Ahora entiendo la necesidad de desacelerar el tiempo que promueve Jorge Carrión. En tiempos actuales, los que llevan dos semanas en una red social son considerados expertos mientras los que aún no están ahí viven ansiosos en espera de poder hacerlo. Eso me ha pasado en Clubhouse, donde soy un “experto” de dos semanas. Todo por haber abierto algunos rooms, por haber invitado unas cuantas personas y por haber mostrado curiosidad. Son buenos tiempos para ser “experto”. Un poco de iniciativa y otro tanto de atrevimiento y ya se te considera de avanzada. Con esa experiencia que me avala, y también a Francisco Trejo, miembro del equipo de Story Baker, les dejo una guía de Clubhouse para principantes hecha con mucho cariño por los expertos de Story Baker en Clubhouse :)
El primer golpe de realidad fue para el reportero de calle. El atentado de las Torres Gemelas en Nueva York se convirtió en la imagen que simbolizó la consolidación del entonces llamado periodismo ciudadano, término que tiempo más tarde, ante el pleonasmo que representaba decirlo cuando millones de habitantes tenían ya una cámara móvil incrustada en un smartphone descansando en su bolsillo, quedaría en desuso.
Se habló entonces de la caída progresiva que experimentarían los enviados especiales, los reporteros rasos dispuestos a meterse en donde fuera con tal de consignar lo que la sociedad debía saber. Después de todo, por más rápido que acudieran a un lugar para consignar un breaking news, seguro que entre los testigos presenciales habría uno, dos o más celulares que captarían mejores y más oportunas imágenes. Se habló también de que el periodismo cambiaría para siempre. De que aquello representaba una oportunidad de mostrar ángulos a los que por simple ubicuidad nunca habían accedido los medios de comunicación salvo por afortunadas coincidencias en que un reportero fuera pasando por ahí justo en el momento de los hechos. Las predicciones fueron acertadas: al instante recibimos imágenes que muestran el modo en que un sismo derribó un edificio o el modo en que un Tsunami arrasó con un poblado entero. Las predicciones también acertaron respecto a que los reporteros cada vez más se quedarían en casa o en la redacción, esperando consignar y compartir el material de terceros. La tecnología provocó una disrupción al interior de las organizaciones periodísticas. Una de tantas.
Para el breaking news vinieron nuevas transformaciones. El periodista ciudadano ya no solo generaba videos que después pudieran ser replicados en medios de comunicación, sino también comentarios y opiniones en tiempo real a través de las redes sociales. Y entonces el minuto a minuto que con tanto entusiasmo hacían los medios de comunicación se convirtió en un commodity que ya nadie visitaba.
Los medios aún no terminaban de dar aviso de recibido cuando nuevas plataformas, algoritmos y transformaciones llegaron a destrozar lo establecido y a sumergirlos en un conflicto existencial del que aún no se recuperan. En ese contexto de caos, había algunos que miraban de reojo la transformación, que se inquietaban, pero que entre buenos sueldos, notoriedad y publicidad aparecían como la parte privilegiada de la industria: la televisión y sus múltiples talentos, presentadores y narradores, quienes haciendo un paralelismo con la realidad social en la pandemia equivalen a los futbolistas que encerrados en una casa con alberca gigante, jardín y millones de dólares en el banco le hablan a la sociedad sobre la crisis que están viviendo.
A la televisión se le acabaron los privilegios
Diez años después del pico más alto del periodismo ciudadano como término y novedad, nos encontramos ante la primera gran ola del que llamaré presentador o narrador ciudadano, término que nace condenado a caer en el desuso porque todos seremos potenciales narradores y presentadores sin que una televisora pueda impedir que lo hagamos.
Si somos estrictos podríamos hablar de que YouTube ya posicionó esa idea y de que el concepto al que me refiero carece de novedad dado que cualquier persona puede abrir su canal en YouTube y conducir el espacio que mejor le parezca, pero esta era tiene peculiaridades que darán otra dimensión a la creación de contenido en torno a los grandes eventos y coberturas que antes representaban la principal razón de ser de los medios de comunicación.
