Twitter 2.0: ¿Por qué sí puede ser el medio global multiformato?
Twitter 2.0: ¿Por qué sí puede ser el medio global multiformato?
Y cómo el híbrido entre tuits más largos y video puede crear una verdadera red multiformato
Storybakers:
Las formas opacan el fondo en Twitter.
Los medios se han volcado a consignar el mal liderazgo de Elon Musk.
A convertirlo en el gran referente de lo que no se debe hacer cuando se está al frente de una corporación.
A enfatizar todo aquello que anda mal para señalar que Twitter está peor que nunca.
Musk contribuye con sus acciones a que esa narrativa impere.
Despidió a más de la mitad de la plantilla de Twitter.
Provocó la renuncia de cientos más cuando básicamente les exigió que vivieran por y para Twitter o mejor se fueran.
Oprimió el botón de Trump que para muchos era el equivalente al botón de pánico en cuanto le permitiera su regreso.
Resta aún esperar el impacto que habrá cuando Trump se deje de niñerías y regrese como creador a una plataforma que necesita.
Se ha enfrentado con marcas que han dicho que por ahora no las veremos en Twitter.
Y sin embargo se mueve.
Twitter se mantiene como el escenario en el que se conversan los breaking news.
Es por ahora el epicentro de la conversación política y deportiva.
Es donde estalla primero aquello que ocurre en la Copa del Mundo.
La sencillez del texto provoca que Twitter aún se anticipe a TikTok.
Aunque sea en TikTok donde una publicación bien estructurada se transforma en arma de viralización masiva.
Twitter continúa siendo la obsesión de los políticos.
Y aún más de los periodistas.
Porque aunque los medios no dejan de apuntar al caos de Musk, lo hacen cubriendo la supuesta debacle de Twitter desde la propia plataforma.
Twitter a los periodistas ya no sólo les importa como el espacio en que de mejor forma pueden atender su ego.
Les importa porque el estilo de gobierno de Musk les resulta demasiado seductor como para no estar ahí.
Elon es para efectos de Twitter lo que en su momento fue Donald Trump.
O lo que López Obrador hace con sus conferencias diarias en México.
Pero más allá de las formas, el Twitter 2.0 que planea Musk puede tener éxito.
Por ahora presume que hay una cifra histórica de nuevos usuarios.
Se registran 2 millones de usuarios por día.
Asegura también que el número de minutos que los usuarios utilizan Twitter va a la alza.
Habla de 8 mil millones de minutos al día.
Quizás sin quererlo, pero lo de Musk encaja con el máximo fundamento de la Creator Economy.
Es diferente porque él no creó Twitter.
Pero es parecido porque antes que todo se está valiendo de su comunidad de seguidores o fanáticos para dictar el rumbo.
Ibai entiende que los suyos lo acompañarán al Mundial de Globos, a la Velada del Año o a la Kings League.
Mr. Beast se convierte lo mismo en Willy Wonka que en el nuevo Ronald Mcdonald a partir del impacto con su propia comunidad.
A Elon en cierto modo le ocurre lo mismo desde Twitter.
Si Tom el de MySpace se convirtió en anécdota, Elon llega a sucederlo en esa lógica de ser el gran portavoz de una plataforma social.
Se estima que será el 17 de enero cuando Elon supere a Barack Obama para convertirse en el usuario con más seguidores en Twitter.
Elon no se convierte automáticamente en una persona que te sigue o a la que sigues.
Pero tiene al día de hoy más de 120 millones de seguidores en una plataforma que cuenta con alrededor de 206 millones de usuarios activos al día.
Desde su base, Elon cuenta con un punto de partida para percibir de forma directa y humana si sus iniciativas funcionan o no.
No todos sus seguidores son fanáticos.
En esa cifra hay muchos periodistas y críticos que lo siguen sólo para estar al tanto de lo que hace.
Pero detrás de esa búsqueda de consignación sí que es posible encontrar una base dispuesta a ir a donde Elon vaya.
Y ese destino al que pretende ir Elon tiene sentido.
Habla antes que todo de crear un medio de comunicación global.
De impulsar el video.
Y de experimentar con tuits más largos.
Aquello podría parecer un contrasentido.
Hasta ahora no hemos dado con plataformas multiformato.
La más cercana podría ser Instagram.
Al consumo de imágenes le sumó las stories.
Y aquello funcionó.
Pero no ocurrió lo mismo con el video corto.
Ni siquiera TikTok ha conseguido que coexistan distintos formatos con éxito.
Pero en Twitter la gente está habituada a debatir.
A publicar un tuit en espera de que aquello se encienda tanto en retuits como en comentarios.
Como usuario en TikTok he sentido la necesidad de escribir un mensaje breve.
De redactar una idea que de ahí pudiera generar debate sin necesidad de hacer un video.
Y en Twitter sí que he sentido el deseo de explicar en video lo que de otro modo me exigiría demasiadas palabras.
Sobre el texto, Elon ha advertido que el lanzamiento de tuits de hasta mil caracteres está en su lista de pendientes.
La idea sería mostrar los doscientos ochenta caracteres actuales acompañados de una opción para ver el tuit extendido.
En su momento escribí de cómo Twitter podía conquistar los tres tiempos del texto.
Pero la llegada de Elon acabó con el interés de la plataforma por los newsletters.
El postulado podría ser el mismo.
Texto corto, medio y largo a través de distintos formatos.
El tuit regular, el tuit extendido y los hilos como manifestación más extensa.
Esas incorporaciones multiformato tendrán el añadido del futuro como empaquetamiento.
Elon pretende hacerlo por medio de la Web 3.
Desde ya se habla de la incorporación de Dogecoin a la nueva pasarela de pagos.
De la implementación de herramientas de compra-venta de NFTs dentro de Twitter.
Más allá del caos de Elon hay claridad sobre lo que se propone.
Si Twitter está peor que nunca es apenas visible para los usuarios.
Desde antes de Elon era una plataforma polarizante, en la que abundaban los discursos de odio y los bots.
A Musk le falta tacto.
No encaja con lo que se espera de un líder bajo los estándares tradicionales.
Es, por tanto, apetecible salir a destrozarlo desde los medios.
Pero quizás sea esa ruptura de molde lo que se necesitaba para que las redes sociales encuentren un nuevo rumbo.
En particular una que nunca ha funcionado como negocio.
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