¿Donald Trump aniquiló a los Legacy Media?
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Nota del autor: ¿Pueden los canales de streaming convertirse en los grandes nuevos medios en México?
Desde Blacky Stream se han propuesto descubrirlo atreviéndose a dar el paso de ser los primeros en abiertamente intentar replicar los modelos de éxito argentinos.
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Storybakers:
La pregunta me la ha hecho un amigo a través de WhatsApp.
Lo empujó a esa interrogante este tuit que habla de cómo la audiencia de CNN se derrumbó durante la toma de posesión de Donald Trump.
Para ser justos con el contexto vale decir que Clay Travis es votante de Donald Trump.
Es también un negacionista de las vacunas del Covid-19.
Pero no por eso los datos dejan de ser ciertos.
CNN ha despedido a doscientos empleados.
Y su transmisión de la toma de posesión de Donald Trump cayó un 83% con respecto a la del 2021.
A los medios el poderío de los políticos y de los multimillonarios como grandes influenciadores de la opinión pública les ha llegado en el peor de los momentos.
Son muchos los que de por sí nunca lograron consolidarse en digital.
Son muchos los que ya en digital no han encontrado cómo hacer un negocio equiparable al de la era de los medios convencionales.
Y son muchos los que perdiendo la credibilidad que les quedaba se han quedado sin prácticamente nada.
Lo de CNN es sintomático porque ni siquiera el hombre aparentemente más capacitado para lograr una transformación ha sido capaz de enviar las señales correctas.
Desde su llegada como salvador de CNN, Mark Thompson ha esbozado planes que a cualquiera le pasarían por la cabeza.
Desarrollar un ecosistema propicio de suscripción en digital.
Y dar con la tecla con una especie de oferta de plataforma de streaming que no sea un despilfarro de dinero como el extinto CNN+ pero tampoco un icono insignificante más en Max.
En ninguno de los dos casos ha podido articular una explicación detallada de lo que vendrá.
Hoy la audiencia no está más cercana a suscribirse en digital que hasta antes de que llegara Mark Thompson.
Hoy, a pesar de esa transición definitiva y obligada hacia digital, no se entiende cuántos de los recién despedidos podrán tener cabida en una propiedad que si bien conforma uno de los sitios más visitados del mundo, carece del tipo de periodismo y de productos que se requieren para vivir de las suscripciones.
Para muchos, Mark Thompson, el hombre que marcó un antes y un después en la transformación del New York Times, está fracasando en CNN.
Lo mismo ocurre con Will Lewis.
El de este ha sido un fracaso aún más escandaloso.
En el Washington Post están más cerca de la revuelta que de la transformación.
Cuando no ha sido Will Levis el que se mete en problemas con su equipo, es Jeff Bezos compartiendo fila con Elon Musk.
El mismo que se ha encargado de destrozar a los legacy media cada que puede.
E incluso con Mark Zuckerberg, que en aras de alinearse con Trump, ha mencionado también que los legacy media representaron un sesgo nocivo para la libertad de expresión.
La excepción a la regla es el New York Times.
Si hiciéramos un paralelismo con la Streaming Wars, el New York Times juega de Netflix.
Es tan grande que ya incluso piensa en cómo aliarse con otros medios para acercarse a nuevos potenciales suscriptores.
El problema, como en la misma Streaming Wars, es que el resto dista mucho de estar a la altura.
No lo están ni CNN ni el Washington Post.
No lo está el LA Times pese a que la tragedia de los incendios algo sí que le ha dado de atención y suscriptores.
Frente a ese panorama, ¿Donald Trump sepultó a los legacy media?
Es demasiado pronto para decirlo.
Lo que sí es que en el horizonte no se ve factible que CNN o el Washington Post lleguen a ser más de lo que un día fueron.
Queda claro que sus mejores momentos ya pasaron.
Que entre más se afiance el poder de los individuos, menos poder quedará para las corporaciones.
En una era en que todos tienen una verdad, gobiernos de tres tipos se enfrentan, coexisten y conviven.
El poder político que concentra enorme influencia y recursos en unos cuantos líderes mediáticos.
El poder informativo que aún es visto como resistencia pero que va a menos.
Y el poder tecnológico que es ese que se alineó por completo a Donald Trump en su toma de posesión.
En la Media Wars, el New York Times es el ganador absoluto.
Lo es a grado tal que entre los legacy media en Estados Unidos cabe preguntarse si terminará quedando algo para el resto.
Aún sin pretender exagerar, hay que reconocer que todo indica que el resto no hará más que ir a la baja.
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