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¿Qué pasará después de que la IA destruya la nota informativa?

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Operación Salida estrena cuarta temporada; La Kings World Cup Clubs supera 102M de espectadores; Univision y TUDN USA tendrán transmisión alternativa; 60.1M de visualizaciones para Squid Game 3

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Mauricio Cabrera
jul 02, 2025
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¿Qué pasará después de que la IA destruya la nota informativa?
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Nota del autor:

El día de hoy será realizado el primer envío de StorIA, la marca de contenido de Story Baker enfocada en la inteligencia artificial y su impacto en los medios, el periodismo y el entretenimiento.

La primera entrega consistirá en una hoja de ruta que muestra los términos clave que a mí parecer constituyen el futuro de los medios en la era de la inteligencia artificial.

Para suscriptores pagos, se sumará una versión en audio generada con NotebookLM, acceso a un chat exclusivo, descuento en workshops, y charlas y reportes exclusivos, así como acceso al archivo de publicaciones.

¡Gracias por hacer StorIA!

StorIA
Contenidos, medios, periodismo y entretenimiento en la era de la inteligencia artificial
Por Mauricio Cabrera

Storybakers:

La pregunta es necesaria.

La industria habría de planteársela con seriedad.

Los periodistas habrían de invertir su tiempo y energía en descifrarlo antes que seguir parapetados en su cerrado concepto respecto a lo que son y no son.

Para su tranquilidad, o quizás para su resignación, no es una interrogante exclusiva de las redacciones.

Preguntarse qué pasará después de que la inteligencia artificial elimine el valor de una de sus actividades más elementales ocurre también en las aulas.

En las redacciones, la pregunta es qué pasará una vez que la inteligencia artificial destruya el valor de la nota informativa.

En las aulas, la pregunta que se hacen los académicos es qué pasará una vez que la inteligencia artificial destruya la escritura de ensayos por parte de los alumnos.

Caben, en el medio, cuestionamientos parecidos.

¿Hasta dónde es válido que un periodista firme un trabajo realizado en buena medida por la inteligencia artificial?

¿Hasta dónde es válido que un alumno presente un trabajo generado con inteligencia artificial?

¿Lo que antes era percibido como trampa o plagio ahora debe ser entendido como una práctica común?

En The New Yorker profundizan en el tema estudiantil.

En Sintetika, newsletter especializado en el análisis del futuro, hicimos lo propio.

Sintetika by Imagen
Lo que la IA exhibe no es la trampa, sino la obsolescencia
👋 Hola…
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14 days ago · Sintetika

Hablamos ahí de cómo el foco no tendría que estar tanto en la prohibición como en la adaptación a los nuevos tiempos.

Este párrafo es particularmente aleccionador en su aplicación al periodismo.

La pedagogía moderna fue diseñada para el siglo XX: clases estandarizadas, exámenes de opción múltiple, originalidad entendida como ausencia de copia, conocimiento como acumulación de datos.

El modelo premia la obediencia del protocolo, no la creatividad. Valora la memoria, no la construcción de sentido.

Los estudiantes de hoy no viven ahí. La cultura digital les enseñó otra cosa: la información no es un fin, sino un insumo.

Se corta, se remezcla, se adapta, se transforma… y se hace meme. La autoría, en ese entorno, no siempre es individual ni lineal. Se parece más a una red que a una firma.

Para Audrey Watters, “la historia de la tecnología educativa es más una historia de control que de liberación.”

La defensa fundamentalista del conocimiento como propiedad puede terminar por inhibir la creatividad que se suponía debía fomentar.

Juguemos a sustituir.

El periodismo moderno fue diseñado para el siglo XX: notas comoditizadas, narrativas template, originalidad entendida como ser el primero en publicar aunque de poco sirva, el éxito entendido como producción en volumen.

Seguimos:

El modelo premia el apego a los usos y costumbres, no la creatividad ni la diferenciación al contar historias. Valora la información, no la construcción de sentido a través de la especialización y la narrativa.

Los usuarios de hoy no viven ahí. La cultura digital les enseñó otra cosa: la información no es el diferenciador, es el modo en que se cuenta esa historia. Es lo que se hace con ella.

