Vivir para contarla, guía de The Guardian US para sobrevivir a la crisis
La versión estadounidense de The Guardian ha salido de terapia intensiva. Lo consiguió a partir del apoyo de sus usuarios, que hoy ya representan un 33% de sus ingresos.
El vuelve a la vida para The Guardian US no es menor. En marzo de 2017 anunciaban recorte de personal de un 30% y días más tarde una reducción de costos del 20%. Hoy, con 300 mil usuarios contribuyendo económicamente, las proyecciones apuntar a alcanzar el punto de equilibrio en el 2019.
Las medidas que le dieron vida a The Guardian US forman parte de un programa a tres años de reducción de costos, lo que incluyó pasar de ciento cuarenta a ochenta empleados y sufragar la decisión de no mudarse a un edificio propiedad de Jared Kushner, yerno de Donald Trump, por considerar un potencial conflicto de intereses y problemas con la obtención de fuentes. EL RETO: QUE LOS CONTRIBUYENTES SEAN RECURRENTES
Los desafíos no se terminan para The Guardian US. Para lograr cumplir con sus objetivos, Evelyn Webster, CEO de The Guardian US y The Guardian Australia, tendrá que revertir el hecho de que de los 300 mil contribuyentes, sólo 70 mil son recurrentes, mientras que el resto ha hecho aportaciones de una sola vez.
Según Webster, el éxito en aportaciones no está fundamentado sólo en Donald Trump, sino también en la cobertura de temas sociales como problemas ambientales y la generación de una serie editorial sobre las amenazas a territorios públicos, para la que The Guardian logró levantar 51 mil dólares en 31 horas.
A nivel global, The Guardian cuenta con 800 mil contribuyentes, pero hablando en cantidades, los usuarios de Estados Unidos aportan más de la mitad. Según Webster atiende a que los estadounidenses están más acostumbrados a dar. “El acto cultural de dar no está necesariamente vinculado a una transacción. La gente tiende a dar sin tener una expectativa de recibir algo a cambio”.