La decepción como parte de la vida. Como una posibilidad que hemos de enfrentar. Y también como un escenario al que le hemos de dar su tiempo y espacio determinado para terminar de encajar sus consecuencias. Game of Thrones nos enseña mucho de la vida. De lo que somos, de lo que deberíamos ser y de lo que deberíamos seguir haciendo. Es un espejo de nuestra sociedad. De nuestras virtudes y de nuestras carencias. Es un reflejo tan crudo que es natural querer verlo solo como una ficción más que como una realidad que, aunque menos espectacular que la de los Seven Kingdoms, ahí está. Estallándonos en la cara y pidiéndonos que la entendamos, la aceptemos y hagamos algo con ella.
Game of Thrones nos hace mejores
Game of Thrones nos hace mejores
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La decepción como parte de la vida. Como una posibilidad que hemos de enfrentar. Y también como un escenario al que le hemos de dar su tiempo y espacio determinado para terminar de encajar sus consecuencias. Game of Thrones nos enseña mucho de la vida. De lo que somos, de lo que deberíamos ser y de lo que deberíamos seguir haciendo. Es un espejo de nuestra sociedad. De nuestras virtudes y de nuestras carencias. Es un reflejo tan crudo que es natural querer verlo solo como una ficción más que como una realidad que, aunque menos espectacular que la de los Seven Kingdoms, ahí está. Estallándonos en la cara y pidiéndonos que la entendamos, la aceptemos y hagamos algo con ella.