

Descubra más de The Muffin por Mauricio Cabrera
Televisión: ¿hasta cuándo hablará un lenguaje distinto al de los creadores?
Y por qué La Cotorrisa, uno de los podcasts más exitosos de México y Latinoamérica, fracasó durante el Mundial
Storybakers:
Llevo tiempo haciéndome la pregunta.
Cuestionándome si la televisión es como es porque así tiene que ser o sólo porque pensamos que así tiene que ser.
La televisión es hoy una plataforma que se divorcia en sus formas de expresión de todo aquello que impacta en digital.
Ahí se habla distinto a cualquier otra plataforma.
Se habla distinto a cualquier creador.
Y lo que es aún más cuestionable, se habla distinto a como habla la audiencia.
Hay tantas barreras que es frecuente ver a creadores adorados por sus fanáticos recibir críticas inéditas en cuanto intentan hacer contenido para la televisión.
Está ocurriendo con el aterrizaje fallido de La Cotorrisa en TV Azteca durante la Copa del Mundo.
La que parecía una buena idea se ha convertido en un búmeran que ha dolido tanto al propio TV Azteca como a La Cotorrisa.
Resulta sintomático porque entre las televisoras abiertas de alcance nacional es TV Azteca la que tiende a ser más relajada.
La dupla conformada por Luis García y Martinoli durante las transmisiones de la Selección Mexicana hace tiempo que estiró lo más posible la liga de lo que es posible o no dentro de la televisión mexicana.
Pero ni aún así se ha logrado que un concepto tan políticamente incorrecto como La Cotorrisa termine por encajar.
Los fanáticos de La Cotorrisa perciben sus entregas como una versión anómala de lo que siempre han sido.
En TV Azteca, Ricardo Pérez y Slobotzky aparecen más como cualquier enviado a Qatar queriendo reflejar el color de la sede mundialista.
La audiencia de TV Azteca se pregunta qué le ven de simpático a eso que están presentando a cuadro.
Ni siquiera cuando esos segmentos televisivos llegan a digital alcanzan las métricas esperadas.
Más bien lo contrario.
Los números que arrojan son los peores que se les recuerdan a creadores acostumbrados a estar en lo más alto de los charts de Spotify.
Ahora mismo se ubican como el cuarto podcast más escuchado de México.
En esta imagen los números de La Cotorrisa en el canal de YouTube de Azteca Deportes.
El video de mayor audiencia apenas supera las 40 mil reproducciones.
En esta otra imagen los resultados obtenidos por La Cotorrisa en el canal de Ricardo Pérez.
La cifra más baja es de 616 mil reproducciones.
Y eso porque lleva un día de haber sido publicado.
Los comentarios son también de contraste absoluto.
En el canal de Azteca Deportes están desactivados.
En el de Ricardo Pérez tienen más de mil comentarios promedio por video.
Entre las comunidades de fanáticos de La Cotorrisa lo que parecía prometedor terminó siendo una decepción.
Se entiende que la televisión es la plataforma familiar por excelencia.
Que su audiencia principal es de personas de cincuenta años hacia arriba.
Pero esos protocolos y formas tan propias y exclusivas de la televisión pueden ya no sólo diferenciarse de lo que ocurre en las redes sociales.
Chocan con la nueva televisión representada por YouTube o por Twitch.
Y esa nueva televisión no se consume sólo en dispositivos móviles.
Se consume a través de televisores inteligentes en los que la audiencia televisiva tradicional está a un paso de optar por YouTube o por Twitch.
Por la naturalidad antes que por el acartonamiento.
La primera reacción de quienes hacen televisión frente a lo que triunfa en TikTok o en YouTube suele ser la negación.
Advertir que eso que está triunfando no aplica para ellos por las diferencias entre plataformas.
No porque no tenga sustancia o porque no resulte interesante, sino porque utiliza palabras inadmisibles para la industria.
O porque el ritmo es demasiado acelerado.
Algunas son verdades indiscutibles.
Diferencias en tiempos y formas narrativas que habrán de seguir siendo respetadas.
Porque así como no es lo mismo grabar un podcast que hacer cine, no es lo mismo hacer televisión que publicar en TikTok.
Pero la desconexión esencial entre el modo en que la sociedad se comunica y lo que se ve en televisión está cada vez más marcada.
Los Maestros en La Jugada son otro ejemplo del contraste entre televisión y digital.
Si funcionó el concepto de Televisa es porque tuvo la fortuna de haber nacido en plataformas digitales.
Y de haber sido integrado por personalidades que no conocen los códigos de la televisión.
Los directores técnicos que integran o integraban el programa (Javier Aguirre y Nicolás Larcamón dejaron la mesa para integrarse a sus equipos) se permitieron hablar como lo hubieran hecho en cualquier contexto.
