Si a Vix le va bien, le va bien al contenido de habla hispana
El necesario análisis sobre el sesgo de los medios al hablar de la Streaming Wars
Storybakers:
Antes de ir al envío de hoy quiero invitarlos a un nuevo episodio de The Coffee Americano con Hernando Paniagua y Ernesto Martelli.
Hablamos de los Premios Óscar más allá de la bofetada de Will Smith a Chris Rock.
De cómo el humor estadounidense enfocado en ataques personales tiene que ser moderado para adaptarse a nuevos tiempos y exigencias sociales.
De cómo han de aprender a ser globales sin que con ello se atropelle el valor de lo local.
Como cuenta Paniagua que en Colombia ha ocurrido al ver que Luis Fonsi y Becky G protagonizaban la interpretación de “No se habla de Bruno” en un intento de convertir en atractivo internacional lo que ya funcionaba con sus intérpretes originales.
Vamos también a lo que representan Morning Brew y sus 4 millones de registros como modelo a seguir para nuevos medios de negocios y debatimos sobre los alcances de N+ como un intento de propuesta distinta envuelto por las complejidades estructurales y editoriales de un legacy media.
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Si le va bien a Vix, le va bien al mundo de los contenidos de habla hispana
Antes de ir al detalle de lo que representa el lanzamiento de la nueva plataforma de streaming de Televisa y Univisión, quiero que vayamos al estado actual del mercado de habla hispana y de Latinoamérica en materia de contenidos.
Por un lado, los grandes referentes del entretenimiento en español son cada vez más globales.
En el mundo se habla de Bad Bunny, de J Balvin, de Rosalía, de Shakira y de Jennifer López.
En la industria cinematográfica, México ha logrado el reconocimiento internacional de la mano de Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón, Emmanuel Lubezki, sí, en otros términos y facetas, también de Eugenio Derbez, Eiza González y la influencia de hace años de Salma Hayek.
A nivel creadores de contenido encontramos a referentes mundiales como Juanpa Zurita o Luisito Comunica, que además cuentan con el valor añadido de poder impactar a las audiencias hispanas en Estados Unidos.
Pero ese éxito y poderío creciente de artistas, creadores y directores de origen hispano contrasta con la baja percepción que desde esos mismos mercados, en particular cuando ponemos el foco en Latinoamérica, se tiene de las organizaciones que crean contenido en español.
Frente a la globalización, la audiencia continúa poniendo en lo más visto de Netflix a series como Betty La Fea, la nueva edición de Café con Aroma de Mujer, la Reina del Flow y hasta el nuevo remake de RBD.
Pero esa misma opinión y aceptación cambia si en vez de Netflix esa producción se publica en una plataforma de origen hispanoparlante.
En ese caso se habla de un estancamiento en el modo de contar historias, de falta de pericia para evolucionar, de estar a años luz de plataformas que al final, cuando quieren abrazar la masividad a nivel regional, terminan optando por fórmulas del mismo tipo.
La audiencia latinoamericana vive en una constante contradicción entre lo que dice querer y lo que al final termina consumiendo.
Y para todavía más curiosidad, eso que dice no querer pero que al final consume de forma masiva, es cada vez más una garantía de buenos resultados para las plataformas de streaming a nivel global.
Hace unos días leía un reporte que hablaba de la importancia de formar redacciones integrado por miembros no sólo diversos en preferencias e identidades, sino también por sus condiciones económicas y de vida.
Resonó en mí al abordar este tema dado que reconozco que la cobertura a profundidad de la Streaming Wars es realizada por analistas que en su mayoría no representan a esa mayoría que continúa abrazando las telenovelas, los programas deportivos y todo aquello que conforma la cotidianidad de una parrilla de programación en una cadena televisiva.
La cobertura que hacemos de la Streaming Wars es, hemos de decirlo, un tanto elitista, un tanto clasista y un tanto miope, dado que rara vez damos brillo a aquello que puede convertirse en una plataforma que represente de mejor forma a lo que somos como sociedad a nivel regional.
Sin generalizar, pero reconociendo que hay mayorías que no podemos negar.
A nivel industria sí hay una afectación.
Desde los medios no contribuimos a que se genere una conversación equilibrada sobre la calidad de los productos que están siendo presentados.
Promovemos, amparados en esa globalización que nos lleva a pensar que cuando una empresa planea en inglés en automático es mejor que una donde las decisiones se toman en español, una conversación que tiende siempre a menospreciar lo que se firma, se distribuye y se publica en español para sólo abrazar lo que se hace si es que el aval final, es decir, la plataforma de exhibición, tiene su origen en otros idiomas.
Así como en su momento he dicho que en vez de vivir obsesionados con aplaudir cualquier noticia y anuncio del New York Times hemos de crear un ecosistema de reconocimiento entre productores hispanoparlantes para así impulsar el progreso como región, desde los medios tendríamos que procurar que haya como mínimo una conversación menos cruel ante lo que hacen las grandes productoras latinoamericanas en comparación con las del resto del mundo.
Desde el mundo hispanoparlante, para incluir a España que marca el ritmo en la era del streaming en la globalización de productos que se hablan en español, ha de buscarse que haya espacios donde los intérpretes originales de una canción dentro de la ceremonia de los Premios Óscar no tengan que ceder su protagonismo a otras figuras más reconocidas sólo por estar pensando en una audiencia internacional.
Para las plataformas globales, tanto a nivel medios de comunicación como a nivel plataformas de streaming, Latinoamérica no es una prioridad.
