Reaccionando a... la oportunidad perdida de los medios en Twitch y YouTube
Cuando las reacciones en redes valen más que el reconocimiento de la prensa tradicional
Storybakers:
Hay momentos en los que uno debe parar.
En que ni la cabeza ni el corazón están dispuestos a crear.
Ha sido eso lo que me pasó tres días de la semana pasada.
He podido cumplir con mi idea de mantener mi ritmo diario de publicación mientras viajaba por Europa.
He podido gestionar el jetlag, la curiosidad turística y el trabajo para ponerme frente al teclado.
Lo he conseguido 15 de 18 días.
Pero fallé los tres últimos días.
No pude más.
Porque uno puede contra las dificultades logísticas, horarias y a veces hasta de ánimo.
Pero no puede, o cuando menos yo no pude, ante la muerte a distancia, a un día de mi regreso, de Nala.
La perrita que me acompañó por más de 17 años.
La que estuvo siempre a mi lado por las mañanas mientras yo escribía.
La que me provocaba insomnio por sus ronquidos imprudentes.
La que se despidió de mí ese día que emprendí el vuelo a Europa sin que yo supiera que ese sería el último día que nos veríamos.
A ella le he escrito este texto.
No va ni de medios, ni de contenido, ni de creadores.
Va de la que fue y será mi compañera de vida por siempre.
¿Que por qué se los comparto?
Porque quería explicarles mi ausencia en esos tres días.
Y porque aunque sea con su registro a este newsletter han decidido acompañarme cada día con su lectura.
A ustedes gracias por acompañarme en la pasión por los contenidos.
A ella gracias por acompañarme cada momento de mi vida.
Existe un nuevo termómetro en la creación de contenido.
Parecido al de siempre.
Pero distinto en su ejecución.
Me tocó crecer en esos tiempos en que un periodista vivía obsesionado por saber si otros medios lo habían retomado.
Y por cómo lo habían retomado.
Si le estaban dando el crédito que correspondía, si estaban incluyendo link a su contenido, si lo estaban mencionando por nombre y apellido.
Rara vez aquello terminaba en satisfacción total.
Casi siempre faltaba algo.
O se daba el crédito sin ganas de darlo, o no se incluía el link, o se utilizaban genéricos para referir que un medio había publicado cierta nota.
Con los newsletters se creó una mayor y mejor cultura de reconocimiento.
No sólo hay mención, hay link para que el usuario vaya directo a esa historia que está siendo referenciada.
Pero la verdadera trascendencia hoy pasa por el número de videos que tengas de gente reaccionando a lo que publicaste.
Aplica para series, películas, deportes desde la Champions League hasta la Kings League, e incluso para la información.
Los creadores han comprendido que no hace falta obsesionarse con crear contenido original.
Reaccionan a un contenido madre que ha funcionado para beneficiarse.
Lo que a su vez también beneficia al contenido original.
El error habitual entre los medios informativos con aterrizaje en digital es que continúan enfocados en el qué.
En obtener información, en darla a conocer aunque la audiencia ya se haya enterado a través de otra vía.
Hay una reiteración constante de notas informativas en transmisiones en vivo que además fallan porque en la mayoría de los casos no se toma en cuenta la cadencia del stream.
Para que un stream funcione ha de dar aviso a la audiencia sobre lo que se está por ver.
No se trata de acumular noticias, se trata de conversar sobre ellas con fines más explicativos que informativos.
Con fines más conversacionales que enunciativos.
Con más emociones que estructura periodística.
Se trata de montarse no sólo a la información original, también y sobre todo para efectos de relevancia cultural en las reacciones de otros a esa información.
Lo que funciona en TikTok o hasta en Twitch no es tan distinto a lo que funciona en Twitter.
Así como ocurre un hecho y la gente pasa tiempo viendo reacciones en Twitter de gente random (y de bots) , en Twitch y en TikTok se provoca eso mismo pero con creadores que disponen de más alcance.
Si a alguno de los grandes streamers españoles se les ocurre reaccionar a tu publicación, es altamente probable que muchos otros creadores decidan reaccionar a tu contenido.
O que decidan reaccionar a la reacción de ese streamer a tu contenido.
El chileno Nicolás Copano y los españoles Nanísimo y Gerard Romero lo han entendido bien.
