose o cree estarse informando de lo que ocurre en el mundo.
Si ya desde estos tiempos hablo del funnel de conversión para que un usuario se enganche con un video corto o con un tuit para después ir a un formato más largo y terminar dispuesto a entablar una relación de cotidianidad con un medio o creador determinado, los medios habrán de crear funnels de conversión instantáneos en modalidad 360 para tener a un usuario sumergido en la experiencia que esté presentando.
Hasta ahora hemos tenido multitud de referencias y herramientas para atender un mismo propósito.
Para escribir este newsletter, por ejemplo, tengo abierta mi ventana de Substack, pero también tiendo a recurrir a mis anteriores envíos o a información de terceros que me ayude a complementar y fortalecer lo que estoy argumentando.
La experiencia actual es relativamente torpe.
Se puede ya contar con varios monitores y valerse de ellos o de consumos en miniatura para tener esas distintas referencias a la mano, pero nunca hemos tenido tan a nuestra disposición como lo que plantea la realidad mixta.
Los contadores de historias, incluidos los medios y por tanto los periodistas, tendremos un laboratorio propio frente a cada historia que queramos contar.
Y a la vez tendremos que desarrollar el mejor de los laboratorios para que la gente decida quedarse con nosotros.
Nosotros como creadores jugaremos, combinaremos y viviremos en una mezcla de recursos y formatos como nunca antes.
Y el resultado de nuestras propias combinaciones creativas pasará después por un usuario que estará más que nunca al mando de lo que quiera ver y hacer con eso que les estaremos presentando.
Vendrán de nuevo algunas barreras tecnológicas que darán pie a que al principio sean los grandes los que más impresionen.
Vendrán después las herramientas, como ahora está ocurriendo con la inteligencia artificial, para que cualquiera pueda ser capaz de desarrollar su propio universo multiformato en torno a una misma historia.
Lo multiformato será tan propio de lo que haremos que dejará de ser necesario hablar de ello por ser una obviedad.
Como ocurrió con el periodismo ciudadano del que se hablaba hace años para al final caer en la obviedad de toda persona como creadora de contenido.
Como ocurrió con la referencia a un periodismo digital que terminó por hacerse tan masivo que la aclaración sobre lo digital del mismo ha quedado obsoleta.
En su libro sobre el metaverso, Matthew Ball reflexiona sobre cómo la capacidad de producir texto, audio y video ha ido incrementándose a partir de una reducción en los costos.
Menciona que uno de los espacios que conservan grandes barreras de producción es la cinematografía, pero advierte que será precisamente con el metaverso cuando esa posibilidad de ser de unos cuantos terminará siendo para muchos.
Está por verse aún cómo se logrará que el ser humano esté dispuesto de forma masiva a sumergirse con recurrencia en la realidad virtual y en la realidad aumentada.
Está por verse aún si será con el headset de Apple, será con el de Meta o será con algún otro por venir.
Lo que sí hemos de comprender es que desde ya vale la pena ir preparándonos para cuando nuestras limitantes para contar grandes historias sean cada vez menos.
Los periodistas del futuro no deberían estar aprendiendo sobre optimización de buscadores.
Se entiende que lo hagan hoy para los medios de hoy.
Pero la verdadera inversión a futuro está en conocer las posibilidades de la inteligencia artificial y en cómo ser capaz de aplicarlas en equipo o por cuenta propia.
La verdadera inversión a futuro está en pensar las posibilidades que se avecinan, estudiar cómo convertirlas en realidad y sumergirse en esos terrenos que hoy parecen remotos pero que un día serán la norma.
Los medios hoy tienen que pasar del consumo pasivo a la conversación comunitaria.
Pero muy pronto tendrán que olvidarse en definitiva de ese consumo pasivo para pasar a la conversación comunitaria que se detona sobre todo a partir de una experiencia inmersiva.
Malas noticias para los que se quieran aferrar a lo mismo.
Grandes noticias para los que estamos muriendo por seguir aprendiendo y experimentando hasta el último día de nuestras vidas.
Lo bueno es que todos tenemos libertad de elegir hacia qué lugar nos vamos.
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