¿Por qué los medios siempre decepcionan como negocio?
Lo que hay detrás de la caída de Morning Brew y The Skimm
Storybakers:
Confieso que sin importar donde me encuentre una parte importante de mi estado de ánimo depende del tipo de noticias que reciba en lo profesional.
No es lo correcto.
No es como quisiera que fuera.
No me enorgullece.
Pero así lo siento.
Así soy.
Por eso quiero compartirles el gusto que me genera que el llamado de ayer a unirse a nuestro servidor en Discord registrara a más de 40 miembros nuevos.
En el servidor ya tenemos gente de México, Venezuela, España, Paraguay, Argentina, Bélice, Guatemala, Honduras, Chile, Brasil, Bolivia, Perú y Estados Unidos.
Y esos son sólo algunos de los países que recuerdo.
Somos ya 917 miembros.
¡Vamos por los mil!
Pero sobre todo vamos por las grandes conversaciones y reflexiones para seguir construyendo nuestra industria.
¿Será que los seres humanos creamos grandes historias sólo para después olvidarnos de ellas?
Pasa que las redes sociales no fueron lo que pensamos que serían.
Que las plataformas de streaming a las que un día admiramos por ser tan distintas a la televisión ahora son premiadas desde Wall Street por tomar decisiones cercanas a la televisión de siempre.
O que los medios que un día enaltecimos como los nuevos grandes competidores del New York Times se convierten en nuestros sacos de boxeo preferidos.
Ya vivimos eso con BuzzFeed, Vice y el Huffington Post padeciendo tiempos de depresión tras haber sido referenciados como los creadores de una nueva era para el periodismo.
Lo estamos empezando a vivir con los medios digitales de última generación que tampoco están siendo todo lo que pensábamos.
Así como BuzzFeed y Vice se convirtieron en banderas informativas y culturales de los millennials, Morning Brew, The Skimm e incluso Axios fueron vistos como el nuevo camino para construir medios.
En muchos sentidos representan la respuesta a eso que no funcionó en el caso de BuzzFeed y Vice.
Morning Brew y The Skimm han servido como muestra de lo que puede hacerse con un producto mínimo viable creado por una o dos personas.
Ambos, también, han servido como muestra del valor de la comunidad que es posible construir a partir de un newsletter.
Sobre ambos se recibieron con beneplácito los anuncios de su crecimiento.
Morning Brew siendo adquirido por Insider a una valuación de 75 millones de dólares gracias a su comunidad de 2.5 millones de usuarios registrados a su newsletter.
The Skimm levantando una inversión de 28 millones de dólares para ir mucho más allá de los 8 millones de suscriptores que sus fundadoras alcanzaron con su boletín especializado en las mujeres millennials.
Ambos casos disfrutaron de la misma cobertura mediática que hoy transforma su narrativa.
Morning Brew y The Skimm se hicieron grandes por sus newsletters y comunidades, pero también por todo lo que los medios y analistas salíamos a decir de ellos.
Esas notas de halago, sin embargo, han dejado de aparecer.
Lo último que puede leerse de The Skimm es que atraviesa dificultades económicas que han incluido el recorte del 10% de su fuerza laboral en febrero de este año y el recorte de otro 20% durante los tiempos de pandemia.
En cuanto a Morning Brew, hubo recorte del 15% hace unos meses y ha de sumarse el despido de 40 personas anunciado recientemente.
Desde que fue adquirido por Insider, Morning Brew prometió crecimiento acelerado.
Sus fundadores hablaron de la oportunidad que veían como desarrolladores de producto para comunidades específicas.
Pusieron como ejemplo el desarrollo de un mousepad para una creadora especializada en el uso de Excel.
De Morning Brew como un hub para que los creadores pudieran maximizar su relación con sus propias comunidades.
Ellos mismos asumieron un rol como creadores de contenido que cuentan en primera persona la historia de su empresa.
Alex Lieberman de plano se convirtió en influencer en Twitter.
Austin Rief asumió la dirección ejecutiva con un estilo semejante al del nuevo Lieberman.
Con esa narrativa de dirección relajada desde Twitter anunciaron hace unos meses la adquisición de Our Future.
Un medio basado en TikTok que pretendía convertirse en la nueva fuente informativa de negocios para la generación Z.