Javier Aguirre reconoció que previo al México-Argentina de Sudáfrica 2010 tuvo ganas de “mandar a chingar a su madre a todos”.
Mauro Camoranesi no se puso límites para decir que los sueños mexicanos en el Mundial eran “una mamada”.
Ricardo Peláez llevó su molestia frente a la eliminación mexicana al extremo cuando dijo que era tiempo de que el futbol mexicano “dejara de hacerse pendejo”.
Ese mismo concepto, de haber sido abrazado por la televisión desde el primer día, no habría tenido el mismo impacto.
Aún con las mismas personas, aún con la misma idea, aún con la misma temática.
Las televisoras convierten a creadores en personajes promedio de la televisión en cuanto eliminan el universo en que ese creador se desenvuelve.
No el de las redes sociales en las que publica.
Más bien ese universo creativo que el creador se ha construido para sí mismo y para su comunidad.
El mayor éxito a nivel integración de creadores de entretenimiento a un medio de comunicación no ocurrió en una televisora.
No fue Werevertumorro en Televisa y no fue La Cotorrisa en TV Azteca.
Ahí se diría incluso que ganaron los de casa.
El Capi Pérez por TV Azteca y Facundo por Televisa.
A nivel creadores nadie ha tenido tanto impacto como la colaboración de Los Hermanos de Leche con Latinus.
Una propuesta digital, hecha para digital, con el lenguaje de digital.
Siete videos publicados.
Ninguno por debajo de las cuatrocientas mil reproducciones.
El impacto de Hermanos de Leche en Latinus ha sido tanto que se ha hablado de ellos en TikTok.
El Mago Miado ha sido replicado en cuentas de usuarios comunes y corrientes.
Su intervención en el Mundial ha alcanzado la relevancia cultural de la que tanto hablo.
Sí, es una cuestión de audiencias.
Los seguidores de los creadores no ven la televisión.
Eso los convierte en cualquiera cuando aterrizan en ella.
Pero es también una cuestión de lenguaje.
De lo que se permite y de lo que no.
De lo que se aplaude y de lo que se condena.
Es llamativo que no sólo los creadores regresen despavoridos a lo suyo cada que se pasean por los estudios de televisión.
Corren también hacia digital grandes iconos de la televisión que por voluntad propia o por necesidad de transformación se convierten en parte de la Creator Economy.
En México lo han hecho periodistas de renombre como Adela Micha y Joaquín López Dóriga.
O entertainers como Yordi Rosado que están viviendo un segundo aire que supera por mucho al que antes parecía su momento estelar.
Hace unos días, la más conocida de las presentadoras de espectáculos de TV Azteca abrió su canal de YouTube y lanzó su podcast.
Prometió desde el lanzamiento que en sus espacios digitales no habría censura.
Que siguiendo su canal la gente tendrá acceso a lo que nunca se ha podido ver de Ventaneando, el programa que ella encabeza desde hace años.
Su primer invitado ha sido Ricardo Salinas Pliego.
El dueño de TV Azteca.
El multimillonario mexicano que mejor ha entendido cómo hacerse de una comunidad desde las redes sociales.
Y ni siquiera él, propietario de una de las dos televisoras más grandes de México, se percibe más cómodo en el lenguaje televisivo que en el lenguaje digital.
Aquí el contraste de sus respuestas y estilos cuando lo hace frente a Chapoy en una dinámica digital pero con aroma televisivo.
Y aquí el mood del propio Salinas Pliego cuando fue invitado por El Escorpión Dorado.
El lenguaje permitido en televisión no es ni el más cómodo ni el que mejor conecta con la audiencia.
Lo saben hasta los que han triunfado en televisión.
¿Se morirá con la suya hasta que la nueva televisión la termine arrinconando?
¿Habrá un momento de ajuste para que la televisión sea un espacio de empatía entre espectadores y quienes aparecen a cuadro?
¿O todo está bien tal como se encuentra y habrá que entender que la televisión siempre será así?
No tengo respuestas absolutas.
Sí la certeza de que hablando como habla la televisión seguirá en franca desventaja ante los creadores digitales.
Y que estos continuarán fracasando en plataformas tradicionales si no se les habilita la portabilidad de sus propios universos creativos.
Únete a los grupos de Story Baker en Telegram
Cheat Media Links and Talks: lo que tienes que saber de la industria sin tener que buscarlo en Twitter ;-)
La Podcastería: el punto de encuentro para creadores de audio con ligas, ideas y recursos.
La Creator Economy: historias y briefing diario sobre la economía de los creadores que está cambiando al mundo
News de News: Todo sobre Newsletters
Desde el metaverso: el futuro de nuestra existencia digital
Televisión: ¿hasta cuándo hablará un lenguaje distinto al de los creadores?
es un fenómeno de la televisión mexicana? o de la televisión en general?
genial este newsletter