El New York Times, que entre sus más grandes desaciertos cuenta el bochornoso cierre de su edición al nunca haberse preocupado por armar un modelo de negocio viable, deja en claro que sus prioridades no pasan ni por el español ni por la región.
No es nada personal, es más bien que nuestras economías no mueven la aguja a un nivel que a ellos les represente lo que buscan.
El nuevo medio de Ben y Justin Smith advierte que va a la conquista mundial de todos los angloparlantes.
A los hispanoparlantes ni siquiera los mencionan.
Ante la realidad de un mundo sin fronteras, no hemos de colocarnos ni banderas nacionalistas ni regionalistas, pero sí reconocer que tener uno, dos o tres referentes en esta nueva era sería clave para reconocer de mejor forma a actores, productores, directores y artistas sin que tengan que comprometer su esencia.
También que, con todo lo bueno y lo malo que representan, detrás de Televisa, Univisión, Caracol, Globo y otras grandes cadenas latinoamericanas hay la oportunidad de seguir entreteniendo e impactando en la vida de millones de personas que no son prioridad para las plataformas de streaming por sus posibilidades económicas.
En muchos sentidos, que a Vix le vaya bien, significaría que al contenido hispanoparlante le iría bien.
Y eso sí que lo necesitamos para ampliar nuestras posibilidades de seguir consolidándonos como industria sin depender de que en algún momento un vistazo al mapa les diga a las plataformas de streaming que Latinoamérica ha de ser prioridad.
Que nos abramos a ese deseo no significa que no debamos cuestionar con argumentos lo que desde este tipo de plataformas se haga mal.
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VIX, un acierto en AVOD de compleja evolución a SVOD
De Televisa y Univisión no se puede esperar mucho más de lo que siempre han hecho.
En Rest of World hablé sobre el otro lado de la moneda: lo que representa encasillarse como una plataforma en español cuando el código postal de una historia resulta cada vez menos relevante.
Esa postura la mantengo como un gran obstáculo al momento en el que VIX termine lanzándose a la competencia de las suscripciones pagas.
En ese terreno, frente a la fatiga de suscripciones que apuntaría antes a un bundle que a nuevas alternativas independientes para los usuarios, el foco en un contenido por idioma resulta poco atractivo.
En la práctica será muy poco rentable para un espectador pensar en pagar plataformas temáticas (como ESPN+, Crunchyroll o CNN+), en plataformas por idioma (VIX), y en plataformas globales y generalistas (Netflix, HBO Max, Apple TV+) que además son las que más se benefician del FOMO que provocan las conversaciones en redes sociales.
La presupuestal será también una batalla compleja de librar. Aunque desde VIX prometen inversiones millonarias, su billetera no será tan grande como la del resto, además de que aterrizan en la Streaming Wars justo en un contexto en el que cada vez más se advierte que las inversiones multimillonarias por contenido sin retorno garantizado podrían ser una burbuja que termine reventando.
Vix no aterriza en el momento cumbre del streaming.
Lo hace, en cambio, con Netflix en tela de juicio, golpeado a nivel financiero por la caída de sus acciones y también a nivel simbólico por la derrota que le ha propinado Apple TV+ al llevarse el Óscar a mejor película por primera ocasión para una plataforma de streaming.
Lo hace también en un contexto en el que desde el nuevo HBO Max/Discovery se advierte que harán una integración de HBO Max y Discovery Plus, además de la casi inminente integración en un futuro de CNN+.
Lo hace cuando ya abundan evidencias de que el modelo del streaming tal como está hoy podría resultar un peor negocio que la televisión de cable, que a través de los bundles entendió como hacer ingresos sin sangrar con inversiones multimillonarias.
Vix, como lo publiqué en mi colaboración con Rest of World, representará cuando menos una modernización del modo en que Televisa y Univisión entienden a sus audiencias.
Una plataforma de streaming, en contraste con la televisión convencional, permite almacenar data, ofrecer publicidad perfilada para distintos tipos de espectadores y resolver, de paso, muchos de los pain points de descubrimiento en un momento y contexto determinado detrás de la televisión de paga y satelital.
El desafío, como lo es también para todas las cadenas que aún generan ingresos por vías tradicionales, será promover un traslado de audiencias hacia digital sin que eso lleve a la canibalización absoluta.
En Televisa y Univisión aún confían en el futbol como garantía de negocio publicitario e incluso de suscriptores, pero para poder hacerlo, tendrían que sangrar los activos más valiosos de Izzi y Sky, en particular de este último, que sostiene como último eslabón los derechos exclusivos de distintos torneos.
Sin futbol, Sky vale muy poco.
Sé de buena fuente que el debate a nivel interno es grande.
Televisa sabe que necesita esos derechos para ser atractivo.
También que quien sea que se quede sin ellos pagará las consecuencias.
Con la llegada de Vix, para los usuarios habrá unos cuantos beneficios.
Mayor facilidad para consumir contenidos On Demand, idealmente una publicidad más vinculada a sus gustos y preferencias, y una plataforma tecnológica que será en términos generales la misma televisión de siempre pero con un empaquetamiento digno de esta era.
A Televisa y Univisión les toca apostarlo todo al AVOD.
Ahí tienen oportunidad de ganar, o cuando menos de modernizar ese negocio que hoy tienen en sistemas convencionales.
Hola, disculpa, qué es AVOD y SVOD?
Gracias