

Discover more from The Muffin por Mauricio Cabrera
Podcasts: ¿los medios volvieron a llegar tarde a las tendencias?
La mayoría apuesta por formatos sobre los que muchos se preguntan si empiezan a entrar en decadencia
Storybakers:
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Los medios apuestan por la creación de podcasts en el 2023.
Será el formato prioritario.
El que marcará sus agendas como punto clave para poder tener audiencias que también sean comunidades.
Así lo arrojó el reporte del Reuters Institute para este año.
Nunca antes había ocurrido que los podcasts aparecieran de forma tan marcada como máxima prioridad para los medios de cara a un nuevo ciclo.
Lo curioso es que ese abrazo masivo se produce cuando los podcasts están dejando de ser podcasts.
Como reflejo de la crisis económica mundial, Spotify, Amazon, Acast y Sirius XM o han despedido gente o han optado por reducir su oferta económica para creadores.
Nick Hilton lo deja claro en un texto en el que hace su propia auditoria de la industria del podcasting.
En él califica al 2022 como el año en que el podcasting murió.
Refiere a los recortes ya mencionados, a la pérdida de relevancia del audio frente al video, a la falta de descubrimiento y al crecimiento desmedido de la oferta de podcasts frente al crecimiento de la inversión publicitaria.
En Spotify, por ejemplo, había 1 millón de podcasts al término del primer trimestre del 2020.
En septiembre del año pasado la cifra ya era de 4.7 millones.
La inversión publicitaria crece, pero no al mismo ritmo.
Todo eso en un contexto en el que los extractos en video se están convirtiendo en las piezas de mayor alcance para un podcast de no ficción.
Ya sea en TikTok, en YouTube o a través de Reels tanto en Facebook como en YouTube.
La mayoría de medios, particularmente de habla hispana, no cuentan con el presupuesto para hacer producciones de alto nivel.
Realizan, por tanto, shows de personas conversando.
A excepción de Prisa por medio de Podium Podcast y de algunos esfuerzos aislados por parte de otros medios hispanoparlantes, la mayoría percibe su oferta de podcasts como un refrito de lo que cualquiera pudiera haber hecho en radio.
Hace unos días, dentro del grupo en Telegram de La Podcastería que tenemos en Story Baker, recomendamos un episodio del daily realizado por uno de los medios mexicanos que se ha lanzado a ese formato.
Omito el nombre porque lo importante es el hecho más allá de quién provocó ese comentario.
Cuando los usuarios de ese grupo comenzaron a escuchar se molestaron por la falta de profundidad de ese show acerca de la temática prometida.
Se trata de uno de los más grandes grupos de medios en México.
Y aún así la audiencia no sintió que estuviera frente al contenido especializado que estaba buscando.
Los medios, si en verdad pretenden tener algo más que presencia en la nueva era del podcasting, tendrán que elevar su producción, invertir más en quienes están frente al micrófono y comprender las nuevas demandas de la industria.
Ese incremento en necesidades no promete encontrar los retornos que pudieran esperarse.
Si se trata de poner a personas famosos a hablar entre sí, no es necesario un medio de comunicación.
Si se trata de contar historias especializadas, es más probable que lo pueda hacer un creador con ese nicho particular conquistado que un medio desde el generalismo.
Y si se trata de ficciones de alto nivel, es altamente probable que lo termine haciendo algún estudio como Posta, Podium, Galgódromo o lo que se supone que queda de Dixo.
Se entiende por qué los medios llegan tarde a la tendencia del podcasting.
Son muchos los que quedaron aleccionados tras el abrazo masivo al video que en su momento tanto impulsó Facebook en el 2016.
Pero llegar tarde implica que siempre te verán como el perseguidor de los que hayan logrado triunfar en esa tendencia aunque muchas se tratase de una burbuja.
En el top 10 de Spotify en México no aparece ningún podcast realizado por un medio de comunicación.
O están las producciones originales de Spotify como Caso 63 y Dormicast (concepto tomado de Durmiendo de Dudas Media).
O aparecen producciones realizadas por estudios como Sonoro y el propio Dudas Media.
O shows de creadores como La Cotorrisa y Psicología al desnudo.
Del lugar 11 al 30 ocurre lo mismo.
Sólo aparece Vice con su documental sobre el Chapo en el undécimo lugar.
Es cierto que las categorías que más funcionan no son las informativas.
Es cierto también que no por fuerza el éxito en alcance equivale a éxito económico.
Sólo vale la pena tomar en cuenta el contraste entre la apuesta y la realidad para trazar el camino por el que los medios han de recorrer su apuesta en el podcasting.
Si quieren triunfar en video, deben pensar antes en cómo impactar en YouTube que en Spotify.
Sí, la gente usa YouTube para escuchar videos aún sin ver los shows.
Pero frente a esa demanda que ha ido surgiendo tanto creadores, como estudios y otros competidores harán algo por elevar esa producción.
Sí, la gente descubre lo más relevante de un podcast en TikTok, YouTube, Instagram o Facebook, pero eso no significa que vaya a consumir vorazmente el show.
Es altamente probable que tenga suficiente con eso que ya le has mostrado.
Que al final, se asume, es lo más importante de esa conversación.
Sí, hoy Spotify y otras plataformas de audio forman parte del ecosistema natural de cualquier medio y creador, pero rara vez se convierte en la plataforma prioritaria en monetización.
Lo positivo es que Spotify es apenas una parte de un universo sobre el que podemos movernos.
Lo deja claro el Media Map de Evan Shapiro.
Toca a cada quién decidir si vale más el riesgo de llegar temprano a algo que posiblemente nunca despegue o el de llegar tarde para intentar tener el problema resuelto.
El problema con el podcasting es que aún siendo aparentemente tarde para el podcast tal como se concebía, no hay respuestas ni en monetización ni en distribución.
En los planes de los medios, salvo aquellos que tengan el ancho de banda suficiente para en serio competir con los grandes, el podcast no debería ser prioritario.
Al menos no como negocio.
Sí como una forma de comenzar a hablar con una audiencia acostumbrada a ser tratada por los medios sólo como consumidora.
Sí como una manera de conquistar nichos que en algún punto necesitarán puntos adicionales de existencia para consolidarse como una comunidad.
Y sí como un formato rico en oportunidades para contar grandes historias.
Lo que me preocupa es que una vez más algo que emerge se convierte para los medios en un complemento antes que en un pilar de negocio.
Y eso hace que los medios sigan con los mismos males de siempre pero sumando tentáculos sobre los que difícilmente terminan sobresaliendo.
Vamos, que no me gusta la idea de que los medios estén por estar.
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