¿Los medios son nocivos para la salud?
Naomi Osaka advierte que exposición a los medios afecta su salud mental
Storybakers:
La disputa sobre el rol de los medios ha llegado a las canchas de tenis. Si Piqué y el Kun prefieren hablar con Ibai por horas que comparecer en una conferencia de prensa con los medios, la tenista japonesa Naomi Osaka ha decidido que no hablará con los medios mientras disputa Roland Garros por el riesgo que implica para su salud mental.
El mensaje que hoy llama al debate es el siguiente:
Sus puntos principales son los siguientes:
1) La gente no muestra preocupación por la salud mental de los atletas
2) Los medios repiten una y otra vez las mismas preguntas, llevando al atleta a un estado de duda de sí mismo ante tanta insistencia en torno a un mismo tema
3) Identifica que cuando se da una derrota los medios se encargan de patear al atleta para hundirlo aún más
4) Se ríe del absurdo que, a su juicio, significa que los organizadores continúen obligando a los tenistas a acudir a una conferencia de prensa tras la culminación de cada juego bajo amenaza de ser multados, olvidando que a quien deben proteger es al protagonista del deporte, en este caso, al tenista.
Naomi cumplió lo que había anunciado y fue multada con 15 mil dólares por no comparecer ante los medios tras superar la primera ronda de Roland Garros, torneo en el que nunca ha podido superar la tercera fase. Además de la multa económica, que de concluir el torneo de esta forma representarían sanciones por 140 mil dólares, los organizadores le han advertido que de seguir incumpliendo el reglamento estaría abriéndose la posibilidad de expulsarla del torneo.
A través de Twitter, Osaka respondió:
Un día antes, la cuenta oficial en Twitter de Roland Garros había dejado clara su molestia, dado que si bien llamaba a Osaka a dialogar con ellos para aprovechar la atención que como organizadores ofrecen a los tenistas en materia de salud mental, le reprochaba su desobediencia a la rueda de prensa de rutina, con este tuit que acabaría siendo borrado.
El contexto de la negativa de Naomi Osaka a hablar con los medios
”Antes de ser una atleta, soy una mujer negra. Y como una mujer negra siento que hay temas mucho más importantes que verme jugar”, publicó en Twitter tras el asesinato de Jacob Blake producto de siete impactos de bala a manos de un policía en Kenosha, Wiskonsin. En aquella ocasión, el Western & Southern Open se detuvo por dos días en señal de luto a lo ocurrido.
Para entender la postura de Osaka ante los medios vale considerar lo siguiente:
-Osaka es una tenista de raza negra en un deporte mayoritariamente blanco
-A sus 23 años es la atleta mejor pagada del mundo con 55.2 millones de dólares generados y la deportista número 15 cuando el ranking incluye a los hombres.
-Tras utilizar siete cubrebocas con nombres distintos durante el US Open del año pasado, Osaka fue interrogada por la prensa blanca respecto al mensaje que quería enviar, y ésta reviró diciendo que ella había sido clara con su intención, que lo importante era cómo la audiencia blanca reaccionaba a ese tipo de manifestaciones
-Unas semanas después del asesinato de George Floyd, Osaka escribió un artículo en Esquire en el que explica por qué tomó la decisión de volar a Minneapolis y por qué no ser racista no es suficiente.
-Nissin, su patrocinador, tuvo que ofrecerle disculpas en 2019 tras cambiar el color de su piel en un anime promocional que aquí les muestro
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¿ En verdad debe ser obligación de los deportistas comparecer ante los medios?
A la luz de que les he compartido, nadie puede negar que Osaka ha ofrecido sus puntos de vista respecto a temas que en verdad trascienden más allá de su rendimiento personal en las canchas de tenis. Su participación en Esquire, por ejemplo, da a conocer más de un deportista que lo que pueda decir en su día a día.
De ella se sabe más que de muchos personajes. Ha editorializado sus participaciones en la cancha mediante los cubrebocas negros con nombres de las víctimas a manos de la policía, ha lanzado su propia línea de cuidado para la piel pensada para personas de color, se ha unido a llamados para detener el deporte cuando éste deja de ser importante.
