¿Qué significa dejar Twitter en manos de Elon Musk?
¿Será Elon Musk el superhéroe de carne y hueso que millones piensan?
Storybakers:
Antes de ir al envío de hoy quiero invitarlos a escuchar dos conversaciones de altísimo valor para quienes aspiramos a que nuestro contenido viaje por el mundo.
En The Coffee platiqué con Isabel Cadenas Cañón, directora de Hoy en el País, el daily de referencia en el mundo de los podcasts de habla hispana.
Alcanzó 1 millón de escuchas en un mes; 21 episodios después, llegó a 2 millones.
Me cuenta cómo se hace Hoy en el País, cómo se escribe, cómo se eligen los temas, cuántas personas lo integran, sus números y el próximo lanzamiento de pequeñas series temáticas para atender temas específicos.
Pueden escucharlo aquí:
2) En The Coffee Americano tuvimos de invitado especial a Martín Kweller, productor de Granizo, película argentina que llegará a ser la película de habla no inglesa número uno en Netflix y que dos semanas después de su lanzamiento superará las 40 millones de horas de visualización.
Martin nos comparte los factores clave de una producción de éxito, nos cuenta cómo se involucra el equipo de Netflix en el lanzamiento de una película y lo que percibe que está pasando con las producciones locales que terminan teniendo impacto global.
Aquí pueden escucharlo:
La llegada de Elon Musk a Twitter es también la confirmación del poder de la Creator Economy.
Es cierto que no se hace con Twitter gracias a la calidad de sus publicaciones ni al trabajo duro para hacerse con una comunidad, sino por los 45 mil millones de dólares que ha pagado con parte de su fortuna personal (21 mil millones de dólares) y la parte restante con préstamos que algo de presión pondrán en lo que había dicho que no le importaba en lo más mínimo: los números de Twitter como negocio.
Pero la popularidad que tiene su llegada sí está relacionada al modo en que ha utilizado el propio Twitter para convertirse en un multimillonario venerado, que ha logrado demostrar de una vez por todas que el rol que mejor le va en este mundo es el de un Tony Stark de carne y hueso.
Si vamos a los hechos, Elon podría ser más un villano que un superhéroe.
Estar más cercano a la figura que representa Donald Trump que a la de Tony Stark en el universo cinematográfico.
Pero de algún modo, a pesar de que su contenido ha incluido ataques a los defensores del lenguaje inclusivo, desinformación en torno al Covid-19 y memes transfóbicos a los que hemos de sumar el continuo uso de publicaciones para mover el valor de las acciones de sus distintas empresas, Elon es visto como una especie de súper humano de carne y hueso.
La construcción de su marca es poderosa por donde se le quiera ver: innovador, emprendedor, descarado, cínico, y dispuesto a hacer lo que nadie más haría.
Como hacerse con Twitter de la noche a la mañana.
Oficialmente por tener un profundo interés en el libre discurso.
Extraoficialmente, por querer eliminar la rendición de cuentas en la que se ha convertido en su plataforma de difusión preferida.
Para Elon Musk, juez y parte en muchas de las tendencias que mueven al mundo, contar con un megáfono a salvo de la moderación será un aparato propagandístico de valor incalculable para crecer sus otros negocios y atender las prioridades que defina.
Nuestro posicionamiento sobre las intenciones de Elon tendría que ser tan cauteloso como el que asumimos frente a cualquiera que apela a la libertad de expresión para ignorar cualquier tipo de límite al comunicarse.
En México, por ejemplo, las conferencias matutinas de Andrés Manuel López Obrador parecen, sin el contexto debido, un ejercicio de rendición de cuentas sin precedentes.
En estricto sentido se trata de un presidente rompiendo el distanciamiento habitual de un mandatario con los medios de comunicación.
En la práctica, se trata de un notable montaje propagandístico para poder descalificar, exhibir y denostar a cualquiera que cuestione lo que haga.
El libre discurso sin la más mínima moderación con frecuencia deriva en el más absoluto de los excesos.
Y aunque para entender lo que en verdad hará Elon resta un largo camino, como mínimo esos 6 meses que dilatará en cerrarse por completo el acuerdo, ha quedado claro que su postura es la de entender el libre discurso como una plaza pública en la que cualquiera puede gritar y compartir casi lo que sea, y digo casi porque seguro que habrá alguna regla que seguir.
¿Cuáles? No se sabe.
Aquellas en las que Elon Musk crea.
Tenemos que dimensionar lo que representa que una plataforma utilizada por 217 millones de personas al día dependa de lo que quiere una sola persona.
Una sola persona que además, por sus méritos como empresario/creador de contenido, cuenta dentro de esa misma plataforma con un megáfono de 80 millones de seguidores.
Como ha hecho con Tesla, con Dogecoin y con otras tantas iniciativas, Elon encontrará en Twitter la mejor forma de hacerse publicidad.
Tendrá, para decirlo claro, el espacio que ningún otro dueño de una red social ha tenido para promover lo que haga como si se tratara de un ejercicio de popularidad.
Elon Musk para efectos de popularidad es más que Mark Zuckerberg, es más que Jack Dorsey, es más Sundar Pichai y es incluso más que Jeff Bezos.
Es en cierto modo un populista que no manifiesta interés por gobernar un país, sino por gobernar un mundo que él mismo está construyendo.
Como lo decía en un envío anterior, las redes son los nuevos grandes medios para los nuevos millonarios.
Elon Musk tiene el dinero, tiene el poder, tiene (hemos de reconocerlo) la inteligencia y tiene la influencia que quiere.
Twitter no es Tik Tok ni YouTube.
No es ni siquiera Instagram o Facebook aún en decadencia.
