Storybakers,
Lo dijo Ben Smith en la primer columna de su peculiar estancia dentro del New York Times: su éxito son malas noticias para el periodismo.
Y las cosas sólo han empeorado con el virtual monopolio del NYT sobre los periodistas, si bien no sobre los lectores o el periodismo.
El caso más reciente es el fichaje de Jonathan Swan de Axios, la ex-startup de noticias recién vendida a un corporativo de Atlanta en condiciones atractivas para sus socios (ya quisiera BuzzFeed), quién prefirió el prestigio de la dama gris antes que seguir siendo la estrella de su anterior medio.
Más allá de periodistas, también directivos de otros medios deciden dejar sus jugosos salarios y un staff a su cargo para cumplir sus sueños de antaño con una columna regular en el NYT.
Lydia Polgreen dejó su trabajo en la tecnológica Spotify (con sueldo de empresa de tecnología) para regresar al Times. Era la jefa de Gimlet Media, que -vale la pena decirlo- es el patito feo de los estudios de podcasts con los suecos.
Ezra Klein, que ya se había hecho a un lado como editor en jefe de Vox.com, decidió dejar su rol creativo (era productor ejecutivo de los especiales de Vox en Netflix y podcaster) para ser columnista del NYT.
Sin embargo, el que para muchos es el paso definitivo en su carrera no lo es para otros desencantados de la institucionalidad del mastodonte neoyorquino.
Así lo resumimos en nuestro último brief con tres casos emblemáticos:
El mismo Ben Smith dejó su prestigio (y sus acciones de BuzzFeed) para fundar Semafor, debido a lo restrictivo de su trabajo como columnista.
Taylor Lorenz, la periodista que cubre como pocos la Creator Economy, nunca se sintió completamente apoyada por la gerencia del NYT en su rol de reportera de tecnología, y realmente tampoco por sus compañeros de mayor edad. Ahora es columnista en el Washington Post, cuyo respaldo no deja de comparar con indirectas a la falta que tuvo en el NYT.
Kara Swisher llevó su podcast de entrevistas al NYT y acabó regresando a Vox Media (donde es accionistas y tiene Pivot, otro podcast top) para una nueva versión del mismo programa. La cofundadora de Recode ha declarado que el NYT es demasiado estático para todo lo que quería emprender, como apariciones en más medios y realizar más eventos presenciales.
Otra repatriación relevante ha sido la de Jonathan Martin y Alex Burns, dúo dinámico de los días más relevantes de POLITICO que vieron mejor sueldo y plataforma en el NYT pero en la nueva versión de su antiguo trabajo (ahora con dinero de Axel Springer) vieron mejor condiciones para regresar en cargos de mayor perfil.
Sí, el NYT quiere ser la suscripción para entretenerse e informarse (al menos la que no tiene que ver con vídeo) y ser el mega bundle junto a Wirecutter, Cooking y The Athletic.
Pero en medio de su inversión sin rival sobre periodistas, todavía hay gente inquieta como Swisher o Lorenz que buscaron algo más que un final de carrera con prestigio, sin lugar a emprendedores.
Los números felices
Los resultados del Q3 2022 del NYT indican que se superaron los 10 millones de suscriptores pagos, y un aumento de 7.5% en ingresos año contra año.
Sin embargo, cuarto contra cuarto, bajaron 1.4% desde el Q2 2022, con un aumento de costos de 5% en el mismo período.
Leemos en Press Gazette que el mayor éxito del Q3 2022 (según la CEO Meredith Kopit Levien) es el impulso al bundle, que había tenido un lanzamiento lento para integrar a los lectores que no precisamente son los más entusiastas de las noticias o el periodismo. Y es que para el Q3 2022, esperan aumento del 20% en suscripciones.
En contraste: el antiguo darling digital que la sufre
BuzzFeed, cada vez más desesperado por ser algo más que BuzzFeed.com y que realmente funcione la expansión vía Complex, tuvo otro cuarto algo decepcionante.
Lo bueno: se incrementaron 15% los ingresos año contra año, con $103 mdd, aunque en comparación al Q2 se bajaron mínimamente.
Sin embargo, el engagement con los usuarios bajó 32% año contra año, lo que quiere decir que los usuarios pasaron menos tiempo en sus diversas plataformas.
De manera anecdótica, en comparación al NYT no hay productos flamantes como The Athletic (se ha mantenido vivo al HuffPost pero ¿es relevante?) ni contrataciones atractivas.
El que fuera el medio que marcó el paso de la década pasada, ahora ni siquiera logra un titular por contratación de periodistas.
¿por qué llamar monopolio a NYT?, no es que no permita que los reporteros no trabajen en otro sitio o que sólo ellos puedan acceder a cierto talento y nadie más, la gente voluntariamente puede acceder a formar parte del Times o retirarse.
Creo que llamar monopolio es caracterizar incorrectamente algo, el NYT es aspiracional para los reporteros, tan simple como eso, muchísimos se adaptan a su forma de trabajar y son exitosos, otros no y se retiran, como en todas las industrial. Vale la pena reflexionar sobre el abordaje general de este artículo