En lo que a los medios respecta, hemos de considerar lo siguiente:
1) Hoy el medio no es el único punto de contacto con la audiencia: el deportista entiende que, como cualquier creador de contenido, ellos cuentan con su propia audiencia para comunicar sus mensajes.
Un deportista, vale decirlo, es también un creador de contenido, ya que a través de su performance en la cancha genera una obra que termina impactando a millones de personas.
La comunicación entre un deportista, o un creador de cualquier tipo, y su audiencia no depende en lo absoluto de la apertura o no que tenga para hablar de los medios de comunicación.
2) El 90% de las conferencias de prensa son rutinarias y reiterativas: vale decir que lo son no sólo para los deportistas, sino incluso para los periodistas. Ese protocolo en que terminando una competencia deportiva los jugadores acuden para hablar con los medios deriva en una serie de preguntas protocolarias que solo salen del guión cuando se lleva a cabo un juego importante, en cuyo caso los reporteros construyen una narrativa de épica para el que gana y de tragedia para el que pierde, lo que abona a lo mencionado por Osaka respecto al modo destructivo que adoptan los medios cuando un deportista no consigue el resultado que espera.
3) Frente al colapso de los deportistas, los medios tienden a destruir más que a construir: cuando un deportista pierde el rumbo, los medios se encargan de hacer énfasis en la caída. Consignan con imágenes y videos la actitud irresponsable que tal o cual deportista ha adoptado por la “poca madurez” o la escasa “fortaleza mental” que ha tenido para superar las circunstancias adversas que se le hayan presentado.
Cuando el medio se congratula con el deportista, si es que ocurre, es cuando éste ha sido capaz de salir por sí solo de la crisis. Entonces se le busca para contar su historia de redención, para conocer la fórmula y método que utilizó para superar los obstáculos que se le presentaron.
4) El deportista impulsa su libertad como persona, los medios buscan mantener la idea del deportista como figura ejemplar: la narrativa anterior a las redes sociales posicionaba a los deportistas como una especie de súper humanos que eran responsables de transmitir mensajes y conductas positivas en todo momento. En cuanto un deportista era captado acudiendo a una fiesta o divirtiéndose sin que importara mayormente el contexto, se hablaba de una ruptura con lo que un deportista debía ser.
Cuando emergen las redes sociales, los deportistas entienden que, salvo por las implicaciones que puedan tener ciertas incorrecciones políticas con sus patrocinadores, ellos son libres de construir una audiencia a su gusto y estilo. Desde las redes sociales defienden causas en las que creen, dan a conocer su vestimenta, su estilo de vida y hasta sus formas de divertirse sin que tengan que vivir atados a la narrativa que los medios históricamente les habían ordenado.
Los deportistas, como los creadores de contenido, consideran que deben ser libres de decidir dónde estar y dónde no, cómo presentarse y cómo no. La libertad del deportista para emitir sus mensajes ha destruido de forma directa la relevancia del medio como un interlocutor con su audiencia.
5) ¿En verdad el negocio se afecta? Para responder a esta pregunta hace falta un análisis que estaremos trabajando en El Míster, el newsletter deportivo de Story Baker. De momento, el principal pilar sobre el que puede recaer la obligatoriedad de que un deportista acuda a una rueda de prensa al término de un partido radica en la relevancia que para ese torneo en el que está participando tiene el que se hable de él en el mayor número de ventanas posibles y que se entreguen los beneficios suficientes para que los dueños de los derechos de transmisión tengan el mayor material posible de los protagonistas.
Vamos, que un torneo existe no solo por lo que se produce en la cancha, sino también por lo que sus protagonistas puedan decir en momentos icónicos. Y quizás desde la óptica de negocio, y en pocas aristas más, el deportista debe seguir obligado a comparecer ante los medios dado que a cambio recibe cuantiosos ingresos.
Cuando el medio se congratula con el deportista, si es que ocurre, es cuando éste ha sido capaz de salir por sí solo de la crisis. Entonces se le busca para contar su historia de redención, para conocer la fórmula y método que utilizó para superar los obstáculos que se le presentaron.
6) Los medios, en estricto sentido, son observadores de la historia. Relatan lo que está ocurriendo en el momento. Informan. Y antes era suficiente con eso, pero vale preguntarnos si quizás sea tiempo de hacernos responsables de lo que provocan nuestros contenidos, en particular en casos en que se trata de una historia personal que no está directamente relacionada al bienestar social, rubro en el que, por ejemplo, políticos y gobernantes sí que tienen responsabilidad, y por ende, obligación de rendir cuentas.
