

Discover more from The Muffin por Mauricio Cabrera
Sherlock Holmes está de regreso en los medios
O por qué nunca como ahora el texto había estado tan vivo
Storybakers:
Antes de ir al envío de hoy quiero recomendarles que escuchen mi plática con Brenda Tubilla, CEO y fundadora de DW Entertainment & Media, agencia de talent management que cuenta entre sus representados a influencers como Juanpa Zurita, Pamallier, Juca, Luisito Comunica, Nath Campos y Cristina Dacosta.
Con ella hablo sobre la dificultad que encontrarán influencers de nueva generación al percatarse que una cifra que se cuente en millones dentro de Tik Tok, no por fuerza tendrá un reflejo transformacional para su vida, dado que el valor que desde las propias marcas y plataformas se da a esas audiencias no es igual al que se generaba en anteriores momentos, sobre todo en YouTube, donde continúan desarrollándose audiencias más fieles.
También analizamos lo que un creador de contenidos requiere para hacerse en verdad profesional y qué pasos han de seguirse para que a un youtuber, por citar el ejemplo más recurrente, se le dé entrada a espacios considerados mainstream o premium, como las plataformas de streaming.
En Story Baker continuamos siendo un medio de medios, pero apuntamos sobre todo a seguir construyendo la plataforma por excelencia de periodismo de contenidos que cuenta el poder de las historias (producidas por medios, creadores y marcas) y su impacto en la sociedad.
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Hace tiempo que defiendo la idea, que la insinúo para que alguien la termine comprando. Me recuerdo en tres o cuatro juntas esbozándolo como posibilidad, diciendo que eso que antes pasaba podía regresar a los medios, pero estos por lo general me respondían a partir de la definición más extrema de lo que es un medio: a nosotros nos toca informar, lo demás ya no nos corresponde. Aunque discrepo, los comprendo: cuando el modo supervivencia se activa, nos aferramos a lo básico, a lo primero que encontramos a la mano. El mediano plazo no existe cuando aún se desconoce si habrá mañana.
De cualquier modo, porque hay ideas nuestras que sobreviven pese a la presión social, me ha quedado siempre el gusanillo por imaginar que parte del renacimiento de los medios tendrá sus espacios para Sherlock Holmes de nuevas generaciones. Entregas periódicas dentro de medios, o plataformas, que se van construyendo hasta que se convierten en clásicos de nuestra cultura.
Mi hipótesis, impulsada en parte por la influencia que tuvieron en mí Holmes y el Dr. Watson durante mi infancia y adolescencia, es que en épocas en que la información (el qué) se encuentra tan sobrepoblado, a los medios les corresponde generar contextualización (el por qué), pero también desarrollar otras actividades de entretenimiento que afiancen la posibilidad de que un lector permanezca con ellos.
El New York Times lo hace. Y me gusta poderlo decir porque me consta que la mejor forma de doblegar a los escépticos en medios pasa por decirles que en el Times ya está pasando. Su abrazo a los crucigramas como parte de su estrategia de monetización no es sino un guiño algo que siempre había funcionado y que en algún punto llegamos a considerar extinto.
De acuerdo a su último reporte trimestral. el NYT tiene más de 8 millones de suscriptores, en parte gracias a sus productos complementarios como Cooking, Audm (para lectura en audio de los textos producidos por el NYT) y Crosswords. En el segundo trimestre del 2021, 45% de los 142 mil suscriptores digitales nuevos fueron producto de alguno de esos tres productos. Crosswords es por mucho el que más empuja esa métrica. Como dato, en mayo del 2019, los crucigramas ya tenían más de 500 mil suscriptores por cuenta propia.
Aquí mi reflexión sobre el poder que podría tener la ficción en los medios:
-Saturación informativa: todos sabemos que la producción en masa de notas informativas empieza a ser cada vez más un peor negocio. No generan diferenciación, no perduran en el tiempo, suelen ser impersonales, son fácilmente plagiadas.
Si bien siempre habrá de defenderse la capacidad de revelar un qué desconocido por la mayoría, sólo los grandes publishers pueden apostar a las inversiones de mediano y largo plazo para esperar que ese trabajo paciente termine entregando sus resultados en modo repercusión periodística.
Las notas informativas no son fácilmente convertibles en productos. Viven unos segundos, las redes las consignan y detonan conversaciones que casi nunca se producen dentro de los propios medios.
Cobra sentido entonces que los medios trabajen en estrategias que los conviertan en algo más que una plataforma de pisa y corre. Aspirar a ser una plataforma de consumo efímero en plena economía de la atención resulta un balazo en el pie. Más vale que lo comprendamos.
La ficción, con sus planteamientos y posibilidades, sí que puede detonar productos y personajes emblemáticos tanto para el autor como para el medio que se permite construir narrativas que hoy parecieran tan ajenas a los alcances de los medios.
-Lectura fragmentada: hace unos días me encontré con una reflexión a la que daría crédito de no ser porque he olvidado el origen de la misma. Pero la idea sí que la tengo en la cabeza. Hablaba de cómo hoy era preferible entregarle a la gente 10 lecciones en 50 minutos que una gran lección en el mismo tiempo.