Un stream de cualquier índole en digital nace muerto si lo que pretendes es dar a conocer veinte noticias distintas en hora y media.
Se trata de elegir pilares temáticos para cada emisión.
Puede ser uno.
Pueden ser tres.
Pero claros, específicos y bien conectados para que la audiencia vaya entendiendo los tiempos de cada cual.
En digital hace tiempo que no importa sólo la información, importa sobre todo la reacción.
La reacción de los involucrados directos, de los indirectos y el regreso de esas reacciones al producto original para ver si esas mismas reacciones provocan una nueva reacción del contenido madre.
Parece trabalenguas, pero así trabaja.
Es un círculo de creación semejante al modelo de la pirámide de Gary Vee.
Sólo que aquí en vez de que sea sólo un creador el que crea cualquier cantidad de piezas a partir de una gran pieza, son muchos los creadores que se reúnen en torno a ella.
De ahí que la Kings League sea tan exitosa.
El partido es uno.
Las reacciones se producen por todos lados.
Comenzando por los propios streamers presidentes, pero pasando después por los demás creadores que analizan la competencia y el show y por los propios aficionados.
Los medios han de integrarse al ecosistema de las reacciones sobre lo que ocurre.
En realidad ya lo hacen, pero con notas informativas que no hacen más que reunir dos o tres tuits, un video o un posteo de Instagram.
Es cierto que el exceso de reacciones lleva a un exceso de salseo.
Es cierto también que el modelo está siendo cuestionado hasta por los propios streamers.
Ahora pasa que hay más streamers reaccionando a los conceptos de otros que desarrollando los propios.
Pero es una realidad que la oportunidad está ahí para que los medios la tomen.
Para en verdad aprovecharla necesitan atreverse a hablar con recurrencia de lo que otros hacen.
Atreverse a reaccionar de forma cotidiana a la opinión de un columnista de otra cabecera.
Atreverse a reaccionar al titular de uno o de varios medios con consistencia y con apertura.
Atreverse a reconocer en sus propias emisiones que otros medios pueden imponer el tema de conversación.
Atreverse a dedicar tiempo a analizar lo que dicen uno o varios creadores.
O uno o varios periodistas independientes o de otros medios.
La relevancia cultural se construye a partir de la conversación.
No hay que estar donde se tiene la misma información que los demás, hay que estar donde está la conversación.
Y si se tiene la información, hay que provocar reacciones en toda forma desde dentro para que eso escale.
Latinus, por ejemplo, capitalice bien la influencia de Carlos Loret de Mola para que sus reportajes tengan la suya como primera reacción.
Y de ahí empieza un círculo que se viraliza hasta llegar a la respuesta de López Obrador en su conferencia matutina.
Los medios necesitan apostar por más gente con la capacidad de explicar, contextualizar y opinar.
Para eso han de crear espacios constantes, tanto en formato corto como largo de conversación.
Presentar formatos fundamentados en las reacciones, en compartir el termómetro social de lo que se vive y la opinión propia.
El “Reaccionando A…” es un formato tan exitoso que es difícil no encontrar un gran creador español que no se haya dado tiempo de capitalizar el impacto que en México tiene La Rosa de Guadalupe.
Esas reacciones, ya lo decía, también funcionan para efectos de series y películas.
El tiktoker mexicano Javier Ibarreche es la más grande muestra.
Los usuarios no sólo esperaban ver el episodio de The Last of Us.
También su reacción a ese episodio.
Los medios tienen mucho por hacer en el terreno de las reacciones.
Tienen que ser relevantes en su reacción a lo que otros hacen.
Lo que no han conseguido.
Y ser relevantes creando contenido original que provoque reacciones de otros.
Lo que tampoco suelen conseguir, sobre todo porque cuando llevan una buena historia los demás no tardan en replicarla.
Y para cuando llega a los creadores que reaccionan, el medio de origen rara vez importa.
Los medios con oferta informativa en digital tendrían que adquirir cada vez más las características de lo que trasciende en o a partir de Twitch.
Mientras no sigan haciendo más que noticieros, el lifetime value de sus transmisiones será muy limitado.
Hay que trascender, hay que conversar, hay que reaccionar.
Y hay que hacer que otros reaccionen.
Los creadores, guste o no, han puesto el ejemplo.
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