¿Tus contenidos le hacen bien a tu audiencia y a quienes los protagonizan?
Escalemos la conversación. Pensemos ahora en que no se trata de una deportista incómoda ante lo que los medios le puedan preguntar o ante el modo en que cubren su carrera sino de la responsabilidad que posiblemente debamos asumir al publicar un contenido. Si analizamos el contexto, reconoceremos que son muchos los jugadores sociales que han debido aceptar responsabilidades que antes parecían no corresponderles o no representar una prioridad.
Hoy grandes empresas de alimentos y bebidas han de preocuparse no solo por vender mucho y saber bien, sino también por lo que sus productos provocan en la gente. Si bien Coca no ha dejado de ser Coca y Mcdonald’s no ha dejado de ser Mcdonald’s, sí que han debido asumir responsabilidades, transparentar los componentes nutricionales de sus productos y advertir a sus consumidores sobre el riesgo de consumirlos en exceso. Las marcas de ropa aún trabajan, ya sea por convicción o por así convenir en estos tiempos, en identificar oportunidades para evitar que el fast fashion continúe acelerando la destrucción del planeta. Los bancos, además de seguir ofreciendo créditos, desarrollan productos para que aprendas finanzas personales. ¿Será que falta esa misma conciencia en los medios, tanto en el modo en que contamos las historias como en lo que éstas provocan en la audiencia?
Aquí algunos datos que valen la pena considerar:
-Durante los primeros meses de la pandemia, la Universidad de California documentó en la revista Health Psychology que la sobreexposición a los medios podía representar tanto la sensación de riesgo para la salud como aumentar el estrés, sobre todo en un momento en el que no existían bases científicos para entender ni el alcance ni la cura de la misma.
-En ese mismo contexto, la Organización Mundial de la Salud alertó sobre la infodemia, refiriéndose a ella como el exceso de información que además carecía de bases científicas en un momento en el que la gente buscaba respuestas.
-Años después de los atentados del Maratón de Boston, Alison Holman, Dana Rose Garfin y Roxane Cohen Silver del Proceedings of the National Academy of Sciences publicaron un estudio titulado "El papel de los medios en la transmisión del estrés agudo después de los atentados del maratón de Boston". En él, aseguran que aquellos encuestados que siguieron la cobertura mediática por seis o más horas tuvieron 9 veces más probabilidad de desarrollar un cuadro de estrés alto comparado con quienes no se expusieron de más a los medios de comunicación.
-En este tenor, el periodismo positivo se ha convertido en tendencia tras un trabajo conjunto entre periodistas y psicólogos positivistas que arrojó como resultado una marcada tendencia de los medios a cubrir los aspectos más negativos de las historias, lo que de forma natural lleva a construir una visión de la vida pesimista, apocalíptica y que deriva en estrés y ansiedad para la audiencia. Lo analizo aquí con Alfredo Casares, fundador del Instituto del Periodismo Constructivo, que toma alguna de sus bases en el periodismo positivo.
Los medios de comunicación, queramos o no, somos parte de la vida emocional de una persona. En un mundo en el que se busca transparentar lo que provocan cada uno de los consumos y actividades que hacemos, valdría la pena añadir niveles de reflexión a lo que producimos y a lo que presentamos a la audiencia. Hemos de asentar cada vez más la idea de entender el valor “nutricional” de nuestros contenidos, tanto por la calidad de lo que estamos ofreciendo como por la cantidad y las consecuencias de las que debamos hacernos responsables.
Naomi Osaka ha llegado a una conclusión que vale la pena guardar: “prefiero hacerme de una opinión propia en vez de dar por cierta la historia que me cuentan los medios”. Por el bien del negocio, que necesita de los protagonistas, y por nuestro rol en la sociedad, parece buena idea permitir que los lectores formen sus opiniones en vez de dictarles cómo deben pensar con posiciones extremas que no hacen más que polarizar entre lo blanco y lo negro, entre lo bueno y lo malo. Hemos de aceptarlo: sí podemos ser nocivos para la salud.