La información se cura, se remezcla, se adapta, se transforma… y se convierte en explicación y contextualización. La autoría, en ese entorno, no pasa por ser el primero en tener una nota. Se parece más a una obra de autor que a un breaking news dado a conocer por quien ha tenido la fortuna de estar ahí.

La defensa fundamentalista de la información como propiedad periodística puede terminar por aniquilar el alcance al que se suponía que el periodismo debía aspirar.


En ese mismo envío, líneas abajo, redactamos (dirijo dicho newsletter junto a Alejandro Fuentes), un par de líneas que impactan de nuevo en la línea de flotación del periodismo.

El hecho: el problema no es que los estudiantes usen IA, sino que el examen de dos instituciones clave en México no sabe cómo lidiar con algo que la IA puede resolver.

Así de obsoletos se ven los medios empeñados en que su futuro, e incluso su presente, dependa enteramente de la generación de volumen tanto en producción como en consumo.

Así de obsoletos se ven los periodistas que continúan pensando que la mejor forma de aprovechar su tiempo es acudiendo a conferencias en las que no obtendrán ninguna exclusiva.

O escribir con sus propias manos una nota que en realidad ya ha sido escrita por miles de medios de comunicación.

Al menos en la academia, es el sistema el que está en contra de que los estudiantes utilicen la inteligencia artificial como herramienta para hacer en minutos lo que antes les hubiera llevado horas.

En ese caso, los estudiantes empujan el cambio.

Evidencian que por más vigilancia que haya, el verdadero filtro de calidad y conocimiento no tendría que pasar por quién ha hecho y quién no, sino por cuánto de esa información con la que ha interactuado se ha convertido en parte de su ser.

Para contextualizarla, para aplicarla, para quedarse con algo más que una información memorizada cuya relevancia morirá una vez que apruebe el examen.

Más lamentable es el caso de las redacciones.

Porque ahí, aunque el propio sistema comienza a demandar una transición hacia el periodismo conversacional y hacia la conversión de los periodistas en una suerte de súper-editores, son muchos los que se aferran a seguir siendo lo que siempre han sido.

A todos ellos no les espera más que un despertar en forma de desempleo.

Su orgullo es su principal sentencia.

Porque el contexto se encarga de construir las realidades que los medios no podrán seguir negando.

Ante la comoditización de la nota informativa, el que más sufrirá es el periodista de a pie.

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Ese que siempre se ha considerado a sí mismo como el más valioso por estar en la calle, por perseguir la historia, por siempre andar orgullosamente con grabadora y libreta en mano.

El problema para ellos, como para los que aún piensan que un estudiante tendría que pasar horas enclaustrado en una biblioteca para hacer un resumen, es que ahora la diferenciación y las exclusivas (aunque sea a través de ángulos o perspectivas más que de un qué desconocido), están más cerca de producirse frente a un ordenador que esperando a que un futbolista dé cinco minutos de declaraciones.

En los años por venir, el rol de columnista se fusionará con el de los redactores.

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Hasta antes de esta revolución, se reservaba el espacio como columnistas a quienes tuvieran, de acuerdo a criterios siempre subjetivos, la reputación, la calidad y la imagen para presentarse como especialistas de determinado sector.

Dejando de lado el texto, las redes sociales abolieron esa distinción.

El qué se mezcló con el “yo pienso”.

La opinión con la información.

Puede que el resultado de ello sea negativo.

Pero es que es la única alternativa de diferenciación cuando todos cuentan con el qué.

Y, como ocurre con la problemática de las aulas, lo ideal es tener a periodistas con la capacidad de convertir ese conocimiento adquirido (información) en historias, ángulos y productos únicos y memorables.

No importa si los juicios morales de los periodistas los llevan a pensar que son ellos los únicos que están bien, la inteligencia artificial acabará, salvo en poquísimas excepciones, con el valor de la nota informativa.

El futuro del periodismo no pasa por saber cómo redactar o presentar una nota informativa.

Pasa por lo que cada marca personal sea capaz de hacer con ella.

Igual que los estudiantes con el conocimiento.

El problema no es la “trampa” que habilita la inteligencia artificial, es la obsolescencia.

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Creo, cuento y analizo historias y medios. Hice @juanfutbol.Ahora, @storybaker_. Tengo un podcast y un newsletter. Hago contenido. Contacto: maca@storybaker.co
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