En los próximos años, como se puede ir palpitando a partir del hecho de que hoy para muchos Chumel Torres es más relevante que cualquier conductor de un noticiero en televisión, a los periodistas o presentadores no les será suficiente con trabajar para una televisora de alcance nacional. O adoptan estrategias de transformación o recorrerán caminos semejantes a los del periodista de calle que ha tenido que quedarse en la redacción atestiguando el crecimiento de otros. Esta vez el privilegio de la pantalla y de los grandes costos de producción no los mantendrán a salvo de la disrupción tecnológica que es también una disrupción de consumo.
Aquí las principales características que tendrá la era de los narradores y presentadores ciudadanos:
-Consolidación del en vivo en digital: como lo he explicado en newsletters anteriores sobre Clubhouse como la nueva radio en vivo empaquetada como red social, y de Twitch como la nueva televisión, será en los próximos meses y años cuando normalicemos y masifiquemos el consumo de contenido en vivo a través de digital.
Hace años que podíamos ser espectadores o creadores de nuestra propia transmisión, pero ese poder no estuvo tan acompañado por el querer, lo que sí que está ocurriendo ahora con golpes consecutivos desde Twitch, donde Nanisimo se convierte en la sensación periodística española por hacer streaming en vivo de la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, donde Ibai Llanos junta a 554 mil personas en vísperas de Año Nuevo para superar en audiencia concurrente a las principales televisoras de su país, y donde el comediante español Ángel Martín genera un matutino diario en vivo que lo ha llevado a tener más de 95 mil seguidores en su canal de Twitch.
-Televisión personal: las transmisiones que se encuentran en boga consolidan el culto a la personalidad por encima de la producción que se realice. Las nuevas audiencias, pero cada vez más audiencias generalistas, dejan de lado los formatos cuadrados y formales de la televisión para abrazar transmisiones en que se ve a un presentador ciudadano, que puede o no tener preparación relacionada a los medios de comunicación, emitiendo sus puntos de vista, contrastando información desde su computadora y no temiendo reconocer lo que no sabe o incurrir en tiempos muertos que matarían de un infarto a un productor de televisión.
En esta era el tiempo aire no cuesta, se vale dudar, bromear, tomar agua, desayunar, improvisar, lo que sea si en el camino se garantiza que la audiencia se mantenga enganchada. Importa la información, pero solo como un soporte del que se vale el presentador para ofrecer un show que informe, entretenga, haga reír o motivar a la audiencia. El qué no importa tanto como el cómo y, sobre todo, como el quién. Como dice José García Avilés, “el comunicador es el mensaje”, donde el comunicador puede ser quien sea y pasarse el tiempo que quiera junto a su audiencia, sin que haya un productor o compromisos publicitarios que se lo impidan. Mientras el presentador televisivo fue educado a partir de estructuras preestablecidas en su forma de hablar e interactuar con su público, colaboradores e invitados, para los presentadores ciudadanos lo que debe primar es la autenticidad que describe Borja Terán.
-Casa estudio: los presentadores y narradores ciudadanos no necesitan más que acondicionar un espacio en su casa para tener un set desde el cual transmitir. Es válido que se vean los sillones, que se vean vasos de colección, que se conozca todo lo que el streamer quiera mostrar de su vida personal. Es un espacio íntimo, privado, donde conviven la información que está disponible en la web, lo que sea que esté mostrando la pantalla de televisión, el host de ese show unipersonal y el público que puede dejar comentarios cuando le venga en gana. Es una plática entre amigos, una que puede ir de jugar por horas a analizar los peligros que representa Donald Trump para la democracia en Estados Unidos.
Derechos de transmisión, el último bastión está por caer
Si los grandes sucesos de información general carecen de exclusividad en derechos de transmisión, la televisión en materia deportiva ha permanecido blindada por mucho tiempo a través de ellos. Su pensamiento es, por lo general, el siguiente: “no importa qué tan bien o mal lo haga, yo tengo los derechos de transmisión y eso le gana a cualquier producto que puedan presentar”.
A la premisa no le faltaba razón. El aficionado va a donde sea que transmitan a su equipo. La narración le puede gustar más o menos, pero ese factor no será un deal breaker. Sin embargo, dos factores clave están llevando a que la exclusividad termine evaporándose, como me lo contó Joe Aboumrad, Director de Claro Sports y Marca Claro en una plática reciente para The Coffee:
1) Costos elevados: Joe me cuenta que ni para ellos ni para nadie es un buen negocio pensar en adquirir los derechos de transmisión completos de una liga de futbol, por lo que han optado por adquirir partidos en días y horas específicos, como ocurre también en la NFL, donde distintas señales emiten los juegos.