Pero sí es la plataforma en la que están gobernantes, políticos, periodistas y el consumo de noticias de última hora.
Si tienes el control de los cuatro elementos arriba mencionados, tienes entonces el poder de influir cada que quieras, sobre todo si a ti, en lo particular, te siguen 80 millones de seguidores.
Donald Trump hizo Truth Social para seguir con sus aspiraciones de volver a la Casa Blanca.
Se le ve como el derrotado que a partir de un capricho creó su red social fallida.
Elon Musk se ha hecho con Twitter para seguir con sus aspiraciones de ser el constructor del nuevo mundo.
Ante la falta de confianza en que la clase política de siempre impulse un cambio verdadero a favor del mundo, tiene sentido que un empresario/marca/creador/personaje como Elon Musk se convierta en la gran esperanza.
El problema es cómo suele acabar la humanidad cuando entrega tanto a una sola persona.
Una persona que, por cierto, podría representar el regreso de ese villano que por ahora se ha ido a otro mundo.
En el multiverso de los superhéroes de la vida real, Donald Trump podría volver.
Aunque diga que no, aunque diga que se quedará en Truth Social aunque nadie, ni él, lo termine utilizando.
El nuevo amanecer de Twitter: ¿por qué le vendrá bien convertirse en empresa privada?
Para Twitter el futuro luce más prometedor que sombrío.
Su próxima conversión en empresa privada le permitirá explorar terrenos imposibles para una empresa pública.
Se anticipa que de una vez por todas abandonará el modelo publicitario que tan fallido ha resultado para Twitter.
Derribarlo no sólo tiene sentido desde el ámbito de la monetización deficiente, sino porque en parte la presión de los anunciantes orillaba a que Twitter extremara sus políticas de moderación.
Se pronostica, en cambio, que con Elon Musk como propietario se apostará por un modelo de suscripción en el que los creadores tendríamos que pagar acorde a la cantidad de seguidores que tenemos.
Puede sonar absurdo, pero si tomamos en cuenta que históricamente las plataformas de e-mail marketing han cobrado por la audiencia que tenemos una vez que se rebasa cierta cantidad, tener que invertir un puñado de dólares por mantener el contacto con nuestra comunidad puede tener sentido.
Ben Thompson, en una extraordinaria pieza en The Stratechery, habla de cómo los algoritmos de código abierto que defiende Musk podrían representar la oportunidad para que empresas terceras accedan al API con la opción de desarrollar diferentes experiencias para el usuario, promoviendo así que dentro del propio Twitter hubiera distintos niveles de moderación.
Lo que promueve Thompson es que Twitter sea en estricto sentido una empresa de software que a través de su protocolo descentralizado impulsa el que existan soluciones distintas según las necesidades y exigencias de los usuarios.
A esas modificaciones se sumará, sin dudarlo, y sobre todo si se toma en cuenta que Elon es juez y parte, una creciente adopción de criptomonedas y en términos generales de recursos propios de la Web 3 para presentarse como una plataforma descentralizada, donde, como ha prometido Musk, ser transparenta por qué un tuit está siendo viral y otro está muriendo en el olvido.
Elon tiene una agenda personal que impulsar.
Twitter con Elon puede hacer aquello que no le ha estado permitido durante toda esta época fallida a nivel negocio e incluso adquisición de usuarios, donde con frecuencia le adjudicamos dimensiones que no tiene e ignoramos a plataformas como Snapchat, que supera por 115 millones de usuarios al día el alcance de la reciente adquisición de Elon.
Jack Dorsey en su hilo de bienvenida a Elon lo reconoce:
De acuerdo a Jack Dorsey, Twitter es lo más parecido que tenemos a una conciencia global.
¿Es un acierto que la conciencia global esté en manos de un solo hombre?
Elon Musk se presenta como un superhéroe de carne y hueso.
La gente, en grandes cantidades, así lo está viendo.
El riesgo, como el chiste, se cuenta solo.
En esta nueva realidad de Twitter estará pendiente un punto que no es menor.
Podemos predecir con mayor o menor exactitud qué hará Elon Musk con Twitter.
También podemos con mayor o menor exactitud predecir qué ocurrirá con Twitter como empresa.
Lo que es más difícil predecir será qué hará la sociedad con el nuevo Twitter.
El libre discurso se escucha bien hasta que vives en una red que en vez de promover la conversación promueve el ataque constante.
Durante los últimos meses, Twitter había trabajado en alentar el desarrollo de comunidades temáticas alejadas de la polarización de las grandes problemáticas sociales y políticas.
Twitter era más comunidad que sociedad en una plaza pública.
En vez de concentrarnos en un mismo espacio, nos separaba para atender nuestras pasiones específicas en vez de meternos a ese hervidero de pasiones que representan los choques ideológicos de gran escala.
Elon Musk parece pretender sacarnos de ahí para volver a reunirnos en la plaza pública.
No sé si me gusta imaginarme de vuelta en ese lugar de descalificaciones, desinformación, ataques y manipulaciones.
Si ya de por sí Twitter y los medios generan ansiedad, el libre discurso según Elon Musk puede traer más estrés y ansiedad que progreso.
Pero eso ya lo veremos…
O lo tuitearemos.
Gran análisis. Ya Bezos puso el grito en el cielo acusando a una maniobra pro-china.
Cuando estos multimillonarios caprichosos se ponen a competir es casi para reírse, si no fuera todo el poder e influencia que tienen.
Atenta a lo que escribes pero me suscribo a los pesimistas, aún desconociendo en carne propia el poder de las #redes #sociales #virtuales #comunidades. Sólo pienso en qué haría el #ElonStark con un apagón mundial....