En la práctica nada ha ocurrido con aquella compra que desde entonces generaba ciertas dudas.
Apunta Simon Owens a que la problemática pasa por la dependencia hacia la inversión publicitaria.
Que es ahí donde se conectan las historias de BuzzFeed y Vice con las de Morning Brew y The Skimm.
Es de ahí de donde está queriendo alejarse Axios con su plan de suscripción y con su herramienta corporativa para llevar la Smart Brevity a la comunicación organizacional.
Es también ahí donde reside una realidad que ni los medios de ahora ni los de antes han querido entender.
Tener más alcance, más inventario y más audiencia no por fuerza representa más dinero.
Mucho menos en un contexto como el que estamos viviendo en el que incluso las grandes tecnológicas se ven obligadas a echar inversiones millonarias para atrás.
La publicidad no es la responsable, son los medios los responsables por permitir que sea la publicidad su principal fuente de ingresos.
Pero el error va más allá de si el negocio pasa o no por la publicidad.
Tiene que ver con lo que se le exige a un medio.
Con la ambición de escalar a costa de lo que sea sin comprender que esa expansión puede terminar afectando lo que ya se ha conquistado.
Los mercados exigen siempre más cuando la realidad tiende a ser casi siempre menos.
BuzzFeed y Vice fueron ante todo nuevos productores de entretenimiento en un ecosistema sobrepoblado.
Vivieron su momento de gloria al haber interpretado mejor que otros lo que una generación en compañía de un algoritmo quería consumir.
Pero ese posicionamiento no ha sido ni será suficiente para que Hollywood le crea a BuzzFeed que tiene un conocimiento único de los millennials y la Generación Z.
Vice fue en cierto modo la representación rebelde del millennial mainstream que tan bien capturaba BuzzFeed.
Pero esa temática liberal pronto se topó con pared.
Las drogas, el alcohol, las orgías y el mundo underground que impulsaron como modelo editorial terminó colapsando en un contexto social que abraza lo políticamente correcto.
Morning Brew y The Skimm cuando menos tienen una base de datos que en estricto sentido funciona como comunidad.
Pero a diferencia de Axios, donde el autor de cada uno de los newsletters tiene una reputación o prestigio como periodista, en ninguno de los dos casos destaca mayormente quién es el autor del mismo.
Morning Brew y The Skimm informan sobre negocios, sobre emprendimiento, sobre tecnología.
Pero no son autoridades en ello.
No tienen voces identificables.
No tienen estilos que se conviertan en producto como la Smart Brevity de Axios.
No es que Morning Brew y The Skimm sean un fracaso como producto es que de raíz se les está pidiendo que sean algo que no cuadra con lo que siempre han sido.
Morning Brew sirve como un atajo a lo que debes saber.
No como un destino para especializarte.
Lo mismo pasa con The Skimm.
Y si lo tuyo pasa únicamente por explicar lo que otros informan, es natural que tengas un límite como medio de comunicación.
Es una característica humana enamorarse y desenamorarse.
Lo hacemos a cada vez mayor ritmo y frecuencia.
Pero lo que sí que está en nuestras manos es esa oportunidad de tomarnos un momento para decidir hacia dónde puede o no ir nuestro producto.
Puck lo tiene claro.
Es como Morning Brew.
Pero con periodistas y analistas tan reconocidos que aquello se convierte en propiedad intelectual.
Crece de a poco.
Como ahora que ha anunciado un nuevo envío sobre la industria de la moda.
Es un producto mínimo viable con un autor identificable y respetado.
BuzzFeed genera entretenimiento.
Pero por ahí no han pasado James Cameron o Guillermo del Toro para crear entretenimiento de clase mundial.
Morning Brew genera información de negocios.
Pero por ahí no se han pasado las grandes plumas que sí que están en el Times, en Axios o en Puck.
Un newsletter basado en curación de contenidos puede estar bien ahí.
Con un negocio estable.
Con productos relacionados para crecer a su ritmo.
El error ha sido querer ser lo que no les corresponde.
Pero lo que ha de emocionarnos es que a la larga los que terminan manteniéndose son los que tienen a grandes creadores en sus filas.
Como el New York Times.
Como Axios.
Como Puck.
Hemos de tener cuidado: los atajos que tomamos al principio después nos pasan factura.
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