Ese mismo hecho ha llevado a Televisa y a TV Azteca a compartir los derechos de transmisión de la Selección Mexicana, lo que con frecuencia ha traído derrotas a las que Televisa no estaba acostumbrada, dado que antes los derechos de transmisión eran su barrera de entrada.
El alto costo del deporte será, paradójicamente, el que democratice la oportunidad de transmitirlo
2) Urgencia por entretener: cuando no son Bob Esponja y los personajes emblemáticos de Nickelodeon protagonizando una transmisión de la NFL, es con voces distintas, que consoliden al deporte como entretenimiento y que atraigan nuevas audiencias.
A este respecto, Joe recuerda que en algún momento Claro Sports ofreció transmisiones con narraciones específicas según el equipo al que le fuera el espectador. Televisa, por ejemplo, en sus peores momentos frente a Televisión Azteca acudió a múltiples equipos buscando elevar el rating mediante la suma de cada una de las alternativas.
Si cabe Bob Esponja en una transmisión deportiva, cabe cualquiera con una audiencia instalada.
En la misma conversación, Joe me reveló planes frustrados por la pandemia de llevar a influencers a que pudieran transmitir ellos mismos, desde su celular, eventos de los Juegos Olímpicos. No utilizando los derechos en vivo, pero sí captando desde sus dispositivos lo que ocurría. El plan, como los Juegos mismos, está en duda.
De Ibai Llanos a la narración individual de una Copa del Mundo
De Ibai Llanos puedes ver un documental de treinta minutos presentado por Domino’s Pizza, ir líneas arriba y recordar que se robó la audiencia en vísperas de Fin de Año con todo y Cristina Pedroche con la expectativa de su último vestido del año que se iba y el primero del que llegaba, revivir sus entrevistas con el Kun Agüero o Marc Gasol, donde anunció en exclusiva su llegada a los Lakers, y ahora escucharlo como narrador de LaLiga.
-A través de la Liga Casters, iniciativa creada por LaLiga para abrir un espacio a los influencers más relevantes en términos de narración en gaming, Ibai Llanos, junto a Ander Cortés, será reconocido como voz oficial y transmitirá tanto en su canal de Twitch como en el de LaLiga, además de estar presente como opción de audio en Movistar+.
-Ibai transmitirá desde su casa, en pijama. Asegura que ese fue el factor clave para aceptar firmar el contrato de vinculación con LaLiga.
-El primer juego que transmitirá como voz oficial de LaLiga será el Atlético de Madrid-Valencia de este domingo 24 de enero
-Ibai tendrá entrevistas post-partido con figuras de ambos equipos, lo que en muchas ocasiones ni siquiera las televisoras pueden tener.
¿Por qué estoy seguro que narrarás el Mundial?
El anuncio de Ibai Llanos con LaLiga es apenas el comienzo de lo que tarde o temprano ocurrirá: el hecho de que los derechos de transmisión estén accesible para todos los usuarios de una misma plataforma.
La idea no es descabellada. La escuché por primera vez de Erika Nardini, CEO de Barstool Sports, quien durante un podcast mencionó lo atractivo que le resultaba imaginar que el propio Barstool llegara a un acuerdo para que además de las narraciones habituales, su medio pudiera poner a narrar a sus distintos influencers. Cuando le pregunto a Joe al respecto, me dice que sí, que eso en definitiva va a ocurrir. ¿Cómo? Con Twitch, YouTube o una plataforma por venir que compre los derechos y que decida habilitarlos para que cualquier usuario, desde su casa, con un micrófono bueno o malo, conocido o no, pueda narrar la Copa del Mundo, conectar con su audiencia y monetizar acorde a sus niveles de audiencia.
Si a las televisoras les preocupa competir contra uno o dos competidores, les preocupará aún más competir contra los millones de narradores ciudadanos que soñamos con relatar una Copa del Mundo. Más vale prepararse para el futuro. Súmate a la era de la televisión personal.