Esa tendencia, que puede gustarnos o no, encuentra sus aplicaciones tanto en el modo en que consumimos libros como en el modo en que consumimos medios de comunicación. El newsletter y un sitio de noticias en toda forma discrepan entre sí principalmente en lo que respecta a la certeza de finitud que se da en uno con respecto al otro. Mientras que entrar a una página representa llegar a un espacio en que abundarán las invitaciones sutiles y no tanto para que sigamos atascándonos de contenido, un newsletter de autor te toma de la mano para que llegues del punto A al punto B con la promesa de que algo habrás aprendido.
La sociedad hoy busca encontrar el equivalente a esas tarjetas bibliográficas que todos los mayores de 30 llegamos a usar en alguna presentación para supuestamente recordar las ideas clave de aquello que estábamos exponiendo frente a todos. Un newsletter, como un podcast, un video en Tik Tok o incluso carruseles dentro de Instagram o Linkedin, representan ese mismo significado: ven, aprende y vuelve cuando quieras a ello. Este conocimiento se almacena en tu acervo personal.
El consumo de un libro ha tenido siempre su fragmentación a partir de la división por capítulos, pero a ese mapa mental que se hace textual por parte del autor hemos de sumar el modo en que nosotros mismos segmentamos a partir del avance porcentual que vamos realizando en la lectura de ese libro. Ese gran esfuerzo que para nosotros representa invertir horas atendiendo un contenido particular lo partimos en varios esfuerzos sí para dotarnos de algo de orden, pero también para detonarnos incentivos que nos hagan pensar que vamos avanzando en el cumplimiento de nuestro objetivo.
Trasladar esa dinámica a los medios, como ya ocurre con los formatos mencionados, tiene sentido tanto para autores que agradecerían estar ante audiencias a las que no accederían de otro modo, como para medios y lectores, que así se encontrarían ante formas distintas de relacionarse.
-Personaje mínimo viable: vivimos en la era de la experimentación, que es también la de los esfuerzos quirúrgicos para entender si esforzarse algo más terminará valiendo la pena. Un newsletter es visto por muchos, entre los que me incluyo, como un producto mínimo viable para los medios de comunicación. Un podcast es visto como un producto mínimo viable para entender si ese concepto tiene el potencial para triunfar con presupuestos mayores en plataformas de streaming. Una entrega de ficción periódica a través de determinada plataforma mediática podría servir no sólo para validar el potencial del producto, sino también para ofrecer una construcción en vivo de los personajes que van tomando parte de la historia.
En su momento, en uno de esos ejercicios que postergué tanto que terminé por no hacer, me imaginé escribiendo una “clap-novela”, término que visualicé inspirado en los aplausos de Medium. Mi pensamiento era el siguiente: habrá una siguiente entrega de esto que estoy escribiendo siempre y cuando esta entrega alcance determinada aprobación entre mis lectores.
Cuando hablo de “personaje mínimo viable”, me refiero a la construcción en vivo, socializada, de un producto que si bien tiene al autor como punto de partida, se nutre de los insights que el lector le va dando, posibilidad escasamente capitalizada en texto.
-Originalidad: mientras las plataformas que mandan en la economía de la atención se quiebran la cabeza para detonar conceptos originales, los medios pisan el comoditizado terreno de la información. Si se entiende la necesidad de diferenciarse, se entiende la necesidad de abrirse a formatos que colocan a los medios como creadores de pensamiento e ideas, no por fuerza sujetos a una realidad de la que ya tenemos demasiado.
-El momento impro del contenido: en improvisación existe una máxima: cada historia que te envía un compañero es un regalo con el que tú puedes hacer algo más. La clave está en aceptar eso que te están dando para construir en vez de ofrecer negativos y obstáculos para que esa interacción siga fluyendo.
En digital está ocurriendo lo mismo, incluso en las expresiones más avanzadas. El caso más reciente con el que me he topado es Loot, creado por Dom Hoffman, co-fundador de Vine, quien decidió crear 8 mil bolsas con equipamiento aleatorio para aventureros en forma de NFTs.
Hasta hace unos días, la bolsa más barata se vendía en 20 mil euros. ¿Qué incluía esa bolsa? Sólo unas referencias en texto sobre el equipamiento que habías desbloqueado. Por ejemplo: capa invisible, espada de oro de elfo legendario, escudo mágico… Y nada más. No hay diseño, no hay modo de juego, no hay reglas… Es para muchos un “sí y…” de la impro, y así está funcionando, como podemos ver en estas imágenes que muestran el resultado de abrir una bolsa y lo que los creadores han hecho por su cuenta…
Ese “sí y…” de Loot, del que hablaremos en próximos episodios de Ladrones de Negocios, puede generarse también a partir del texto de ficción. Un caso que muero por ver y por construir…
Substack firma a escritor para publicar novela a través de entregas semanales
Desde Substack han puesto manos a la obra ante la premisa arriba planteada. A sus acercamientos con periodistas y creadores de contenido para atraerlos a la plataforma han sumado la contratación de Salman Rushdie, escritor indio-británico ganador del Booker Prize, que a través de “Sea of Stories” estará publicando tanto una novela original que irá revelando en entregas semanales, como también ejercicios de interacción con el público para que éste comprenda el mar de historias en que el autor se ha sumergido a lo largo de su vida.
La modalidad combinará entregas gratuitas con entregas sujetas a suscripción. Si se piensa, un mismo usuario podría terminar pagando más por esa novela publicada a partir de entregas semanales. Al mismo tiempo, Salman podría valerse de la retroalimentación de los usuarios para cambiar el rumbo de una novela que seguro que hoy piensa definida, pero que podría dar vuelcos a partir de la socialización de una historia. El texto está más vivo que nunca.