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Twitter le hace daño al periodismo
Al menos eso es lo que afirma un estudio realizado por Shannon McGregor de la Universidad de Utah y Logan Molyneux de la Temple University. De acuerdo a su investigación, en la que participaron cerca de 200 periodistas, los miembros menos experimentados del grupo y los que usan Twitter de manera intensiva consideraron que tuits anónimos eran tan confiables o incluso más confiables que titulares generados por la agencia AP al momento de ser evaluados.
A la posible confusión provocada por la adopción de Twitter como una fuente confiable, se suma el estrés que provoca a los periodistas que otros estén hablando de una misma historia, lo que deriva en que que una gran mayoría de medios de comunicación generen el mismo contenido.
Los periodistas, habituados al uso de Twitter, también han caído en la que podría considerarse una publicación impulsiva, que refiere a imágenes captadas que reflejan algún tipo de malestar o postura cómica de alguien cuando en realidad no tiene nada de anormal, como ocurrió a partir de los gestos realizados por el gobernador de Texas Chris Christie durante una conferencia de prensa conjunta con Donald Trump. De inmediato, los chistes aparecieron en Twitter y los medios hicieron una historia de ellos.
El Washington Post también ha caído en el engaño de Twitter
No es casual que la resurrección de Twitter haya ido acompañada de la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Si algo disfruta Trump, y los medios que asumen Twitter como una fuente de alto valor para generar contenido, es responder a periodistas, medios y detractores desde la plataforma. Y ahí casi todos se han equivocado.
El mismo estudio recordó que más de 30 medios, entre los que se encuentran el Washington Post, Buzzfeed y NPR, dieron amplificación a tuits creados por agentes rusos que trabajaban para la “granja de trolls” que divulgó información falsa durante las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Si bien el estudio celebra que Twitter, pese a todo, permita ampliar el contacto con distintas fuentes, también ha abierto las puertas para que el periodista quiera convertirse en amigo de funcionarios, celebridades y deportistas, lo que puede derivar en que la opinión sobre cualquiera de ellos esté sesgada a partir de los intereses personales de obtener una exclusiva, una amistad o un follow.